Moci¨®n de censura presupuestaria
En su art¨ªculo del domingo pasado, ?ngel Laborda se refer¨ªa a que oto?o es ¨¦poca de previsiones econ¨®micas, ya que constitucionalmente el Gobierno tiene que enviar a las Cortes el proyecto de ley de Presupuestos Generales, que no es sino una previsi¨®n de los ingresos y gastos del Estado, que tiene que descansar en una predicci¨®n previa sobre lo que se espera que sea la marcha de la econom¨ªa del pa¨ªs en el marco de lo que se espera tambi¨¦n que sea la marcha de la econom¨ªa mundial, en general, y la de nuestros socios comerciales m¨¢s pr¨®ximos, en particular. Dado el peso que tiene el pron¨®stico gubernamental, no puede resultar extra?o que tambi¨¦n en oto?o se hagan vaticinios econ¨®micos por parte de organismos econ¨®micos tanto p¨²blicos como privados.
La improvisaci¨®n no ha funcionado mal. Estamos mal, pero pod¨ªamos estar peor
Laborda terminaba su art¨ªculo con un gesto de humildad muy poco frecuente. "En abril de 2008, cuando se solicit¨® por primera vez la previsi¨®n de PIB para 2009, los analistas pens¨¢bamos que ¨¦ste iba a crecer nada menos que un 2.1%. Si no fuera porque no hay otros mejores, ya nos habr¨ªan despedido a todos". No fue el Gobierno exclusivamente el que se equivoc¨® en sus vaticinios econ¨®micos en la elaboraci¨®n de los Presupuestos de 2009, sino que fueron todos los organismos econ¨®micos, p¨²blicos y privados. La crisis econ¨®mica no la vio venir pr¨¢cticamente nadie y la intensidad de la misma provoc¨® un desconcierto generalizado. De ah¨ª que no pueda dejar de resultar sorprendente el reproche dirigido en especial al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de haber improvisado en la definici¨®n de su pol¨ªtica frente a la crisis. Una vez que hab¨ªan fallado estrepitosamente todos los c¨¢lculos y que la realidad a la que se ten¨ªa que hacer frente no se parec¨ªa en nada a la predicha, ?quedaba alguna alternativa distinta de la improvisaci¨®n? Durante un a?o se ha estado improvisando, en Espa?a y en todas partes, con un ¨²nico objetivo: reducir el alcance de la crisis para evitar una cat¨¢strofe de proporciones incalculables.
La impremeditaci¨®n no ha funcionado mal. Estamos mal, pero pod¨ªamos estar mucho peor. Y han sido los gobiernos, todos los gobiernos en general, y el espa?ol en particular, los que han conseguido con su pol¨ªtica econ¨®mica pegada al d¨ªa evitar que ahora estuvi¨¦ramos en una situaci¨®n inmanejable. No han sido los Gobiernos los que han generado la crisis y s¨ª han sido ellos los que han evitado el colapso del sistema y los que han posibilitado que ahora nos estemos planteando c¨®mo entrar de nuevo en la senda del crecimiento econ¨®mico y de la creaci¨®n de empleo.
Quiere decirse, pues, que las previsiones econ¨®micas para 2010 se est¨¢n haciendo en unas condiciones completamente distintas de las de 2009. Aunque habr¨¢ que esperar para comprobarlo, no parece aventurado afirmar que el grado de fiabilidad de los pron¨®sticos para este pr¨®ximo a?o es muy superior a las que tuvieron las del a?o pasado. Los Presupuestos de 2009 fueron irreales, porque se hicieron con base en unas conjeturas escandalosamente err¨®neas. ?se no parece que sea el caso este a?o.
En consecuencia, carecer¨ªa de justificaci¨®n que el debate pol¨ªtico y parlamentario sobre el proyecto de Presupuestos de 2010 se desarrollara en los mismos t¨¦rminos en que se desarroll¨® el del a?o pasado, cuando nadie sab¨ªa, nadie pod¨ªa saber con la informaci¨®n de la que se dispon¨ªa, cu¨¢les iban a ser los ingresos y gastos del Estado y, por lo tanto, el debate era un debate en el vac¨ªo. Hab¨ªa una situaci¨®n de emergencia a la que hab¨ªa que hacer frente como se pudiera y despu¨¦s ya se ver¨ªa. Este a?o no. Seguimos en una situaci¨®n de emergencia, pero de menor entidad y ahora todo el mundo est¨¢ en condiciones de definir una pol¨ªtica presupuestaria. De ah¨ª que no resulte justificable que en el debate no se produzca una contraposici¨®n de pol¨ªticas que hagan visibles las alternativas para salir de la crisis.
Llegado el caso, ser¨ªa perfectamente comprensible que se hiciera uso incluso de la moci¨®n de censura, con la finalidad de que el principal partido de la oposici¨®n dispusiera del tiempo suficiente para explicar al pa¨ªs cu¨¢les ser¨ªan los Presupuestos con los que, en su opini¨®n, Espa?a recuperar¨ªa la senda del crecimiento y de la creaci¨®n de empleo. La reacci¨®n del PP tras conocerse el proyecto de Presupuestos creo que puede calificarse, sin incurrir en exageraci¨®n, como moci¨®n de censura. ?Por qu¨¦ no la formaliza?
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