Por ¨¦tica y est¨¦tica
El ex presidente Pujol sentenciaba esta misma semana -entre la convicci¨®n y la pretensi¨®n prof¨¦tica- que el esc¨¢ndalo del Palau no afectar¨¢ a la moral de Catalu?a. Y a rengl¨®n seguido -ya en el terreno del m¨¢s prosaico- proclamaba la legalidad de los acuerdos suscritos entre una fundaci¨®n de Converg¨¨ncia y el Orfe¨® Catal¨¤ mientras ¨¦l ten¨ªa la m¨¢xima responsabilidad del Gobierno. Efectivamente, es legal recibir 630.000 euros de una entidad que pregonaba su pobreza por las administraciones y empresas del pa¨ªs en busca de ayudas y patrocinios. Como tambi¨¦n lo es, por ejemplo, la jubilaci¨®n anticipada de Jos¨¦ Ignacio Goirigolzarri, consejero del BBVA, que a los 55 a?os percibir¨¢ 53 millones de euros.
La 'nulle estetica sine etica' es m¨¢s sobrera para algunos pol¨ªticos y hombres de negocios que el limbo para la Iglesia cat¨®lica
La nulle estetica sine etica, defendida por Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, es m¨¢s sobrera para algunos pol¨ªticos y hombres de negocios que el limbo para la Iglesia cat¨®lica (versi¨®n Juan Pablo II). Los tiempos modernos les exigen audacia legal. La cosa se complica cuando los n¨²meros y la legalidad no casan. De momento, hay por lo menos 300.000 euros que no aparecen en las cuentas de la fundaci¨®n Trias Fargas. CDC, celosa de su inocencia y su privacidad, asegura que tiene en su poder los convenios que suscribi¨® con el Palau, pero no quiere mostrarlos. Joaquim Ferrer, presidente de la fundaci¨®n que lleva el nombre del egregio liberal, se comprometi¨® durante una mesa redonda radiof¨®nica en Catalunya R¨¤dio a mostrar los convenios. De momento, contin¨²an in¨¦ditos. Y no es tranquilizador que dirigentes del partido nacionalista hayan dedicado las ¨²ltimas jornadas de esta semana a solicitar en el Registro de Fundaciones las memorias depositadas por su propia fundaci¨®n. A esa informaci¨®n tiene acceso cualquier ciudadano pagando 150 euros y esperando cuatro d¨ªas. Este diario as¨ª lo ha hecho y gracias a ello ha informado de que con la fundaci¨®n de CDC, adem¨¢s de Millet -con dinero ajeno-, en 2004 y 2005 fueron generosos -con dinero propio- constructoras como Dragados, presidida por Florentino P¨¦rez; Comsa, de la familia Miarnau, y FCC, de Esther Koplowitz.
Mientras CDC deshoja la margarita de si va a hacer p¨²blicos sus ¨ªntimos convenios con el Palau, el sumario del caso Millet siembra dudas m¨¢s que razonables sobre qui¨¦n ha sido beneficiario de los desv¨ªos de dinero que en estos momentos -seg¨²n datos sumariales- ya llegan a los 12 millones de euros. En el a?o electoral de 2003 y en el plazo de un mes -justo antes de ser convocados los ciudadanos a las urnas- 1,5 millones de euros fueron supuestamente distra¨ªdos de las cuentas del complejo del Palau de la M¨²sica. Pero ya en 2002, la Agencia Tributaria recogi¨® una denuncia an¨®nima que aparece en el sumario. En ella se habla con claridad de corrupci¨®n. Entonces no se le dio importancia. Estaba en pleno apogeo el pacto PP-CiU y Catalu?a estrenaba cesta de impuestos... ?Puede un cobarde an¨®nimo arruinar tanta felicidad? ?Qu¨¦ decir del informe de la Sindicatura de Cuentas sobre la situaci¨®n del coliseo modernista en el a?o 2000 que se conoci¨® tambi¨¦n en 2002? Otro aviso a navegantes que se aparc¨® para no arruinar la fiesta en v¨ªsperas electorales. Por no hablar de las ayudas que el Palau dio a un ?ngel Colom ya militante de CDC para pagar las deudas del liquidado Partit per la Independ¨¨ncia, seg¨²n confesi¨®n del propio soberanista.
Eso ya forma parte de la historia. Pero, el pasado mes de septiembre, un Millet desesperado se reuni¨®, seguramente no fruto de la casualidad, con un destacado y joven dirigente de CDC. El objetivo era consensuar un sucesor. La operaci¨®n se frustr¨® por el calado del saqueo y por la reacci¨®n de unos patronos con acentuado complejo de culpa. La ¨¦tica y la est¨¦tica se impusieron. De hecho, ambos conceptos est¨¢n ¨ªntimamente asociados desde los cl¨¢sicos y Wittgenstein asegura que son lo mismo. Pero algunos parecen empe?ados en limitar la est¨¦tica a una impostada buena apariencia. En las dictaduras, lo ¨¦tico siempre es ilegal. En democracia, por est¨¦tica, es recomendable que ambos conceptos marchen acompasados.
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