Guindo
Me gustan los Juegos Ol¨ªmpicos y me hubiera hecho gracia que ganara Madrid. Pero esto no me impide ver lo que los JJ OO tienen de montaje, de inmensa y mentirosa voluta publicitaria. Por ejemplo, el olimpismo dice fomentar la salud de mente y cuerpo, cuando lo cierto es que la competencia de ¨¦lite es hoy tan brutal que rompe f¨ªsica y ps¨ªquicamente a los deportistas, con dopaje o sin ¨¦l. En cuanto al supuesto internacionalismo ol¨ªmpico, la derrota de Madrid ha sido celebrada con frenes¨ª por los diversos nacionalistas de este pa¨ªs. Aunque esto no es culpa de los JJ OO, sino de la tradicional mentecatez tribal celtib¨¦rica. Los Juegos, en fin, edulcoran y fingen y exageran. Son como un spot televisivo pero a lo bestia. Un anuncio magistral, porque miles de millones de humanos nos lo tragamos. Nos creemos siquiera por un momento el sue?o que vende, olvidando que, por detr¨¢s, est¨¢ el mismo juego de siempre, los grupos de poder, las marruller¨ªas y las estrategias.
Y no estoy hablando de sobornos. No hace falta pagar para comprar un voto. Los votos se ganan haciendo circular la sombra de tus intereses, la presi¨®n de tus camarillas. As¨ª funciona todo en el mundo, desde la asamblea municipal del pueblo m¨¢s peque?o a los premios Nobel. ?O acaso creen que el Nobel lo ganan los mejores? Enti¨¦ndanme: no estoy diciendo que todo sea corrupto en este planeta, sino que todo est¨¢ mediatizado, quiz¨¢ inevitablemente, por el entrechocar de los diversos grupos de poder. Que, por suerte, en una democracia son numerosos. En las dictaduras, al tirano le basta se?alar con el dedo. En las democracias, se cuecen y recuecen las influencias. Los delegados de Madrid dicen tener la sensaci¨®n de haber sido enga?ados por el presidente del COI. Venga ya: ?acaso vosotros no hab¨¦is estado moviendo vuestras piezas, como todos? Decir algo as¨ª es como caerse de un guindo.
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