Pugna judicial por la imagen de Dal¨ª
La fundaci¨®n pide el cierre de una exposici¨®n del artista en Barcelona y su organizador la acusa de "abuso de poder"
Un figurante disfrazado de Dal¨ª, con barretina y alpargatas incluidas, atrae a los turistas que pasean por la calle de los Arcs, a pocos metros de la catedral. Les dirige a una exposici¨®n de obras de Dal¨ª -principalmente piezas seriadas, fotograf¨ªas y objetos- que es propiedad de varios coleccionistas particulares, entre ellos Juan Javier Bofill, propietario de la empresa Faber G¨°tic, que explota comercialmente la exhibici¨®n, para la que ha alquilado, por 11.000 euros al mes, los bajos del Reial Cercle Art¨ªstic de Barcelona. La entrada cuesta ocho euros y se realiza por la tienda donde se venden buena parte de los mismos gadgets dalinianos que pueden encontrarse en la tienda con la que finaliza el recorrido del Teatro-Museo de Dal¨ª en Figueres. Ayer por la tarde hab¨ªa cola en la caja de la tienda y en las atiborradas salas abundaban los visitantes, algunos de los cuales, despistados, tal vez pensaran que visitaban un aut¨¦ntico museo Dal¨ª.
La exhibici¨®n en los bajos del Reial Cercle Art¨ªstic tiene car¨¢cter comercial
Es algo que, por descontado,no gusta nada a la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª, que lleva tiempo pidiendo a sus organizadores, la empresa Faber G¨°tic, que deje de utilizar la marca y la imagen de Dal¨ª en esta exposici¨®n, que seguramente querr¨ªa ver clausurada. Finalmente, en julio present¨® una demanda ante el Juzgado de lo Mercantil de Barcelona contra Faber G¨°tic acus¨¢ndolos de vulnerar los derechos de marcas de propiedad intelectual y los derechos de imagen, y por actos de "competencia desleal" ya que, indica, adem¨¢s de no pagar por la utilizaci¨®n de las im¨¢genes, hacen "un claro aprovechamiento indebido de los signos distintivos y de la reputaci¨®n de la propia fundaci¨®n". Pide el cese de las irregularidades y numerosas indemnizaciones por da?os y prejuicios.
El contraataque de los responsables de esta exposici¨®n ha resultado curioso. Han presentado ante la Autoridad Catalana de la Competencia una denuncia "por abuso de posici¨®n dominante" contra la Fundaci¨®n Gala Dal¨ª, ya que consideran que "usa su monopolio legal y f¨¢ctico" en el mercado de la obra de Dal¨ª para evitar "la competencia de terceros, que tambi¨¦n son leg¨ªtimos propietarios de algunas obras de Dal¨ª". Mantienen que la fundaci¨®n no es la ¨²nica que tiene derecho a lucrarse con la explotaci¨®n de las obras de Dal¨ª y alegan que las obras son de su propiedad, por lo que, dicen, tienen el derecho a exhibirlas y a cobrar por la entrada.
Aunque la fundaci¨®n tambi¨¦n considera que suyo es el derecho a autorizar la exhibici¨®n de estas obras, cosa que no ha hecho, la principal cuesti¨®n en pugna es el derecho a la imagen. El abogado del Reial Cercle Art¨ªstic y de Faber G¨°tic, Enric Enrich, afirma que ¨¦ste es un derecho personal que se extingue al morir su titular. Otra cosa, dice, es el leg¨ªtimo derecho de la fundaci¨®n a velar por la herencia patrimonial, las marcas que tiene registradas -aunque discute que no se pueda publicitar que la obra es del artista en un cartel- y la propiedad intelectual. Seg¨²n su interpretaci¨®n, el derecho moral afecta "a las alteraciones de una obra", pero esto es diferente a la posibilidad de reproducir o exhibir la imagen del artista a trav¨¦s de fotograf¨ªas que son propiedad del coleccionista.
El abogado Albert Segura, socio del despacho Roca Junyent, que lleva los temas jur¨ªdicos de la fundaci¨®n, discrepa de esta interpretaci¨®n. "Ya hemos tenido otros juicios sobre este tema y siempre hemos ganado", se?ala. "El derecho a la imagen post m¨®rtem existe y lo que hace es traspasar a los herederos la salvaguarda de la imagen de la persona". Segura recuerda que de lo que se est¨¢ hablando es de la explotaci¨®n comercial de un artista. Y seg¨²n se?ala en la denuncia, "la fundaci¨®n es la ¨²nica entidad legitimada para explotar directamente la obra, la imagen, las marcas y todos los derechos inmateriales relativos a Dal¨ª, as¨ª como para autorizar a terceros dichas explotaciones".
Lo que queda claro, en todo caso, es que Dal¨ª, adem¨¢s de un artista, sigue siendo un negocio.
![Una de las salas de la exposici¨®n de Dal¨ª.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YSW4RKJQSOMYCYAGRMWJYUB7MI.jpg?auth=05f4805d0167cb39c3dd4b710b574aed838ccc319ebd731bebfc7ce4e5ca4530&width=414)
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