M¨¢s que dudas
Los Presupuestos, volcados en el gasto social, renuncian a cambiar el patr¨®n de crecimiento
Los Presupuestos Generales del Estado para 2010 presentados ayer en el Congreso por la vicepresidenta Elena Salgado presentan, adem¨¢s de la anunciada subida de impuestos que procurar¨¢ una recaudaci¨®n adicional de m¨¢s de 11.500 millones, un esqueleto del gasto volcado definitivamente hacia la protecci¨®n social, dirigida a prestar apoyo a los colectivos afectados por la crisis. Nada menos que el 51,6% del gasto consignado se destinar¨¢ a estas pol¨ªticas, con especial atenci¨®n a las prestaciones por desempleo (30.600 millones, el 58% m¨¢s que en 2009). El aumento del gasto social se hace compatible con un recorte del gasto p¨²blico del 3,9%, raz¨®n por la cual la vicepresidenta defini¨® los Presupuestos como "austeros". El balance final prev¨¦ un d¨¦ficit del 5,4% del PIB.
Esa proyecci¨®n de d¨¦ficit no es muy veros¨ªmil. En parte porque el presupuesto de ingresos es muy voluntarista (prev¨¦ un aumento del 21%). Es probable que este a?o el d¨¦ficit supere el 10% del PIB (hay quien teme que se deslice hasta el 12%), y para creer en una reducci¨®n de m¨¢s de cinco puntos habr¨ªa que suponer que, adem¨¢s de una subida razonable de los ingresos, se corregir¨¢n algunos de los desequilibrios econ¨®micos que aumentan el gasto, con el desempleo en cabeza. No hay razones para suponer que tales mejoras se producir¨¢n. Es cierto que en la contenci¨®n del d¨¦ficit se juega el Gobierno buena parte de la credibilidad ante los mercados y que el peso del servicio de la deuda no debe convertirse en un lastre m¨¢s de la recuperaci¨®n econ¨®mica prevista a partir de 2011. Pero tambi¨¦n es cierto que la deuda de Espa?a es de las m¨¢s bajas de entre los pa¨ªses desarrollados y que ah¨ª hab¨ªa cierto margen de recorrido.
No obstante, donde el presupuesto muestra todas las incoherencias de la actual pol¨ªtica econ¨®mica es en la incapacidad de conjugar el gasto social, irreprochable y defendible desde cualquier punto de vista, con las pol¨ªticas activas para combatir la recesi¨®n de la econom¨ªa. El gasto p¨²blico se reduce, pero, por desgracia, lo hace bajando la inversi¨®n p¨²blica (la inversi¨®n real cae casi el 10%), y la inversi¨®n en Investigaci¨®n y Desarrollo, la famosa I+D+i, desciende m¨¢s del 3%. Era casi un axioma del Gobierno que el recorte necesario del gasto no iba a afectar a la inversi¨®n productiva ni a la investigaci¨®n en tecnolog¨ªa, porque son los ejes sobre los que iba a pivotar el cambio de patr¨®n econ¨®mico. La d¨¦bil defensa del Gobierno se apoya en que habr¨¢ m¨¢s inversi¨®n p¨²blica financiada con deuda; pero incluso as¨ª, uno de los pilares de la recuperaci¨®n apenas logra alcanzar los recursos dispuestos en 2009.
As¨ª pues, el presupuesto apenas contiene medidas indiscutibles; una, la supresi¨®n de los 400 euros de devoluci¨®n fiscal, aunque su eliminaci¨®n contradice la recomendaci¨®n del G-20 de mantener las medidas de est¨ªmulo hasta que se recupere el empleo. Pero s¨ª refleja con precisi¨®n dos fracasos graves de la pol¨ªtica econ¨®mica. El primero es la incapacidad administrativa para reducir el fraude fiscal. Seg¨²n la estimaci¨®n m¨¢s prudente, la econom¨ªa sumergida en Espa?a equivale al 20% del PIB y no ser¨ªa descabellado aspirar a que cada a?o se obtengan unos 15.000 millones por la persecuci¨®n de dicho fraude.
El segundo fracaso es que el Gobierno no ha sido capaz de aprovechar la oportunidad de la recesi¨®n para reformar la estructura del gasto p¨²blico en profundidad. El recorte del gasto en el presupuesto de 2010 es cosm¨¦tico y hace m¨¢s da?o a la inversi¨®n que al gasto corriente. Aunque Salgado asegure que estos Presupuestos "sientan las bases de la recuperaci¨®n econ¨®mica", lo cierto es que apenas garantizan un discurrir mediocre de la econom¨ªa durante 2010. Y hay m¨¢s que dudas razonables sobre si no suponen una preocupante marcha atr¨¢s en las expectativas de cambiar el patr¨®n de crecimiento.
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