Irlanda da un vuelco a favor de Europa
El 's¨ª' al Tratado de Lisboa se impone en casi todas las circunscripciones - La dependencia econ¨®mica de la UE refuerza el voto del pragmatismo
Irlanda vot¨® ayer no s¨®lo con el coraz¨®n caliente, sino con la cabeza fr¨ªa, y aprob¨® de manera arrolladora en refer¨¦ndum otorgar un mandato a su Gobierno para que ratifique el Tratado de Lisboa. El voto favorable super¨® todas las expectativas y alcanz¨® el 67,1% en el conjunto del pa¨ªs, frente al 32,9% que vot¨® no. La alta participaci¨®n, del 59%, seis puntos m¨¢s que el a?o pasado, legitim¨® a¨²n m¨¢s la victoria del s¨ª. En junio de 2008, los irlandeses hab¨ªan rechazado el texto con un 53,4% de noes.
Ahora quedan los obst¨¢culos de Polonia y Rep¨²blica Checa. El presidente checo promueve hacer descarrilar el tratado.
El vuelco de ayer fue tan espectacular que en algunas zonas de Dubl¨ªn el s¨ª roz¨® el 80%. En la circunscripci¨®n de Dubl¨ªn Suroeste, donde el a?o pasado se contabiliz¨® el porcentaje m¨¢s alto de noes de todo el pa¨ªs con un 65%, ayer los s¨ªes supon¨ªan casi seis de cada 10 votos. El no, que en 2008 gan¨® en 33 de las 43 circunscripciones electorales de Irlanda, ayer s¨®lo se impuso en dos de ellas, las que conforman el condado de Donegal, en el extremo noroeste de la Rep¨²blica, y apenas por unos cientos de votos.
La victoria del 's¨ª' se ha producido pese al Gobierno y no gracias al Gobierno
El Taoiseach (primer ministro irland¨¦s) Brian Cowen cant¨® victoria a las dos y media de la tarde (una hora m¨¢s tarde en la Espa?a peninsular), cuando ya se hab¨ªan escrutado m¨¢s de un tercio de los votos y la victoria del s¨ª era imparable. Ya a primera hora de la ma?ana el ministro de Exteriores, Michael Martin, hab¨ªa dado por hecho el triunfo y los partidarios del no hab¨ªan aceptado su derrota. "Hoy es un gran d¨ªa para Irlanda y es un gran d¨ªa para Europa", proclam¨® Cowen, triunfal en el contenido pero moderado en las formas. La victoria del s¨ª dif¨ªcilmente le va a dar respiro en sus problemas internos y en cierto modo se ha producido a pesar del Gobierno m¨¢s que gracias al Gobierno, en un pa¨ªs en el que todos los grandes partidos parlamentarios, excepto el Sinn F¨¦in, apoyaban la ratificaci¨®n: un gran porcentaje de partidarios del no hab¨ªan dejado claro antes de la votaci¨®n que en realidad se opon¨ªan m¨¢s al Gobierno que al Tratado y que quer¨ªan la victoria del no para forzar la marcha de Cowen.
Al final se ha impuesto el pragmatismo por encima de todo: Irlanda, y en especial su econom¨ªa, est¨¢ tan vinculada a la Uni¨®n Europea que a los irlandeses les ha acabado pareciendo demasiado arriesgado provocar una nueva crisis de credibilidad de la construcci¨®n europea. Sobre todo porque la principal v¨ªctima de esa crisis pod¨ªa haber sido la propia Irlanda. Es significativo, por ejemplo, que empresas norteamericanas de la talla de Intel y Microsoft se hayan sumado activamente a la campa?a a favor del Tratado de Lisboa. Es una manera de recordarles a los irlandeses que, aunque se han instalado en su pa¨ªs porque Irlanda posee una fuerza de trabajo educada, flexible y anglohablante, el verdadero objetivo de su presencia en la isla es llegar al mercado interior europeo. Es decir, Irlanda es importante para esas empresas en la medida en que forma parte de la UE.
As¨ª lo vino a reconocer ayer el Toaiseach Cowen al proclamar la victoria del s¨ª. "Hoy hemos hecho lo adecuado para nuestro futuro. El futuro de Irlanda est¨¢ en Europa. Somos mejores si estamos juntos". "En un d¨ªa como hoy hay que darle el cr¨¦dito por la victoria al pueblo irland¨¦s", a?adi¨® el primer ministro. "Irlanda est¨¢ preparada para crecer y prosperar junto a Europa. El voto de hoy nos ayudar¨¢ a conseguir el objetivo com¨²n de empujar a Irlanda hacia la prosperidad y el futuro", concluy¨® Cowen.
