Versos de asfalto para las Masas
Fito Cabrales echa chispas. Quer¨ªa ejercer de buen anfitri¨®n, pero las circunstancias no favorecen las florituras. Estamos en plena Semana Grande de Bilbao, y el plan original debe ser desechado: pretend¨ªamos recorrer los lugares que le vieron crecer, abrir la espita de los recuerdos. Con la ciudad en fiestas, pasear por el casco viejo resulta un incordio. Ahora mismo, pasadas las tres de la tarde, el problema es comer. A este bilba¨ªno de 1966 se lo llevan los demonios: "Tantos a?os con la milonga de que Bilbao debe ser ciudad de servicios, y en la semana que vienen m¨¢s visitantes
chapamos los restaurantes".?
Terminamos en el coso de Vista Alegre, rodeado por restaurantes de decoraci¨®n taurina, hoy repletos. Pero estar con Fito tiene sus ventajas: enseguida nos preparan una mesa al aire libre. Eso supone que, cada pocos minutos, Fito debe levantarse para hacerse fotos y firmar aut¨®grafos. Acepta el acoso sin refunfu?ar: "Peor ser¨ªa que no me reconocieran. Si yo hubiera podido saludar a Rory Gallagher [el guitarrista y cantante], me hubiera gustado que me tratara bien".
Nadie mete mano en mis letras. Hablo en primera persona: son mis sentimientos y los expreso lo mejor que puedo
La oficina de Fito se llama Last Tour International y tiene su base en un pol¨ªgono industrial de Basauri. Con sus 800 metros cuadrados, supera en dimensiones a muchas discogr¨¢ficas tradicionales y no se notan las ansiedades de la crisis. Last Tour organiza festivales (Azkena, BBK Live) y tambi¨¦n la carrera de Fito & Fitipaldis. Uno de los orgullos de Fito es su autosuficiencia profesional. Funciona como empresa en sus conciertos, nada de actuaciones subvencionadas, "no tenemos que besar el culo al alcalde".
Ayuda el hecho de que su anterior disco, Por la boca vive el pez (2006), haya cosechado un ¨¦xito sin precedentes en estos tiempos de crisis. Casi medio mill¨®n de copias vendidas, 152 semanas en listas, y meses y meses llenando plazas por toda Espa?a. Antes de que cuente diez, el disco que acaba de publicar, prosigue el exitoso camino: ha colocado unas 50.000 copias en su primera semana.
As¨ª, Fito se puede permitir caprichos personales, como sumar para la pr¨®xima gira a Lichis, de La Cabra Mec¨¢nica. Fito explica la conexi¨®n: "Cuando empezaba con Fitipaldis le llamamos para que cantara. ?ramos peque?itos y La Cabra triunfaba. Pero se apunt¨® enseguida. Esas cosas no se olvidan".
fito firm¨® el pasado a?o unas memorias, Soy todo lo que me pasa, donde hace balance de unos a?os vertiginosos. "Crees tener tu vida en la cabeza, y para nada. Deb¨ª mirar las fechas de mis discos para ordenar lo que me pas¨®. Demasiado alcohol y speed; hay temporadas que se me borraron totalmente". Carece de nostalgia respecto al grupo primigenio, Platero Y T¨²: "?ramos una banda de juerga, de borrachera. Y ya no ejercemos". Para Fito, Platero representa una etapa superada, la banda como aventura vital.
Ahora, Fitipaldis se nutren de excelentes m¨²sicos mercenarios. Aqu¨ª existe una contradicci¨®n: "Se les pide que formen banda, aunque la realidad es que est¨¢n contratados. Deben ser amigos, ojo, que uno no se chupa un a?o de gira si no hay buen rollo". ?Ya no hay sexo, drogas y rock and roll? "Sexo, s¨®lo entre nosotros [risas]. Ya no sales cada noche en plan destroyer, esperando que te ocurran muchas cosas. Adem¨¢s, no es igual actuar ante 300 que ante 15.000 personas. En un polideportivo, tocar con resaca es un problema que afecta a las 60 personas que forman el equipo de la gira".
