Colesterol institucional
Perm¨ªtanme iniciar la columna de hoy con un ejemplo tomado de la vida corriente: un an¨¢lisis de sangre revela que tenemos el colesterol (el malo) muy alto. Hasta aqu¨ª nada fuera de lo habitual, ni nada que no pueda tratarse con, adem¨¢s de los medicamentos oportunos, una dieta razonable y una buena higiene de vida. Pero qu¨¦ pensar¨ªamos si, frente a esa anal¨ªtica, nuestro m¨¦dico nos dijera que no tom¨¢ramos las pastillas, que no hici¨¦ramos m¨¢s ejercicio, que no cambi¨¢ramos nuestros h¨¢bitos alimenticios, que no nos pusi¨¦ramos a dieta. O que esos cambios los emprendi¨¦ramos a largo plazo. Es posible, aunque poco probable, que pens¨¢ramos que nuestro m¨¦dico es una persona generosa, un santo que no quiere que renunciemos a nuestros placeres, por muy grasos que estos sean. Pero lo m¨¢s seguro es que nos entrara la duda, m¨¢s bien la inquietud, por lo original de esa receta, por lo que escapa al sentido com¨²n -del com¨²n de los m¨¦dicos y tambi¨¦n de los mortales-, a la sabia regla que dicta que cuando uno tiene el colesterol por las nubes debe ponerse a dieta de inmediato, porque prorrogar la situaci¨®n puede revelarse grave o fatal.
Perm¨ªtanme ahora deslocalizar este ejemplo tan b¨¢sico y trasladarlo a un asunto pol¨ªtico. Porque se acaban de hacer p¨²blicas las conclusiones del proceso de reflexi¨®n Gipuzkoa+20, puesto en marcha por la Diputaci¨®n guipuzcoana para definir los retos de futuro del territorio, y en el que han participado expertos de las cuatro universidades vascas, de Gipuzkoa Aurrera, de las Juntas Generales o de Eusko Ikaskuntza, entre otros. Sus conclusiones, contenidas en el documento Diagn¨®stico estrat¨¦gico de Guip¨²zcoa, se?alan que el entramado institucional del territorio es "altamente complejo" y sufre de una "elevada densidad". Hasta aqu¨ª nada sorprendente; convivimos a ojos vista, no s¨®lo en Guip¨²zcoa sino en el resto de los territorios, con una multiplicaci¨®n institucional y competencial que superpone gestos y gastos administrativos, lo que lejos de facilitar la gesti¨®n p¨²blica, la dificulta cuando no la desaprovecha por fragmentaci¨®n. En fin, que, por seguir con el ejemplo inicial, este documento es como una anal¨ªtica que se?ala que nuestro colesterol institucional est¨¢ demasiado elevado.
El diagn¨®stico no es lo que sorprende -el sobrepeso de nuestra Administraci¨®n es evidente-, sino la temporalidad de la receta contenida en ese informe, sus plazos. El documento considera "imprescindible que en los pr¨®ximos a?os se someta a reflexi¨®n y debate social el modelo institucional y competencial". ?Por qu¨¦ tan tarde? ?Por qu¨¦ "en los pr¨®ximos a?os"? Con un diagn¨®stico tan claro y rotundo, y en medio de una crisis que exige el aprovechamiento m¨¢ximo de los recursos, ese debate sobre la agilizaci¨®n de nuestro entramado institucional deber¨ªa abrirse ahora mismo. Con el saludable objetivo de que nuestras instituciones se pusieran a una dieta competencial rigurosa, cuanto antes.
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