Nacionalismo ingl¨¦s y F¨¢bregas

- "No par¨¢bamos de declarar que ganar¨ªamos el Mundial. Una estupidez".

Steven Gerrard, tras el fracaso de Inglaterra en el Mundial de 2006.

La prensa deportiva inglesa babeaba el lunes pasado. Cesc F¨¢bregas era el objetivo de su h¨²meda devoci¨®n. El d¨ªa anterior, el espa?ol hab¨ªa ofrecido el espect¨¢culo de juego individual m¨¢s demoledor visto en Inglaterra esta temporada. El diario The Sun, que punt¨²a a todos los jugadores cada fin de semana, hizo algo ins¨®lito: le dio un 10. Dif¨ªcil darle menos. F¨¢bregas estuvo, sencillamente, perfecto en la victoria de su equipo, el Arsenal, sobre el Blackburn Rovers por 6-2. Dio cuatro asistencias de gol, tir¨® dos veces al travesa?o y meti¨® un golazo desde el borde del ¨¢rea con su pierna m¨¢s d¨¦bil, la zurda.

Los futboleros ingleses se han convencido de que, con Capello al mando, el Mundial ser¨¢ suyo

Pero no es titular incondicional en la selecci¨®n espa?ola. Su puesto lo ocupa Xavi, del Barcelona, y es dif¨ªcil pensar que los dos lleguen a jugar juntos en los partidos decisivos del Mundial de Sur¨¢frica el a?o que viene. F¨¢bregas es el director de orquesta del Arsenal; Xavi, el del Bar?a. El Bar?a ha demostrado ser un equipo considerablemente m¨¢s fuerte y eficaz que el Arsenal, que por otro lado juega el f¨²tbol m¨¢s atractivo de la Liga inglesa, el que m¨¢s se parece al del equipo catal¨¢n. Como dec¨ªa una periodista de The Guardian esta semana, el Arsenal es la versi¨®n light del Barcelona, la versi¨®n ligera del original, como Coca Cola Light. F¨¢bregas es, hoy por hoy, Xavi Light.

Pero tiene tiempo y llegar¨¢, seguramente para convertirse un d¨ªa en el sustituto de Xavi en el Bar?a, como en la selecci¨®n. Con lo cual...?qu¨¦ selecci¨®n, la espa?ola! ?Cu¨¢ntas habr¨¢ en el mundo capaz de darse el lujo de no poner a F¨¢bregas de titular? Argentina matar¨ªa por ¨¦l; Brasil no dudar¨ªa ni un segundo en seleccionarlo; Francia, Italia, Alemania tambi¨¦n. Y en Inglaterra, si no lo pusiesen en la selecci¨®n, linchar¨ªan al entrenador.

O quiz¨¢ no. Fabio Capello se ha convertido en la figura m¨¢s admirada de Inglaterra desde tiempos de Winston Churchill. Tras clasificarse f¨¢cilmente para el Mundial, los hipernacionalistas futboleros ingleses (no les importa que el entrenador sea italiano, del mismo modo que a Joan Laporta no le importa que su mejor jugador sea argentino) se han convencido de que el Mundial de 2010 es suyo. Ayer hubo un gran despliegue en el Independent en el que se comparaba a Capello y sus jugadores con Sir Alf Ramsey y los suyos, los que ganaron el Mundial en 1966. La conclusi¨®n fue que lo de Sur¨¢frica estaba chupado.

Si existiese en Espa?a el mismo grado de hist¨¦rico optimismo que en Inglaterra, pensar¨ªamos que est¨¢ m¨¢s que chupado: que mejor nos den la copa ya, y que todos se eviten la molestia de pasarse el mes de junio el a?o que viene en el invierno africano. La superioridad de la selecci¨®n espa?ola sobre la inglesa es abrumadora. Para empezar, Inglaterra no tiene portero titular (no, no saben todav¨ªa cual es el menos malo); mientras que Espa?a tiene tres (Casillas, Reina, Diego L¨®pez) que est¨¢n entre los mejores cinco del mundo. Arriba, Espa?a tiene a dos de los cuatro mejores goleadores del planeta, los actuales pichichis de Espa?a e Inglaterra, David Villa y Fernando Torres. Inglaterra s¨®lo tiene un delantero que sabemos que jugar¨¢ en todos los partidos de Sur¨¢frica, si no se lesiona. Wayne Rooney es un gran jugador, uno de los mejores diez del mundo, quiz¨¢, pero tiene un problema; no marca goles con la misma regularidad que Villa y Torres (o que Messi y Cristiano). El otro problema es que no hay ning¨²n delantero ingl¨¦s que est¨¦ remotamente a su nivel.

Pero da igual. Siguen insistiendo que van a ganar el Mundial. Los ingleses saben mejor que nadie lo bueno que es F¨¢bregas, se desviven por Torres, y reconocen que no tienen portero, pero se han convencido de que tienen una selecci¨®n mejor que la espa?ola. Una vez m¨¢s se comprueba: cuando el nacionalismo entra en juego, se suspende la raz¨®n.