Sin fe, sin f¨²tbol, sin nada
El Atl¨¦tico vuelve a inventarse un ejercicio de impotencia y cae ante el Oporto
Ante un rival que no es un dechado de virtudes, pero cuyo f¨²tbol resulta estomagante, el Atl¨¦tico escribi¨® ayer el segundo cap¨ªtulo de su testamento en la Liga de Campeones. Lo hizo como es su costumbre, despreciando el buen juego. Tuvo oportunidades, contadas; a ratos domin¨®, pocos ratos, pero se fue diluyendo presa de un Oporto que juega mal (aunque lo hace de memoria) y de su propia impotencia. Excusas hay, por supuesto, que las bajas golpearon duro al Atl¨¦tico hasta el punto de que su entrenador tuvo que improvisar una defensa con cuatro centrales. Pero no sirven. Porque este equipo, estos jugadores, no han podido perderlo todo, el toque, las ideas, la calidad, la autoestima, todo menos la verg¨¹enza.
OPORTO 2 - ATL?TICO 0
Oporto: Helton; Fucile, Rolando, Bruno Alves, Pereira; Belluschi, Costa (Guar¨ªn, m. 68), Meireles; Mariano Gonz¨¢lez (Valeri, m. 90), Falcao (Far¨ªas, m. 89) y Hulk. No utilizados: Beto; Miguel L¨®pez, Maicon y Sapunaru.
Atl¨¦tico: Roberto (De Gea, m. 25); Ujfalusi, Juanito, Pablo, Perea; Jurado (Reyes, m. 80), Assun??o, Cleber Santana, Sim?o (Maxi, m. 70); Forl¨¢n y Ag¨¹ero. No utilizados: Antonio L¨®pez, Sergio Rodr¨ªguez, Rub¨¦n P¨¦rez y Sinama Pongolle.
Goles: 1-0. M. 75. Falcao remata de tac¨®n un pase de Hulk. 2-0. M. 82. Rolando aprovecha un rechace tras un remate de cabeza de Bruno Alves al palo.
?rbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonest¨® a Assun??o y Perea.
Unos 45.000 espectadores en el estadio Do Drag?o.
De Gea, de 18 a?os, sustituy¨® en la meta al lesionado Roberto a los 25 minutos
Arranc¨® el Atl¨¦tico con esa abulia y esa falta de ideas que le caracterizan. Y asustado, adem¨¢s. La culpa la tuvo Hulk, que se midi¨® a Perea una vez, y le arras¨®; se midi¨® otra, y le tritur¨®; se midi¨® una tercera, y le destroz¨®. Bolt contra un alev¨ªn era aquello.
Sangraba el Atl¨¦tico por su costado izquierdo, donde Sim?o, que estaba porque as¨ª lo dicen los papeles, opt¨® por no echar un cable, mientras gobernaba el partido el Oporto, aunque sin llegar con lucidez a la porter¨ªa rival, sin que nadie pusiera r¨²brica a los env¨ªos del imparable Hulk.
Y ante la duda, Forl¨¢n. Y como el Atl¨¦tico ten¨ªa, y tiene, dudas para aburrir, pues no es de extra?ar que su mejor arma atacante, el mejor goleador que fue la pasada temporada del planeta, se convirtiera en el ide¨®logo del equipo, en su cerebro, apostado en el centro del campo, en la derecha, tan lejos de su territorio natural. S¨®lo Forl¨¢n, tan participativo como espeso, lograba que el Atl¨¦tico entrara en contacto con el bal¨®n. A la tarea se encomend¨® tambi¨¦n Jurado y ello sirvi¨® para que el Oporto frenara su ¨ªmpetu inicial. Se encontr¨® el Atl¨¦tico con la primera ocasi¨®n, un regalo de Tom¨¢s Costa, que despej¨® tan mal que le dio el bal¨®n a Ag¨¹ero, por entonces, y siempre, un n¨¢ufrago en el ataque. El Kun chut¨® desde lejos y Helton rechaz¨® con apuros.
No jugaba a nada el Atl¨¦tico, pero tampoco el Oporto, que dej¨® de encontrar a Hulk. En ¨¦stas, que Roberto golpe¨® de mala manera una cesi¨®n de un compa?ero. Se toc¨® el muslo, fue asistido en la banda y en la porter¨ªa sigui¨®. Medio minuto tard¨® un compa?ero en volverle a ceder la pelota. Ya que estaba tocado, pues qu¨¦ mejor idea que lesionarle del todo. Eso ocurri¨®, una rotura fibrilar. Y como Abel se retir¨® hace tiempo, bajo los palos tuvo que colocarse De Gea, de 18 a?os, el reserva del reserva, en cuyo curr¨ªculum no figuraba ni un minuto con el primer equipo en partido oficial. Ni ¨¦l pudo evitar la derrota.
Fue plana la primera parte, aguantando el Atl¨¦tico en defensa, gracias a un enorme Pablo y sin pasar de la orilla un Oporto sin m¨¢s argumentos que los arrebatos de Hulk. Estaba el partido para el Atl¨¦tico a la vuelta del descanso, con Ujfalusi lanzando abajo para que Helton rechazara, con Juanito cabeceando un cent¨ªmetro alto aquel c¨®rner. Estaba el partido para el Atl¨¦tico cuando, de golpe, le invadi¨® la oscuridad.
Perdi¨® el bal¨®n, el norte, el criterio (el poco que ten¨ªa). Una falta lejana lanzada por Bruno Alves, que De Gea rechaz¨® con habilidad, despert¨® al Oporto. Y tanto le despert¨® que le convirti¨® en la marabunta. El joven portero sac¨® abajo el chutazo de Valeri, puso los pu?os en el zapatazo de Belluschi, incluso rechaz¨® con el pie el mandoble de Hulk. Hasta ah¨ª lleg¨®. En esa jugada, el bal¨®n lleg¨® al propio Hulk, que cedi¨® atr¨¢s para que Falcao se inventara un taconazo de museo. Fue gol. Hundido estaba el Atl¨¦tico cuando lleg¨® el cabezazo picado de Falcao, el poste que lo escupe, el bal¨®n que se pasea y Rolando que mete el pie. Y se acab¨®. Era la puntilla para un Atl¨¦tico que ha perdido la fe, el gui¨®n, la pegada y la gracia. Y como el f¨²tbol lo perdi¨® el siglo pasado, pues derrotado est¨¢. Bien derrotado, adem¨¢s.
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