En el Premio Nobel hay clases
El rosario de premios de la Academia Sueca provoca una pregunta inmediata e ineludible: ?por qu¨¦ causa tanto revuelo el Premio Nobel de Literatura, concedido este a?o a Herta M¨¹ller, una escritora rumanoalemana, y, por el contrario, quedan sepultados en el olvido, apenas dos d¨ªas despu¨¦s de concederse el galard¨®n, los Nobel de F¨ªsica, Medicina o Qu¨ªmica? La pregunta descuenta el impacto en las publicaciones sectoriales o especializadas. Se puede explicar por la irrupci¨®n en el mercado, mediada o inmediata, del premiado. El trabajo de Charles Kao Kuen, Willard Boyle o George Smith para explorar la sensibilidad de la luz o la fibra ¨®ptica se acab¨® en el laboratorio y, para producir consumo, necesit¨® de trabajo industrial complementario antes de convertirse en los sensores ¨®pticos de las c¨¢maras digitales o el ojo de las c¨¢maras de seguridad. Igual sucede con los tel¨®meros investigados por Carol Greider, Elizabeth Blackburn y Jack Szostak; pasar¨¢n a?os antes de que un laboratorio encuentre una mol¨¦cula que concentre la magia del tr¨ªo en una p¨ªldora.
Herta M¨¹ller no tiene ese problema. En menos de una semana sus libros poblar¨¢n las librer¨ªas en las que ayer no hab¨ªa una sola referencia a su persona. El producto del Nobel de Literatura es inmediato y singular; el de los de F¨ªsica, Qu¨ªmica o Medicina es mediado y colectivo. Necesita maduraci¨®n y desarrollo industrial. En la literatura la utop¨ªa es directa y redonda; en la medicina, la f¨ªsica y la qu¨ªmica, las utop¨ªas de acabar con el c¨¢ncer, prolongar la juventud, crear vida o aproximarse a la velocidad de la luz est¨¢n aplazadas al final de innumerables investigaciones encadenadas.
Pero la posibilidad de cambio social, por peque?a que sea, est¨¢ en los Boyle, Smith, Greider, Ramakrishnan, Steitz o Yonan, aunque queden sepultados en el anonimato un d¨ªa despu¨¦s de que recojan el premio. La investigaci¨®n es m¨¢s segura que la ingenier¨ªa social. P¨ªo Baroja observ¨® venenosamente que el progreso cient¨ªfico era muy superior al progreso moral. Tan superior que no ha cesado de avanzar desde los sumerios. En cambio, la ¨¦tica dominante todav¨ªa forcejea para superar la fase de la teolog¨ªa.
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