La mejor familia, biol¨®gica o no
El Supremo dictamina que el inter¨¦s del ni?o dado en acogida prima sobre la vuelta con sus padres naturales - Falta reforzar la asistencia social a hogares con problemas
Cuando la Administraci¨®n le quita a un padre o a una madre la tutela de un hijo porque no se ocupa bien de ¨¦l y lo entrega a una familia de acogida, ?qu¨¦ se debe hacer cuando pasa el tiempo? ?Devolverlo con los padres si son capaces de cuidarlo? ?Dejarlo con la familia de acogida en la que est¨¢ integrado? Los jueces no se pon¨ªan de acuerdo, y las sentencias que se han dictado en estos ¨²ltimos a?os han sido contradictorias. El Supremo ha puesto ahora un poco de orden. Dice que por encima de todo est¨¢ el inter¨¦s del menor y que ¨¦ste no necesariamente pasa por mantener los lazos biol¨®gicos. La sentencia ha decidido que Susana (nombre supuesto) se quede con su familia de acogida, con la que lleva viviendo seis de sus ocho a?os, porque es lo mejor para ella.
Hasta ahora los jueces hab¨ªan dictado sentencias contradictorias
La pobreza o la incultura no bastan para inhabilitar como padres
Algunos menores, como el ni?o del Royo o Piedad, han pasado sus cortas vidas entre familias de acogida, residencias estatales y su propia familia biol¨®gica. Para intentar evitar esto, en 2007 se modific¨® la ley. Los padres naturales no tienen ya todo el tiempo de mundo para reivindicar que quieren volver a estar con sus hijos si los han perdido. El plazo termina dos a?os despu¨¦s de que la Administraci¨®n asuma la tutela. Pasado este tiempo, s¨®lo los recuperar¨¢n si la Administraci¨®n lo decide. Esta modificaci¨®n de la ley fue el primer paso del nuevo criterio que ahora confirma el Supremo: no todo es la biolog¨ªa.
Los problemas de Susana empezaron poco despu¨¦s de nacer. El beb¨¦ fue ingresado en el hospital por malnutrici¨®n cuando ten¨ªa s¨®lo dos meses de edad. Ya entonces los servicios sociales recomendaron a los padres, con escasa formaci¨®n y habilidades, que la llevaran a un Centro de Atenci¨®n a la Infancia para hacerle un seguimiento. No lo hicieron, pero, al menos en ese momento, la abuela paterna supervisaba un poco la marcha de la casa y las comidas.
Dos a?os despu¨¦s, los servicios sociales detectaron que nada funcionaba bien en ese hogar. Ten¨ªan problemas con la organizaci¨®n dom¨¦stica, con la alimentaci¨®n, el beb¨¦ no ten¨ªa horarios l¨®gicos y, adem¨¢s, los padres no se llevaban bien. Los informes hablan de "rumores" de que la madre, Dolores H. S., se dedicaba a la prostituci¨®n y jugaba a las m¨¢quinas. La Junta de Castilla-La Mancha asumi¨® la tutela de la ni?a el 2 de abril de 2003.
La madre no quer¨ªa entregar a Susana. Estuvo desaparecida varios meses. El padre muri¨® el 7 de julio de ese a?o y el 5 de agosto, finalmente, Dolores entreg¨® a su hija a las autoridades. A partir de ese momento, la Administraci¨®n no la dej¨® ver a su hija. En septiembre lo pidi¨® formalmente, a trav¨¦s de un abogado. Le negaron la posibilidad de visitarla argumentando que durante un mes y medio no hab¨ªa mostrado "ning¨²n inter¨¦s en verla".
Dolores tiene un leve retraso mental. Procede de una familia de bajos recursos, no ha ido a la escuela, apenas sabe leer y escribir, tiene problemas para hacer la compra y gestionar el dinero de la casa. Y no sab¨ªa muy bien c¨®mo educar a la ni?a. Pero quer¨ªa estar con ella. Acudi¨® a los tribunales mientras Susana empezaba una nueva vida con una familia de acogida. Las autoridades judiciales, que est¨¢n de acuerdo en que cuando la Administraci¨®n asumi¨® la tutela esa medida era necesaria, discrepan sobre lo que pas¨® despu¨¦s.
Un juzgado de primera instancia de Toledo dijo a la madre, en julio de 2005, que no pod¨ªa ver a Susana. Dictamin¨® a favor del acogimiento preadoptivo de la ni?a en una nueva familia. La sentencia dec¨ªa que Dolores estaba ya "adaptada" y "con estabilidad familiar y econ¨®mica" pero que segu¨ªa teniendo los mismos problemas cognitivos y de habilidades sociales de siempre y que necesitar¨ªa ayuda de otras personas para cuidar a Susana. Adem¨¢s, Dolores hab¨ªa tenido una ni?a con una nueva pareja, y el juez consider¨® que no iba a ser capaz de cuidar a las dos ni?as. Argumentaba tambi¨¦n que Susana estaba ya adaptada a su nuevo entorno, con la familia de acogida, y que un cambio podr¨ªa producirle "un desajuste psicol¨®gico con problemas de estr¨¦s y ansiedad, aprendizaje y de comportamiento".
El caso lleg¨® a la Audiencia Provincial de Toledo, que ech¨® un rapapolvo monumental a la Administraci¨®n y orden¨® que Susana volviera con su madre. Los magistrados dijeron que las autoridades, en lugar de ayudar a Dolores a intentar corregir su situaci¨®n, "que no era desde luego irreversible", se dedicaron a intentar apartarla de su hija desde el principio. "Ni los problemas econ¨®micos eran tan acuciantes, ni la desatenci¨®n de la menor tan grave como para justificar tan dr¨¢stica decisi¨®n", se?ala la sentencia.
