"El Gatopardo' rezuma psicoan¨¢lisis"
Gioacchino Lanza, hijo adoptivo de Lampedusa, prologa la edici¨®n definitiva
"Deseo que se haga cuanto sea posible para que se publique El Gatopardo (el manuscrito v¨¢lido es el que figura en un solo cuaderno grande escrito a mano); por supuesto, ello no significa que deba publicarse a expensas de mis herederos; lo considerar¨ªa como una gran humillaci¨®n", escribi¨® sin poder evitar su orgullo de pr¨ªncipe Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su ¨²ltima voluntad, antes de fallecer el 23 de julio de 1957. Pocos d¨ªas antes hab¨ªa enviado una carta a su primo Gioacchino Lanza, a quien hab¨ªa adoptado: "Querr¨ªa pedirte tambi¨¦n que trates de hacer publicar El Gatopardo". Lanza no tard¨® mucho en lograrlo, apenas dos a?os y al primer intento. Pero en puridad tard¨® casi medio siglo: tras una edici¨®n mucho m¨¢s fidedigna de 1968, no fue hasta 2002 que apareci¨® una versi¨®n en verdad definitiva, que inclu¨ªa 49 correcciones y un ap¨¦ndice con dos fragmentos: un peque?o a?adido a un cap¨ªtulo y El cancionero de la casa de los Salina. Desde entonces, s¨®lo se imprime esa versi¨®n, que es la utilizada para las traducciones al extranjero. Ahora llega a Espa?a en castellano (Edhasa) y en catal¨¢n (Proa).
Lanza, poseedor del cuaderno original, dice que su ¨²nico servicio a su primo ha sido "salvar a Lampedusa de los par¨¢sitos de su ¨¦xito". La verdad es que hizo much¨ªsimo m¨¢s: dio sentido a los ¨²ltimos a?os de su vida. Se conocieron en Palermo en 1953 y frecuentaban la casa del cr¨ªtico musical del Giornale di Sicilia. A¨²n hoy recuerda al matrimonio Lampedusa: "Era una pareja singular, especialmente la princesa, imponente y autoritaria; ¨¦l era un hombre reservado, solitario, burl¨®n. No sab¨ªamos que su vida estaba a punto de iniciar su declive. Era pobre, pero estaba pertrechado con un anecdotario inagotable, si bien en parte inventado". Se citaban casi cada d¨ªa, en el Caff¨¦ Mazzara, donde el pr¨ªncipe llegaba sobre las once de la ma?ana. "Mi car¨¢cter era af¨ªn al suyo. ?l era muy cercano a mis aprensiones. Como acabar¨ªa escribiendo: 'pertenec¨ªamos a aquella clase social donde la comprensi¨®n secreta constituye las cuatro quintas partes del afecto".
La qu¨ªmica fue tal que Lampedusa acab¨® tom¨¢ndole parcialmente como modelo para construir el personaje de Tancredo, el joven sobrino del pr¨ªncipe de Salina que encarna la nueva burgues¨ªa pujante frente a la decadente aristocracia en los a?os de la unificaci¨®n italiana de Garibaldi. "Creo que vio en m¨ª los trazos caracter¨ªsticos y f¨ªsicos de un modelo ideal en el que el sentido de la independencia y un comportamiento desinhibido se anteponen a toda virtud". ?Y Angelica, la hija del rico burgu¨¦s y futura esposa de Tancredo, se inspir¨® tambi¨¦n en su mujer? "En cierto sentido s¨ª, mi mujer Mirella era Angelica. Lampedusa no lo pod¨ªa decir porque la hubiera ofendido y en una ocasi¨®n incluso lo neg¨® tajante. Mirella era aguda y lo comprendi¨® r¨¢pido. Era una mujer justa, de aquellas que creen que han venido a este mundo a cumplir una misi¨®n. Lampedusa y yo le debemos su auxilio en momentos dif¨ªciles de nuestras vidas".
Lanza tambi¨¦n arroja luz sobre el sustrato autobiogr¨¢fico del pr¨ªncipe Fabrizio Salina con Lampedusa. "Su historia y la de su familia son apenas un punto de apoyo. Su abuelo, en el que se inspir¨®, era s¨®lo un fan¨¢tico sin cualidades especiales; el del libro es el Lampedusa que hubiera querido ser: el sabio que intenta hallar el sentido oculto de la vida, el que quiere que su paso por la tierra sea lo m¨¢s sereno posible; la conciliaci¨®n entre Eros y Thanatos... El Gatopardo es un libro mucho m¨¢s impregnado de psicoan¨¢lisis de lo que parece. Le conmovi¨® profundamente, por ejemplo, la lectura de M¨¢s all¨¢ del principio del placer, de Freud".
Discrepa de que las nuevas aportaciones sean de poco calado. "S¨ª, el Cancionero es un divertimento, un intercambio de agudezas con otro primo, el poeta Lucio Piccolo; pero la parte narrativa est¨¢ a la altura de la novela".
?La famosa m¨¢xima de la novela de que todo cambie para que todo siga igual, a¨²n funciona? "No es cierto que las cosas no cambien", salta Lanza. "Todo cambia y conservar la memoria genera hoy un cansancio de S¨ªsifo".
Para intentar arrancar a Lampedusa de su tendencia a la soledad, su esposa le empuj¨® a seguir conversando con Lanza y el joven Francesco Orlando. De esas charlas sali¨® el ofrecimiento de Lampedusa de dar unas clases informales de literatura inglesa a j¨®venes disc¨ªpulos. Dividi¨® el curso en cinco partes, la primera de las cuales dedic¨® a Shakespeare. Estas reflexiones son las que ahora ha recogido la editorial NorteSur. Seg¨²n Lanza, a¨²n quedan cosas por publicar de su padre adoptivo. As¨ª, cree conveniente una edici¨®n cr¨ªtica que recoja "todas las variantes contenidas entre los diversos manuscritos". A la espera de eso, el lector espa?ol podr¨¢ leer pronto la primera parte del epistolario Viajes por Europa, 1925-1931.
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