Kilos de carne caducada en la cocina de una residencia para discapacitados
Dos inspecciones oficiales han hallado decenas de productos pasados
Jos¨¦ Francisco tiene 34 a?os, pero no puede ducharse solo. Ni afeitarse. Ni lavarse los dientes. Le tiene que ayudar su madre porque sufre una profunda discapacidad ps¨ªquica. Una dependencia extrema que por las ma?anas cubre la residencia p¨²blica Dos de Mayo. Incluida la comida. Por eso su madre, Menica Rodr¨ªguez, est¨¢ preocupada. Muy preocupada. Dos inspecciones oficiales en el centro (situado en la calle de O?a, en el distrito de Hortaleza), una en 2008 y otra hace menos de un mes, han descubierto que en la despensa del centro hab¨ªa kilos y kilos de comida caducada. Cordero, carne picada, cerdo, chorizo, pan de molde, magdalenas con moho servidas para desayunar. Una largu¨ªsima lista de alimentos en mal estado que inclu¨ªa hasta potitos de ni?o y az¨²car, pasando por pollos congelados y redondo de ternera.
Los 100 kilos de carne en mal estado se llevaron a una perrera
La inspecci¨®n de septiembre hall¨® un arsenal de comida pasada
"Una situaci¨®n intolerable", en opini¨®n de la diputada regional de Izquierda Unida Pepa Amat, que denunci¨® la semana pasada el caso en la Asamblea. Pero la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales no necesita que le recuerden el caso. Ya lo sabe. Ellos mismos expedientaron al jefe de cocina con tres d¨ªas sin empleo y sin sueldo en febrero de 2009. "Parece que es un caso de reiterados errores humanos y que nunca se llegaron a cocinar esos productos pasados de fecha", expresa la consejera Engracia Hidalgo, que concede la negligencia pero advierte de que "la Administraci¨®n no puede tomar decisiones con respecto al personal laboral con facilidad".
La consejera tambi¨¦n subraya la gravedad del lugar donde se han descubierto los alimentos caducados. En la residencia comen todos los d¨ªas 85 discapacitados ps¨ªquicos. De ellos, 57 viven all¨ª. Seg¨²n Menica, "no pueden darse cuenta de si lo que comen es bueno, malo o regular".
Uno de los alimentos m¨¢s recurrentes en las listas de comida para desechar son las salsas. Litros y litros de salsas caducadas guardadas en fuentes. Por ejemplo, de condimento Worcestershire Lee & Perrins. Una salsa salada de sabor muy fuerte que, seg¨²n la sospecha de algunos padres de internos, puede haber servido para enmascarar el sabor de los alimentos en mal estado.
Pasa a la p¨¢gina 2Lo que ha sucedido, seg¨²n las sucesivas actas de la Comunidad o el Ayuntamiento, es que en las cocinas del centro se hall¨® en junio de 2008 una largu¨ªsima lista de productos caducados. Por ejemplo, botes de mermelada cuya fecha de consumo recomendada caducaba en 2004. O tres sacos de 20 kilos cada uno de pur¨¦ de patata cuyo plazo de consumo expiraba un a?o atr¨¢s. Los m¨¢s de cien kilos de carne en mal estado se llevaron a una perrera cercana a la residencia para que sirvieran de alimento a los animales. Tambi¨¦n se hallaron productos congelados "con fecha de caducidad pasada", as¨ª como zumos y l¨¢cteos con las fechas borradas.
La siguiente acta levantada es de diciembre de 2008. Entonces fueron unas latas de Coca-Cola las que se sirvieron caducadas en una fiesta navide?a para los familiares. Poco despu¨¦s, unas magdalenas verdosas, pasadas m¨¢s de dos semanas, que aparecieron en las mesas del desayuno. Y ah¨ª s¨ª tuvo su castigo el jefe de cocinas. Fue apartado de su puesto menos de una semana el 20 de febrero de 2008.
El 6 de septiembre de 2009 fue la Comunidad quien baj¨® hasta las cocinas y la despensa de la residencia. Los inspectores s¨®lo encontraron unas botellas de refresco caducadas. Sin embargo, cinco d¨ªas despu¨¦s el Ayuntamiento inspeccion¨® el lugar y encontr¨® todo un arsenal de comida pasada: pan de molde, salsas, cajas de poleo, condimentos de cocina, jam¨®n cocido. Y no s¨®lo eso. En esta inspecci¨®n se apuntan m¨¢s deficiencias: alimentos sin etiquetado, no se usaba lej¨ªa para la desinfecci¨®n de hortalizas, verduras y frutas, no se conservaban las muestras de los platos y las cantidades eran insuficientes (inferiores a 150 gramos). La diferencia entre lo hallado en una y otra inspecci¨®n se debe, seg¨²n uno de los familiares que prefiere no identificarse, a que alguien puede "avisarles de que van a venir a inspeccionar". Desde la consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales excluyen esa posibilidad y repiten que creen que todo se debe a la falta de profesionalidad y despiste del jefe de cocinas. Un hombre que lleva ocupando ese cargo casi una d¨¦cada.
"Ellos no se pueden defender, pero nosotros s¨ª y no lo podemos permitir", es la frase que repite Menica mientras recuerda sus sucesivas protestas ante los gerentes de la residencia. "Lo que ellos me dicen es que demuestre que toda esa comida se ha usado alguna vez para alimentar a los chicos, pero yo creo que el mero hecho de que est¨¦ all¨ª ya es suficientemente grave e indica que pueden haberla usado", se lamenta esta mujer, quien deja a su hijo hasta las cinco y media de la tarde en el centro y que lo considera "como si fuera un brazo m¨ªo", asegura, "por todo el cari?o y el amor que tiene dentro". Y dice, categ¨®rica: "Podr¨ªan comerse un trozo de ladrillo si se lo dieran, no tienen ninguna capacidad de protestar ni de contarle a nadie lo que sucede".
La consejer¨ªa, por de pronto, va a convocar a los partidos de la oposici¨®n y a los sindicatos para tratar de reformar el convenio colectivo, que deja muy poco margen para corregir este tipo de comportamientos. "Es muy dif¨ªcil apartar a estas personas [en este caso el cocinero] de los cargos porque est¨¢n muy protegidos por el reglamento", sostiene, antes de negar la posibilidad de ponerle un supervisor para que vigile la comida: "Eso ser¨ªa duplicar un puesto y la administraci¨®n no se lo puede permitir, ni ser¨ªa razonable".
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