Los partidarios del no admitieron temprano la derrota, pero no siempre de buena gana. "Ha sido una victoria muy convincente", acept¨® Declan Ganley, l¨ªder del grupo antieuropeo Libertas. "Por supuesto, estoy decepcionado. Creo que hemos cometido un error", se lament¨®, y acus¨® a la campa?a del s¨ª de haber recurrido al voto del miedo al conectar el tratado con el empleo y la econom¨ªa.
Pero eso es algo que tambi¨¦n ha hecho la campa?a del no y en particular el grupo C¨®ir, cuyos carteles denunciando que la ratificaci¨®n del Tratado de Lisboa acabar¨ªa llevando el salario m¨ªnimo a 1,84 euros la hora han provocado gran controversia. "La gente se dar¨¢ cuenta muy, muy pronto, de que dec¨ªamos la verdad", insisti¨® ayer el portavoz del grupo, Richard Greene.
El diputado del Partido Socialista Joe Higgins atribuy¨® la victoria del s¨ª a "una coalici¨®n sin precedentes con mucho dinero formada por el establishment pol¨ªtico, los grandes negocios, la gran mayor¨ªa de le prensa escrita y las autoridades de la Uni¨®n Europea". En realidad, la misma coalici¨®n que fue incapaz de ganar hace ahora 15 meses, cuando el no se impuso en el primer refer¨¦ndum.
Con el s¨ª de Irlanda al Tratado de Lisboa ya s¨®lo quedan por salvar los obst¨¢culos de Polonia y la Rep¨²blica Checa para entrar en vigor. Los polacos se han comprometido a ratificar el tratado si as¨ª lo hac¨ªan los irlandeses, pero no ocurre lo mismo con los checos: su presidente, Vaclav Klaus, se ha aliado con los conservadores brit¨¢nicos para hacer un ¨²ltimo intento por descarrilarlo a pesar de que tanto el Gobierno como el Parlamento checo ya han dado el visto bueno a la ratificaci¨®n y esta s¨®lo depende de la firma de su euroesc¨¦ptico presidente.
Klaus ha forzado un recurso judicial para intentar frenar la ratificaci¨®n y dar tiempo a los conservadores brit¨¢nicos, que en las elecciones de mayo o junio pr¨®ximo probablemente volver¨¢n al poder.
El l¨ªder conservador brit¨¢nico, David Cameron, se ratific¨® ayer en su prop¨®sito de hacer todo lo posible para parar el Tratado. "Quiero dejar claro que no va a cambiar nuestra pol¨ªtica en Europa. Los conservadores no vamos a cambiar de pol¨ªtica hasta que el Tratado est¨¦ en vigor. Y a¨²n no ha sido ratificado por checos y polacos", record¨®. "He dicho repetidamente que queremos que haya un refer¨¦ndum . Si el Tratado no ha sido ratificado por todos los Estados miembros y no ha entrado en vigor cuando se celebren las elecciones, si somos elegidos convocaremos un refer¨¦ndum sobre el Tratado, daremos a conocer la fecha de la consulta durante la campa?a electoral y lideraremos la campa?a a favor del no", a?adi¨® ayer, desafiante. Los conservadores brit¨¢nicos jam¨¢s convocaron ning¨²n refer¨¦ndum para ratificar los tratados que negociaron cuando ellos estaban en el poder, a pesar de que la mayor¨ªa introduc¨ªan cambios much¨ªsimo m¨¢s profundos en el movimiento de integraci¨®n europea que el Tratado de Lisboa.
La posici¨®n de Cameron obedece a la l¨ªnea dura antieuropea que adopt¨® cuando optaba a liderar a los tories, para conseguir el apoyo de los sectores que pod¨ªan ver con recelo la llegada de un pol¨ªtico que proclamaba renovaci¨®n y centrismo. Cameron se comprometi¨® incluso a sacar a los tories del gran partido conservador europeo, el Partido Popular Europeo. Pero para cumplir esa promesa se tuvo que acabar aliando con formaciones euroesc¨¦pticas del Este de Europa sospechosas por sus posiciones racistas.
Esa beligerancia antieuropea de Cameron puede acabar volvi¨¦ndose contra ¨¦l. Por un lado, porque puede resucitar la vieja guerra civil entre pro europeos y antieuropeos que tanto socav¨® al Partido Conservador en sus ¨²ltimos a?os en el poder a finales de los ochenta y primeros noventa.
Y, quiz¨¢s a¨²n m¨¢s importante, porque si los brit¨¢nicos acaban siendo llamados a las urnas para pronunciarse sobre un Tratado que en realidad apenas supone nuevas cesiones de soberan¨ªa, la consulta puede acabar convirti¨¦ndose en un refrendo de la pertenencia o no del Reino Unido a la UE. Y eso son ya palabras mayores porque puede ocurrir como en Irlanda: cuando el verdadero voto ha sido s¨ª o no a Europa, los irlandeses han dado un s¨ª rotundo.
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