Los magistrados se plantearon si una madre con problemas de adaptaci¨®n social y con escasas habilidades educativas puede hacerse cargo de un hijo y dijeron que claro que s¨ª. La resoluci¨®n dice que la obligaci¨®n de la Administraci¨®n era ayudarla a ejercer la maternidad, no quitarle a su hija. La conclusi¨®n: Susana deb¨ªa volver con su madre biol¨®gica.
"Ni la pobreza ni la incultura ni la poca inteligencia son en s¨ª mismas causas que impliquen desatenci¨®n y desamparo en la prole y, en cualquier caso, cuando una situaci¨®n se basa en las mismas, cuando se aprecia que la madre puede recibir ayuda para adquirir las habilidades de las que carece, la obligaci¨®n de los poderes p¨²blicos es prestar esa ayuda y colaboraci¨®n (adoptando mientras tanto las medidas de protecci¨®n que sean necesarias) para evitar llegar a la m¨¢s dram¨¢tica de las situaciones imaginables, como es la separaci¨®n de por vida del ni?o de su familia biol¨®gica", se?alaba la sentencia. Los magistrados a?ad¨ªan que si Dolores hab¨ªa tenido otra ni?a y no le hab¨ªan quitado la custodia, ser¨ªa porque estaba capacitada para cuidar de sus hijos.
Esa sentencia no fue el final de la pelea judicial, que acaba de resolver el Supremo. El alto tribunal no pone el acento en los derechos de la madre, sino en los de la ni?a. Dice que Susana lleva ya seis a?os con la familia de acogida, que apenas se acuerda de su madre y que se encuentra totalmente adaptada e integrada en su nuevo entorno, de forma que es mejor para ella quedarse donde est¨¢. No analiza si la decisi¨®n de la Administraci¨®n de dar a la ni?a en acogimiento e impedirle ver a su madre fue la m¨¢s adecuada hace seis a?os.
El Supremo sienta por primera vez doctrina sobre estos casos. Dice que cuando un padre impugne una declaraci¨®n de desamparo, el juez tendr¨¢ que examinar no s¨®lo las circunstancias del momento en que se dict¨® el desamparo sino tambi¨¦n las posteriores, y tener en cuenta si los padres est¨¢n mejor. Pero, una vez que el ni?o ya est¨¢ en acogida, para decidir mandarle de vuelta con su familia biol¨®gica, tendr¨¢ que considerarse "el tiempo transcurrido en la familia de acogida, si su integraci¨®n en ella y en el entorno es satisfactoria, si se han desarrollado v¨ªnculos afectivos con ella, si obtiene en la familia de acogida los medios necesarios para su desarrollo f¨ªsico y ps¨ªquico, si se mantienen las referencias parentales del menor con la familia biol¨®gica y si el retorno al entorno familiar biol¨®gico comporta riesgos relevantes de tipo ps¨ªquico".
El abogado de Dolores, Isidoro S¨¢nchez, va a pedir la nulidad de esta resoluci¨®n. Si no le dan la raz¨®n, recurrir¨¢ en amparo ante el Constitucional. Mientras tanto, quiz¨¢ pida un r¨¦gimen de visitas a la Junta de Castilla-La Mancha para la madre, pero no cree que se lo concedan. Si lo deniegan y acude a los tribunales, podr¨ªan pasar a?os antes de tener una respuesta. "Este ha sido uno de los problemas de este caso, el tiempo que tardan los procedimientos judiciales. Cuando pedimos que Susana volviera con Dolores no hab¨ªan pasado ni dos a?os desde la separaci¨®n. Ahora ya han pasado seis, y claro, es verdad que la ni?a ni recuerda a su madre y que est¨¢ bien con su nueva familia. Pero Dolores no quiere que de mayor, si alg¨²n d¨ªa se conocen, su hija pueda reprocharle que no ha hecho todo lo posible por estar con ella. Este caso implica un dilema moral muy complicado".
"Lo novedoso y revolucionario de esta sentencia es que considera que hay que priorizar en todos los casos los intereses del ni?o por encima de los de la madre o padre", dice Mario Bedera, senador socialista y miembro de una comisi¨®n en el Senado que est¨¢ analizando desde principios de a?o el sistema de protecci¨®n de menores. Pero, ?qu¨¦ pasa con la madre? ?Y si una mala o apresurada decisi¨®n de la Administraci¨®n, como la Audiencia de Toledo sostiene que ha sucedido en este caso, priva a un hombre o a una mujer de su hijo para siempre? ?C¨®mo se repara este error? "Es cierto es que hay que intentar evitar llegar a estos extremos", responde Bedera. "Una de las cosas que est¨¢ saliendo a la luz en esta comisi¨®n es que es fundamental que se refuerce el trabajo de los servicios sociales con los padres biol¨®gicos cuando se detecta que hay problemas para intentar que puedan quedarse con sus hijos. En caso de que la ayuda no funcione, entonces ya se podr¨ªan adoptar otras medidas. El acogimiento deber¨ªa ser el ¨²ltimo paso".
Bedera tiene claro que de esta comisi¨®n tendr¨¢n que salir muchas propuestas que cambien de arriba abajo el funcionamiento del sistema de protecci¨®n de menores en Espa?a. "Habr¨¢ que hacer recomendaciones legislativas pero tambi¨¦n pedir a todas las administraciones competentes una implicaci¨®n mayor. Debemos apoyar m¨¢s a las familias con problemas, dar formaci¨®n a los padres de acogida, establecer pasos claros a seguir en cada caso, agilizar los procedimientos judiciales para que no pasen los a?os y nos encontremos con una situaci¨®n imposible de resolver... hay mucho por hacer".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.