El cainismo universitario no resulta
Los expertos llamados por el ministerio para hacer una primera evaluaci¨®n sobre d¨®nde pueden ubicarse 15 campus espa?oles con posibilidades de ser considerados de excelencia han dicho tres cosas a tenor de los proyectos recibidos desde la Comunidad Valenciana: A) Que el proyecto de la Universitat de Val¨¨ncia era m¨¢s s¨®lido que el de la Polit¨¦cnica. B) Que la distancia que separa los campus de las dos universidades del cap i casal no justifica la existencia de dos iniciativas no coordinadas y C) Que a pesar del entusiasmo de la UJI de Castell¨®, el peso espec¨ªfico de la comarca no acaba de dar dimensi¨®n suficiente a una de estas quince plazas, mientras que la propuesta de la Universidad de Alicante no parece haber superado la sangr¨ªa que le supuso la segregaci¨®n de la Miguel Hern¨¢ndez en los tiempos de Zaplana.
Me constan los esfuerzos del equipo de la UV para llegar a acuerdos con la Polit¨¦cnica y el fracaso de los mismos. Por desagradable e incomprensible que pueda ser, parece que fuera m¨¢s sencillo colaborar con universidades alejadas muchos kil¨®metros que hacerlo con las que est¨¢n separadas por unas pocas paradas de tranv¨ªa. Son muchos profesores de base que sienten y no comprenden, que parece que de la autonom¨ªa al cainismo universitario hubiera un solo paso. Una situaci¨®n que no es de recibo en instituciones que se alimentan de un mismo presupuesto p¨²blico y sirven a una misma comunidad aut¨®noma. Se podr¨¢ argumentar que en Madrid se pueden llegar a ubicar cuatro de estos campus y tres en Barcelona, pero tambi¨¦n hay que decir que las dos universidades madrile?as m¨¢s importantes y con m¨¢s historia, Complutense y Polit¨¦cnica, han sabido volver a sus or¨ªgenes y plantear conjuntamente un campus compartido en la veterana ciudad universitaria, y en Barcelona, a pesar de hacer propuestas separadas, la Universitat de Barcelona y la Polit¨¦cnica de Catalunya, durante el propio proceso de esta primera selecci¨®n, han aceptado, un poco a rega?adientes, unir sus proyectos. Aqu¨ª no ha sido posible y el resultado es conocido, se selecciona el proyecto de la Universitat y se le dice a la UPV que se debe coordinar con ella.
No es el momento de sacar pecho, sino de aplicar racionalidad. La pregunta que surge es obvia: ?van a cambiar los talantes, las indicaciones de la Generalitat valenciana y la propia forma de concebir su trabajo los propios profesores, para que lo que se plantee desde Valencia sea un proyecto con posibilidades de futuro, camino de entrar a formar parte de los mejores campus europeos?
Ahora no es tiempo de pedir responsabilidades, sino de ponerse a trabajar en la l¨ªnea indicada por el ministerio, asumiendo que vivimos una situaci¨®n econ¨®mica muy dif¨ªcil. Cuando el Gobierno pone sobre la mesa una convocatoria de 150 millones de euros, Valencia debe defender sus proyectos colectivos con argumentos razonables y solventes. Se trata de preparar a la Comunidad Valenciana para tener alguna oportunidad en la sociedad del conocimiento, de la innovaci¨®n y del I + D, una de las pocas palancas que nos quedan para hacer frente al futuro que se vislumbra.
Generosidad, responsabilidad e ilusi¨®n colectiva son los tres elementos que la sociedad valenciana pide que se manejen, frente al pr¨®ximo jal¨®n a superar, cuya fecha es el pr¨®ximo 30 de noviembre. El cainismo, la duplicaci¨®n de titulaciones, la descoordinaci¨®n de esfuerzos no son elementos compatibles con un intento intelectualmente leg¨ªtimo de superar la crisis.
Gregorio Mart¨ªn es catedr¨¢tico de Ciencias de la Computaci¨®n de la Universitat de Val¨¨ncia.
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