"Presidenta, mi marido se muri¨® antes de que le llegara la ayuda"

Mar¨ªa ?ngeles cogi¨® ayer a Aguirre del brazo. La intercept¨® cuando sal¨ªa del aula de una guarder¨ªa nueva tras dejar una pregunta en el aire. "Presidenta, mi marido se muri¨® antes de que le llegara la ayuda", le dijo. Y a?adi¨®: "La Ley de Dependencia no me sirvi¨®, es una pena". As¨ª, cara a cara, a menos de un metro, en un pasillo lleno de ni?os, vecinos, pol¨ªticos, periodistas, la mujer le lanz¨® su reproche. "Nosotros hacemos la valoraci¨®n en el momento que nos llega", le respondi¨® Esperanza Aguirre.

La presidenta acababa de salir de un aula llena en Fuenlabrada. Termin¨® un discurso sobre escuelas infantiles. Respondi¨® -a pesar del empe?o de sus asesores por evitarlo- a cuestiones relacionadas con el caso G¨¹rtel o el chasco ol¨ªmpico de Madrid. Pero no contest¨® a la ¨²ltima pregunta de este peri¨®dico sobre los retrasos en la tramitaci¨®n de las ayudas de la Ley de Dependencia en la Comunidad de Madrid. S¨®lo reciben ayuda la mitad de quienes tienen reconocido ese derecho, 18.588 personas. La Comunidad est¨¢ por detr¨¢s de Castilla y Le¨®n o Galicia en casos atendidos, a pesar de que ambas autonom¨ªas tienen muchos menos habitantes.

Antonio sufri¨® un infarto cerebral que le dej¨® en cama durante cinco a?os

"No me ha gustado que se fuera sin responder, conozco a ancianos, a vecinas desbordadas, gente sin ayuda para nada, por eso la par¨¦", explica Mar¨ªa ?ngeles Ortega ya en casa, con los ojos azules escondidos tras las gafas. Vive rodeada de recuerdos de su marido, Antonio Fern¨¢ndez. Conserva la cama hospitalaria, que compraron sin subvenci¨®n, el sill¨®n terap¨¦utico con el que uno de sus hijos lo incorporaba.

Antonio, oficial de construcci¨®n, sufri¨® un infarto cerebral en 2003, con 63 a?os. Perdi¨® la capacidad de hablar. Qued¨® inm¨®vil, "como esta lata de Coca-Cola", dice la mujer. Mar¨ªa ?ngeles dej¨® su trabajo de limpiadora para cuidarle. Pidi¨® un cr¨¦dito de 30.000 euros para reformar la casa: puertas m¨¢s anchas, una ducha sin bordillo, m¨¢s espacio en el sal¨®n... "Ha sido un enfermo muy sufrido, no daba guerra, pero hab¨ªa que estar con ¨¦l todo el d¨ªa", recuerda la mujer. Fernando, uno de sus hijos, le atend¨ªa por la ma?ana; ella, por la tarde, con sus otros tres hijos o alg¨²n vecino.

Fernando tramit¨® las ayudas. Llega al sal¨®n con un mont¨®n de papeles en cada mano. "Hice muchos viajes de un lado a otro... para nada", resume. Present¨® la solicitud para que le reconocieran la situaci¨®n de dependencia en mayo de 2007. En agosto lleg¨® el expediente con la valoraci¨®n: grado II, nivel 2, el segundo en importancia tras los grandes dependientes. El informe incluye una lista de ayudas posibles: teleasistencia, ayuda a domicilio, centro de d¨ªa, dinero... El hombre muri¨® siete meses despu¨¦s, en febrero de 2008, antes de recibir nada. Una portavoz de la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales justific¨® ayer que la atenci¨®n a enfermos con el grado de dependencia de Antonio entr¨® en vigor en 2008. El plazo administrativo para responder era de seis meses, a?ade. No se retrasaron, aunque ninguna normativa les obliga tampoco a apurar los plazos de cada tr¨¢mite. Para Antonio llegaron tarde. Su familia a¨²n paga el pr¨¦stamo que pidieron para hacer su vida m¨¢s f¨¢cil.