Los Mossos dan con una pista de la leona huida en Tarragona
Se alimenta de las gallinas muertas que acumula el contenedor de una granja ubicada a unos cinco kil¨®metros de La S¨¦nia (Tarragona). Es la ¨²nica pista sobre una leona que han avistado hasta cinco vecinos de la localidad en Tarragona y Castell¨®n, pero que no asoma el morro cuando se trata de la veintena de efectivos y los dos helic¨®pteros que rastrean la zona desde el pasado s¨¢bado.
La Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra, la Polic¨ªa Local y el Cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat (CAR) no atisbaron ni una huella del animal. Anoche, el CAR cerc¨® el contenedor que presuntamente sirve de alimento al felino, un cubo a rebosar de moscas y pollos a medio descomponer en el que dos personas vieron alimentarse a la leona en la noche del lunes. Los agentes llevan una c¨¢mara t¨¦rmica y dardos narc¨®ticos, pero tambi¨¦n balas de plomo. La premisa es intentar capturar viva la presa sin que a nadie le tiemble el pulso ante el m¨ªnimo riesgo.
El CAR, que coordina el operativo, conf¨ªa en que la captura de la leona aporte alguna pista sobre su procedencia. Los agentes ya han rastreado fincas aleda?as pero incluso una que acoge a tres tigres como mascotas tiene los documentos en regla. Para hacer diana, agentes del CAR de Girona se han trasladado al municipio para hacer gala de su experiencia en la captura de osos en los Pirineos. "Ya han vivido situaciones parecidas", razon¨® V¨ªctor Gimeno, responsable local de Medio Ambiente. Gimeno rompi¨® una lanza en favor de la credibilidad de los ¨²nicos testigos de la presencia del animal en la zona. "Lo seguro es que hay un animal grande e incontrolado en esta ¨¢rea". La zona de rastreo se reduce a un radio de unos 10 kil¨®metros, que comprende la vertiente oriental del municipio. M¨¢s all¨¢ se extiende una sierra escarpada y plagada de quiebros en los que la supervivencia del animal se antoja casi imposible.
La ausencia de la leona contrasta con la omnipresencia del animal en los mentideros de la localidad. Hasta entre los balcones de La S¨¦nia se oy¨® hablar del felino, blanco de chanzas y otros ingenios. "Est¨¢ detr¨¢s de ti, se te va a comer", coreaban los ni?os a la salida del colegio. El miedo s¨®lo se presenta cuando uno anda solo por las huertas en las que, presuntamente, debe de hallarse la guarida del animal. "Nosotras saldremos en grupo hasta que se resuelva todo", comentaba sonriente un grupo de mujeres a la caza de caracoles. "Por si acaso".
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