Divorcio entre Catalu?a y los rallies

?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo con los rallies en Catalu?a? Hay algo que no funciona y qued¨® patente el pasado fin de semana en la Costa Daurada, con la disputa de la prueba espa?ola del Mundial de Rallies, el Catalunya. Es cierto que alrededor de 200.000 aficionados acudieron a la tradicional cita automovil¨ªstica. Pero eso no debe eclipsar un hecho alarmante: la carrera m¨¢s importante del a?o que se disputa por las carreteras espa?olas no ten¨ªa patrocinador.

Hay un divorcio entre Catalu?a y los rallies y es indispensable que alguien se ponga manos a la obra para resolverlo. La larga tradici¨®n hacia esta modalidad deportiva exige soluciones. Y si no llegan pronto, se corre el peligro de que el mundial desaparezca de las tierras catalanas. "Nuestra intenci¨®n es que se siga disputando en Catalu?a y en la Costa Daurada", asegura Aman Barfull, director de la carrera y miembro de la comisi¨®n de rallies de la Federaci¨®n Internacional de Automovilismo (FIA). "Y estoy convencido de que la situaci¨®n se resolver¨¢. Pero es evidente que hay algunas comunidades interesadas en recibir el rally a cambio de cifras importantes".

El Rally Catalunya tuvo un impacto de 26 millones en la Costa Daurada

En ¨¦poca de crisis, la p¨¦rdida de Telef¨®nica como patrocinador principal del rally supuso un golpe crucial para el Real Autom¨®vil Club de Catalu?a (RACC), entidad organizadora. El presupuesto final de la prueba asciende a unos 2,5 millones de euros -algunos rallies del Mundial cuestan 4,5- y el RACC necesita asegurarse un patrocinador para el a?o que viene. Junto a ellos, algunas voces pol¨ªticas de la zona parecen haber despertado y exigen inversi¨®n p¨²blica. No quieren perder la carrera que les ha proporcionado un impacto econ¨®mico en el sector de unos 26 millones de euros. Sin embargo, todo este movimiento y la gran cantidad de p¨²blico que atrajo la carrera no despertaron el inter¨¦s de las grandes cadenas de televisi¨®n. La cobertura se limit¨® a reportajes en Teledeporte y en TV-3. El rally no apareci¨® en ning¨²n telediario de TVE.

"Hay dos problemas que est¨¢n haciendo decrecer el inter¨¦s por los rallies en Catalu?a, pero tambi¨¦n en todas partes: la falta de ¨ªdolos, de pilotos que ganen; y el deterioro del espect¨¢culo, porque los World Rally Cars -los coches del mundial- van muy r¨¢pido pero pegados al suelo", asegura Antonio Zanini, campe¨®n de Europa de rallies en 1980 y figura emblem¨¢tica del automovilismo catal¨¢n. "Antes cog¨ªamos una curva a 80 km/h y deb¨ªamos hacer filigranas para mantenerlo en la carretera. Ahora pasan a 150 km/h y ni siquiera derrapan y el p¨²blico se acaba aburriendo".

Algunos datos son alarmantes. La audiencia televisiva de los res¨²menes de WRC en La2 en 1995 alcanz¨® cifras cercanas a los 991.000 telespectadores. En 2008 Los mismos res¨²menes los vieron s¨®lo 106.000. "Necesitamos la implicaci¨®n de la televisi¨®n", afirma Barfull, que esgrime unas cifras de audiencia mucho m¨¢s optimistas. "Es el motor que lo mueve todo: hay presencia en la pantalla, llegan los patrocinadores, se cubren los presupuestos". Otro dato, en Catalu?a se disputaban 14 rallies, y todos ellos puntuables para los campeonatos de Espa?a y algunos de Europa, en la ¨¦poca dorada de los Zanini, Ca?ellas, Servi¨¤, De Bragation, Fern¨¢ndez, y despu¨¦s en la de Carlos Sainz, doble campe¨®n mundial. "Ahora, los focos de atenci¨®n se han desplazado a Asturias y Galicia", explica Jordi L¨®pez, jefe de prensa de la Federaci¨®n Catalana de Automovilismo.

El problema de los rallies, sin embargo, no afecta s¨®lo a Catalu?a. La propia FIA busca soluciones, porque el mundial est¨¢ muriendo por inanici¨®n. "Tal vez deber¨ªamos volver al principio, olvidarnos de la electr¨®nica y dejar que los pilotos volvieran a demostrar sus habilidades reales", afirma Zanini. Estas mismas tesis se debaten en las comisiones de rallies. "Las normativas para el futuro van hacia esta tendencia: coches 1.600 turbo y sin ayudas electr¨®nicas. Y pasar de un coste de 500.000 euros a 150.000 euros por coche". Y esperar a que explote Dani Sordo o aparezca otra generaci¨®n de grandes pilotos que reimpulsen el inter¨¦s por los rallies y eviten el divorcio con la afici¨®n.