Descorazonados
Los argumentos de Madrid para albergar los Juegos no han podido frente al im¨¢n de Lula
Finalmente es Brasil. No ha bastado la apasionada y competente presentaci¨®n por Madrid de su candidatura a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016. Ni la emotiva intervenci¨®n de Juan Antonio Samaranch, 89 a?os, pidiendo a sus colegas un nuevo gesto hacia Espa?a, casi un cuarto de siglo despu¨¦s. En las calles, al filo de las siete de la tarde, millones de personas ya cre¨ªan que el milagro ser¨ªa posible.
La corazonada no se ha cumplido y Madrid tiene que lamentar por segunda vez, y probablemente definitiva, no haber sido elegida. Los responsables de la candidatura han hecho un trabajo convencido y concienzudo, que se ha visto reflejado en Copenhague -Madrid fue la ciudad inicialmente m¨¢s votada- y ha permitido acariciar razonablemente el sue?o hasta el ¨²ltimo minuto. Y el Gobierno y las instituciones han puesto la carne necesaria en el asador para conseguir que la capital exhibiera los aros ol¨ªmpicos. No representa un desdoro, en cualquier caso, haber perdido ante una ciudad como R¨ªo, icono no s¨®lo de una naci¨®n, sino, en parte, de todo un continente. Y ha sido finalmente el presidente brasile?o el que mejor ha llegado con sus argumentos a los miembros del Comit¨¦ Ol¨ªmpico. Lula da Silva dijo con raz¨®n que cre¨ªa llegada la hora. Ni su pa¨ªs ni ning¨²n otro de Am¨¦rica del Sur han albergado nunca unos Juegos. Una vez eliminada Chicago, los votos fueron masivamente a R¨ªo.
El gran premio para Brasil llega por a?adidura a su organizaci¨®n, en 2014, de la Copa del Mundo de f¨²tbol. Los Juegos Ol¨ªmpicos ser¨¢n para el gigante suramericano una oportunidad ¨²nica de consolidar definitivamente su creciente papel, arrollador en algunos casos, en asuntos no s¨®lo regionales. Antes de que fuera anunciada p¨²blicamente, Lula ya consideraba la eventual victoria de R¨ªo como un pulso personal ganado a Barack Obama. Los Juegos ser¨¢n los primeros para una parte del mundo en la que cada vez m¨¢s el l¨ªder brasile?o es visto como el hombre pragm¨¢tico capaz de reflejar a la vez la ebullici¨®n del nuevo poder y de equilibrar algunas de sus fuerzas antag¨®nicas. Para Lula, que deja el cargo el a?o pr¨®ximo, el ¨¦xito de ayer representa la coronaci¨®n de un segundo mandato que finaliza en medio de una enorme aprobaci¨®n popular.
Muy diferente ha sido el caso de Chicago. La fugaz visita del presidente estadounidense a Copenhague ha tenido m¨¢s de tr¨¢mite que de aut¨¦ntico fervor para que el COI otorgara la organizaci¨®n de los Juegos a su ciudad. La desilusi¨®n estadounidense es, en cualquier caso, m¨¢s sentida que la de Tokio. La capital japonesa aspiraba a unos segundos Juegos, pero s¨®lo la mitad de sus habitantes los quer¨ªa de verdad. Pese a la presencia del primer ministro, Yukio Hatoyama, en Dinamarca, Jap¨®n ha pasado de puntillas sobre su candidatura. Tokio se enter¨® de su eliminaci¨®n de madrugada, en medio de la indiferencia de sus habitantes.
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