Protesta calculada
La manifestaci¨®n contra el aborto evidencia el oportunismo del PP y de la c¨²pula episcopal
El pr¨®ximo s¨¢bado, Madrid ser¨¢ de nuevo el escenario de una manifestaci¨®n que se prev¨¦ masiva, protagonizada por los sectores m¨¢s conservadores. Esta vez, bajo el lema de Cada vida importa, protestan contra la reforma de la ley del aborto. Cuarenta asociaciones provida son las convocantes y el Partido Popular y la Conferencia Episcopal han aplaudido p¨²blicamente la iniciativa.
La reforma homologa nuestra legislaci¨®n a la del resto de Europa y aporta mayores garant¨ªas jur¨ªdicas tanto a las mujeres como a los m¨¦dicos que practican la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Desde ese punto de vista resulta sorprendente que el PP y la Conferencia Episcopal s¨®lo reaccionen cuando un Gobierno socialista establece la ley o trata de reformarla. Mantenerla en sus t¨¦rminos, como hizo el Ejecutivo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar durante ocho a?os o el propio Rodr¨ªguez Zapatero durante su primera legislatura, no resulta motivo de esc¨¢ndalo. As¨ª que es dif¨ªcil creer al portavoz de los obispos, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, cuando asegura que los prelados no act¨²an con c¨¢lculos de oportunidad pol¨ªtica. Su actitud, como la del PP, suscita la sospecha de que irrita m¨¢s recordar que hay una ley que permite el aborto voluntario (en este caso para reformarla) que la misma existencia de la norma.
Las argumentaciones en contra de la ley se centran, oficialmente, en la novedad de permitir a las j¨®venes de 16 y 17 a?os a que aborten sin el permiso de sus padres. Esa misma derecha que prepara su viaje a Madrid sabe que la mayor¨ªa de los padres apoya a sus hijas a la hora de tomar una decisi¨®n tan traum¨¢tica; pero sabe tambi¨¦n que el problema de la norma actual es que aboca a algunas j¨®venes al aborto clandestino y, por tanto, peligroso para su salud y su vida.
Pero tambi¨¦n resulta poco cre¨ªble que ¨¦ste sea el principal escollo moral para los convocantes. Ni su lema ni sus argumentos se concentran en ¨¦l. Atacan el principio general de la posibilidad de abortar en las primeras semanas de embarazo con gruesas afirmaciones. "Un pueblo que mata a sus hijos es un pueblo sin futuro", ha dicho la Conferencia Episcopal Espa?ola. Y resulta inexplicable que los propios obispos, una vez arrojada una piedra de tal calibre, escondan la mano. Han decidido no echarse a la calle junto a los manifestantes a los que animan. S¨ª se manifestaron contra la ley de matrimonio homosexual, que les debe parecer m¨¢s reprobable. En esta protesta tampoco estar¨¢n los principales dirigentes del PP, partido que apoya la marcha, pero, atenci¨®n, no oficialmente.
La interrupci¨®n voluntaria del embarazo es un derecho de las mujeres, pero tambi¨¦n comporta una decisi¨®n traum¨¢tica a evitar con una buena educaci¨®n sexual. La hipocres¨ªa y el oportunismo que exhiben algunos dirigentes pol¨ªticos y sociales no ayuda a afrontar la realidad social y a establecer un debate serio y profundo sobre sus problemas.
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