"No me canso nunca"
Fino como una loncha de jam¨®n serrano, Paulo Assun??o (V¨¢rzea Grande, Brasil; 29 a?os) enga?a en las distancias cortas. Detr¨¢s de su trato exquisito, de la lectura cotidiana de los Salmos y de su cuerpo fibroso y longil¨ªneo se esconde uno de los destructores m¨¢s valorados de Europa. Tanto que durante meses el vestuario del Oporto llor¨® la marcha del pivote defensivo al Atl¨¦tico, al que lleg¨® tras rescindir unilateralmente su contrato. "Era el punto de equilibrio del equipo, una hormiguita que no paraba de trabajar los 90 minutos", le alaba todav¨ªa Jesualdo Ferreira, el t¨¦cnico del campe¨®n portugu¨¦s.
Pregunta. Sus compa?eros valoran su capacidad para destruir el juego rival con una sonrisa.
Respuesta. De vez en cuando tengo que hacerlo porque a veces atacamos demasiado y nos pillan a la contra. Por eso conviene interrumpir el juego, para evitar disgustos innecesarios, aunque procuro no dar patadas porque los dem¨¢s jugadores tambi¨¦n tienen familia. Prefiero empujarles. Es m¨¢s limpio e inteligente y el resultado es el mismo: cortar una situaci¨®n de riesgo. No entro con maldad. La mala intenci¨®n no casa con las ense?anzas de Dios.
P. Al Atl¨¦tico le hace falta una buena dosis de fe.
R. La fe tienes que tenerla porque las personas sin fe no hacen nada. Despu¨¦s de un mes tan complicado, empezamos a ver la luz. Estamos con la cabeza bien erguida. En Valencia demostramos de lo que somos capaces.
P. Ese partido fue una locura. ?Cu¨¢ntos kil¨®metros recorri¨®?
R. Unos 12, lo normal, pero lo que de veras me sorprendi¨® es que cuando llegu¨¦ a casa y me pes¨¦ hab¨ªa perdido tres kilos. ?Tres kilos! Habitualmente, peso unos 66, pero, bueno, perd¨ª muchos l¨ªquidos. Ya volver¨¢n. Yo no me canso nunca. Y, si lo hago, recupero fuerzas comiendo pollo, pasta o una buena feijoada.
P. Tanto trabajo para que la defensa del Atl¨¦tico sea la m¨¢s goleada de la Liga.
R. Estamos mejor de lo que parece o de lo que dicen los resultados. S¨ª, hemos recibido 13 goles, pero, en serio, creo que nos ha tocado pasar una mala racha.
P. Brasil exporta centrocampistas defensivos de gran nivel.
R. El f¨²tbol ha cambiado tanto... Hace no mucho pens¨¢bamos s¨®lo en atacar y defendernos con unos cuantos. Pero los tiempos modernos te exigen de distinta manera y ahora, para tener el mando de los encuentros, necesitas a gente con mi perfil. S¨¦ que tengo que aportar seguridad, un orden, para que Ag¨¹ero o Forl¨¢n puedan golpear.
P. ?Ocupa su posici¨®n por inter¨¦s personal o por obligaci¨®n?
R. Sucedi¨® en el Palmeiras, cuando ten¨ªa 15 a?os. Yo jugaba m¨¢s adelantado, de volante por la banda derecha, pero el entrenador habl¨® conmigo. Y ah¨ª me qued¨¦. Para siempre.
P. ?A?ora subir m¨¢s?
R. ?Yo me siento muy bien jugando de volante! A la que puedo subo un poquito, pero siempre, antes que nada, el equipo tiene que tener controlado el partido. De lo contrario, no me muevo de mi puesto. Lo primero son las obligaciones. Llevo mucho tiempo ejerciendo de pivote como para dejarme llevar. Me he encomendado ser igual que C¨¦sar Sampaio, que tambi¨¦n jug¨® en el Palmeiras. ?C¨®mo le¨ªa los partidos, la t¨¢ctica! Se multiplicaba. De los de ahora me gusta Gattuso.
P. ?C¨®mo ve al Oporto de ahora y al que les elimin¨® en marzo?
R. Son dos equipos diferentes. Espero que noten la marcha de Lucho Gonz¨¢lez y Lisandro. Pero, aun as¨ª, no han perdido la base. Est¨¦ quien est¨¦, el Oporto siempre marca, siempre sale a la contra aprovechando la verticalidad de Hulk...
P. A su antigua afici¨®n no le hizo ni pizca de gracia su marcha. ?Da muchas vueltas a las amenazas que sufri¨®?
R. Lo pasado... pasado est¨¢. No me gusta hablar de eso. A la salida de un entrenamiento, se acercaron cinco personas a hablar conmigo. Me dijeron que, si no renovaba mi contrato, perder¨ªa una de las piernas de un disparo en la rodilla. Acud¨ª a una comisar¨ªa, les denunci¨¦ y no les volv¨ª a ver. Quiero pensar que ni siquiera eran seguidores de verdad. El resultado ya se ve: rescind¨ª mi relaci¨®n con el Oporto, de acuerdo con la ley Webster de la FIFA.
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