Estados Unidos acude pesimista y prudente
Estados Unidos se sienta hoy por primera vez en la mesa de negociaciones con Ir¨¢n con muy pocas esperanzas de encontrar un acuerdo y firmemente decidido a impulsar sanciones de castigo si el r¨¦gimen isl¨¢mico no abre su programa nuclear a la inspecci¨®n internacional. Pero, al mismo tiempo, Washington se resiste a renunciar por completo a la v¨ªa del di¨¢logo y tratar¨¢ de ser muy cuidadoso para no romper el fr¨¢gil consenso internacional recientemente logrado contra Teher¨¢n.
La Administraci¨®n de George Bush ya envi¨® a un representante, en calidad de oyente, a la ¨²ltima reuni¨®n entre Ir¨¢n y las seis potencias internacionales. ?sta es la primera ocasi¨®n en que el emisario norteamericano -el secretario de Estado adjunto para Asuntos Pol¨ªticos, William Burns- participa con plenas facultades.
Al pedirle un pron¨®stico sobre este encuentro, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, admiti¨® recientemente su pesimismo. Estados Unidos necesita respuestas claras que los negociadores iran¨ªes no parecen dispuestos a dar. No sirven esta vez vagos compromisos que pudieran ser interpretados como una treta de Ir¨¢n para ganar tiempo en sus ambiciones armament¨ªsticas. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, confirm¨® ayer que ese pa¨ªs tiene que facilitar "acceso irrestricto" a sus instalaciones nucleares.
EE UU acude a esta cita m¨¢s presionado y m¨¢s autorizado que nunca para ser exigente. El reconocimiento de una segunda planta nuclear iran¨ª obliga al Gobierno norteamericano a actuar en¨¦rgicamente y, al mismo tiempo, le da argumentos para que los otros cinco pa¨ªses que participan en las negociaciones (China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania) respalden con m¨¢s convicci¨®n su pol¨ªtica. Esto exige a la Administraci¨®n moverse con mucha delicadeza. Por un lado, Barack Obama necesita el control internacional sobre Ir¨¢n, no s¨®lo para tranquilizar a Israel y a los conservadores dom¨¦sticos, sino para evitar el escenario catastr¨®fico al que se llegar¨ªa si el r¨¦gimen isl¨¢mico desarrolla armas at¨®micas.
Apoyo de Rusia y China
Al mismo tiempo, la presi¨®n sobre Ir¨¢n tiene que ejercerse de forma que China y Rusia, ambos con fuertes intereses estrat¨¦gicos y econ¨®micos en ese pa¨ªs, no encuentren excusas para bajarse del tren de las sanciones.
Por todo ello, la voz de las autoridades norteamericanas suena hoy relativamente m¨¢s prudente que la de sus aliados occidentales. Mientras fuentes de los servicios secretos brit¨¢nicos alertaron ayer de que el r¨¦gimen iran¨ª est¨¢ actualmente investigando sobre armamento nuclear, el espionaje estadounidense insiste en que Teher¨¢n abandon¨® ese proyecto en 2003 y, probablemente, no lo ha reanudado. Israel y Alemania no comparten el criterio de Washington, y Francia sospecha tambi¨¦n que Ir¨¢n oculta m¨¢s de lo que se sabe.
Aunque el Gobierno israel¨ª pide abiertamente amenazar a Ir¨¢n con acciones militares y el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, advirti¨® la semana pasada en Pittsburgh que ninguna opci¨®n debe de ser descartada, Obama quiere insistir de forma convincente en la v¨ªa diplom¨¢tica. El secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, es un detractor de la opci¨®n militar y ha sostenido en p¨²blico que quedan, al menos, un par de a?os hasta que Ir¨¢n represente una amenaza grave para Israel.
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