La Iglesia cree que la crisis sumar¨¢ manifestantes contra el aborto
Los obispos no ir¨¢n a la marcha del 17, pero esperan torcer el brazo del Gobierno
Los obispos tienen un sue?o: que el orbe cristiano centre su atenci¨®n el pr¨®ximo s¨¢bado en la manifestaci¨®n por las calles de Madrid contra la ley del aborto impulsada por el Gobierno socialista. Ser¨¢ la mirada del mundo sobre la larga lucha del catolicismo espa?ol contra el supuesto efecto Zapatero en la vi?a devastada por los jabal¨ªes del laicismo que es la vieja Europa. Es lo que cree Benedicto XVI. Desde hace cuatro a?os, Espa?a es en el Vaticano "el problema n¨²mero uno entre los pa¨ªses occidentales". Est¨¢ escrito en la revista de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), Ecclesia, en noviembre de 2005. Todo el episcopado est¨¢ movilizado para convencer a sus fieles de que acudan a esa marcha. Ha sido convocada en defensa de la vida, de la mujer y de la maternidad, pero aspira tambi¨¦n a parar los pies a un Gobierno del que dicen pestes por otros asuntos.
El orbe cat¨®lico observa con inter¨¦s la larga pugna Rouco-Zapatero
El Vaticano sigue creyendo que Espa?a es su mayor problema en Europa
Un centenar de asociaciones cat¨®licas en 30 pa¨ªses est¨¢n ayudando a los organizadores espa?oles a hacer realidad otro sue?o: convertirse en la m¨¢s exitosa de las movilizaciones en democracia. Estos son sus c¨¢lculos: dos millones de personas. Cuentan con una ayuda evidente: que la manifestaci¨®n canalice el descontento general con el Ejecutivo por la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y social.
Los obispos apoyan pero no estar¨¢n en la manifestaci¨®n. Al menos, no el cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco, tambi¨¦n presidente de la Conferencia Episcopal. Rouco anunci¨® su decisi¨®n en Salamanca, donde presidi¨® la apertura de curso de la Universidad Pontificia en esa ciudad. Tampoco estar¨¢n otros prelados relevantes, como los cardenales de Sevilla, Carlos Amigo, y de Barcelona, Lluis Mart¨ªnez Sistach, y el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.
Sin embargo, todos han escrito apasionadas pastorales animando a sus fieles a movilizarse, con la esperanza de torcer la voluntad del Ejecutivo o del legislador si finalmente la manifestaci¨®n tuviese dimensiones colosales. Rouco no tiene "esperanzas humanas" de que el proyecto de ley no vaya a ser aprobado por las Cortes, pero no pierde la "esperanza teologal". Dijo en Salamanca: "La historia es larga. El futuro de una sociedad, de un pueblo, no lo dominan los hombres. Lo que se legisla hoy puede cambiar un cap¨ªtulo de la historia anterior m¨¢s tarde".
"Las cosas que yo os he susurrado en secreto, gritadlas desde las azoteas", aconsej¨® el fundador cristiano seg¨²n el ap¨®stol Mateo. Los obispos asumen con entusiasmo la recomendaci¨®n. La inmensa mayor¨ªa no viajar¨¢ a Madrid el d¨ªa 17, pero han dejado sobre la convocatoria el peso de su presencia, por escrito, con gruesos calificativos. "Matanza de hijos", "asesinatos legales", "liquidaci¨®n de vidas humanas", son algunos de los t¨¦rminos empleados. El resumen queda reflejado en esta frase del portavoz de la CEE, el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino. Sostiene: "Una sociedad que es inmisericorde con sus hijos no puede ser solidaria con los hijos de los otros; si se pierden las entra?as de justicia y solidaridad y se piensa que se puede matar a los propios hijos se introduce un germen de insolidaridad que contamina el cuerpo social".
Los organizadores ya han repartido 300.000 d¨ªpticos y 100.000 grandes carteles, adem¨¢s de 22.000 camisetas. Tambi¨¦n han contratado miles de autobuses, y trenes y aviones especiales desde algunas capitales de provincia. Adem¨¢s, tienen a punto las pantallas gigantes con que animar¨¢n el recorrido de la marcha, entre la Puerta del Sol y la Puerta de Alcal¨¢.
?Qui¨¦n leer¨¢ el manifiesto bajo la Puerta de Alcal¨¢? Es secreto. Tampoco se sabe si el Papa se dirigir¨¢ a los manifestantes por videoconferencia, como hizo en las navidades de 2007 y 2008 en una plaza de Col¨®n abarrotada con la disculpa de defender la familia cristiana. En realidad, su ¨¢nimo fue el de combatir con ah¨ªnco al Gobierno Zapatero.
Entonces, eran varios los conflictos entre el Ejecutivo socialista y la Iglesia romana en Espa?a: la reforma de la Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa, ahora en el limbo; la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y la llamada ley de la Memoria Hist¨®rica. Pero no eran asuntos de choque especial. El propio Rouco lo dijo aquellos d¨ªas. "La palabra choque es muy dram¨¢tica. Hay puntos de vista divergentes, pero la respuesta de la Iglesia es de di¨¢logo", explic¨®.
Fruto de aquella etapa fue la soluci¨®n del enquistado sistema de financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica a cargo del presupuesto del Estado, pendiente de soluci¨®n definitiva desde 1988. El acuerdo no pudo ser m¨¢s beneficioso para los obispos. El Gobierno les increment¨® un 34% las aportaciones que los fieles adjudican a su religi¨®n mediante el IRPF y, adem¨¢s, cancel¨® el solemne compromiso episcopal de alcanzar un d¨ªa su autofinanciaci¨®n.
Resuelto el problema de la pitanza, algunos maledicentes apuntan a que no hay nada que frene ahora el tono de las protestas contra Zapatero. En realidad, la regulaci¨®n del aborto es uno de los asuntos "inaceptables" para la jerarqu¨ªa. Lo fue tambi¨¦n la legalizaci¨®n en 2005 de la uni¨®n de personas del mismo sexo con el nombre de matrimonio. Los obispos replicaron que se enfrentaban a "una situaci¨®n ¨²nica en la historia de la humanidad".
Ni las catacumbas con Ner¨®n, ni la Revoluci¨®n Francesa, ni la p¨¦rdida de los Estados Pontificios. El matrimonio homosexual. "En sus 2.000 a?os, la Iglesia cat¨®lica nunca se encontr¨® con nada parecido", sentenci¨® el portavoz de la CEE para justificar la presencia de Rouco y de otros muchos obispos en la manifestaci¨®n de entonces.
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