Continuamos con las paradojas: el aire bilba¨ªno es t¨®rrido, pero Fito lleva una chupa de cuero viejo. Su novia puntualiza: "Si te descuidas, se va a la cama con la cazadora. ?Y no por morbo!". Pero en un nuevo tema canta: "Qu¨¦ necesario es el rock and roll, qu¨¦ prescindible es el cuero". No hay incongruencia, explica: "Eso se lo dir¨ªa yo a un chaval de 15 a?os que quiera hacer rock. Que no confunda m¨²sica con pose. Me encanta Keith Richards, pero no ese folclor que le rodea. Muchos m¨²sicos copian su actitud, pero no escuchan a los negros en que se basan los Rolling Stones".
Ejercer de solista supone un cambio brutal, seg¨²n Fito. "Cuando est¨¢s en un grupo, dejas pasar cualquier chorrada. Pero en tu disco te lo piensas m¨¢s. Va m¨¢s all¨¢ de que bailen tus canciones y coreen tus estribillos; lo que planteas es: 'Quiero que me entiendas, que me aceptes tal como soy.' Es un deseo de fundirse con los oyentes. Aunque pocas personas compartan tu obsesi¨®n. Ese efecto cojonudo que tanto te ha costado grabar, luego resulta que el 99,99% de los oyentes ni se ha dado cuenta". Uno sospecha que el artista no siempre se dedica a la alquimia de transformar vida en canciones. Que donde pudo haber verdad doliente, finalmente impera el oficio. "Me encontr¨¦ con Sabina y se quejaba de lo que cuesta una buena letra; le respond¨ª que ¨¦l no parec¨ªa tener problemas para escribir, con sus versos para Intervi¨² y dem¨¢s. Me respondi¨®: 'Eso es oficio, las canciones son otra cosa'. Tienes que emocionarte con las canciones, sean verdad o mentira. No me vale lo del oficio".
Exhibe Fito ese orgullo del artesano que defiende tozudamente todo lo que firma. "Nadie mete mano en mis letras. Hablo en primera persona: son mis sentimientos y los expreso lo mejor que puedo, aunque no me salga poes¨ªa de la mejor calidad. En la m¨²sica, s¨ª creo en la colaboraci¨®n. Llevas las canciones al estudio para que puedan crecer, incluso en longitud. Paso de que las canciones tengan una duraci¨®n est¨¢ndar para la radio. Me siento c¨®modo siendo un fen¨®meno marginal, ajeno a los grandes medios. Mejor que me descubran por el boca a boca, en vez de que alguien machaque tu m¨²sica".
Dispara conscientemente contra muchos t¨®picos que circulan sobre el rock. "Es seguro que hay genios, pero importa m¨¢s el trabajo que el talento. Grab¨¦ este nuevo disco con Pete Thomas y Andy Hess, que participan en cientos de discos, desde Elvis Costello a Tina Turner. No funcionan en piloto autom¨¢tico: de ma?ana, en el estudio, cuando yo iba a desayunar, ya estaba Pete tocando su bater¨ªa sobre las maquetas, prepar¨¢ndose para la grabaci¨®n. Conviene que la inspiraci¨®n te pille caliente".
A estas alturas no se considera ning¨²n superdotado. "Conozco a gente con m¨¢s arte que yo, pero que nunca despegar¨¢n. El problema es que son... vagos. Les gusta vivir tranquilos y no quieren viajar, no se sacrifican por tocar. Es una opci¨®n respetable, pero luego no me vengas llorando".
Se reconoce en el vicio del perfeccionismo. "Aunque eso suena feo aplicado al rock. Mi teor¨ªa es que, si tuviera seis meses para grabar un disco, los usar¨ªa enteros. Con Platero, hac¨ªamos un disco en una semana y tan contentos. Ahora es un mes en el estudio, sin contar el tiempo para las maquetas. Te metes en una din¨¢mica que te atrapa, es puro deleite y las horas vuelan. Pero, tal como van las ventas, igual ya no podr¨¦ permitirme tanto tiempo". Tiene prisa por volver a la faena de montar la pr¨®xima gira. Nos despedimos y me quedo en el aeropuerto, haciendo tiempo. Al lado, un par de mochileras tambi¨¦n prefieren el bochorno exterior. Una de ellas desenfunda una guitarra y empieza a cantar Rojitas las orejas, la confesi¨®n del Fito enamorado. Ver¨ªdico.
'Antes de que cuente diez' ha sido editado por DRO. Fito & Fitipaldis inician gira en Santander el 6 de noviembre.
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