El hombre de los "paquetitos"
Pablo Crespo, 'segundo' de Francisco Correa, gobern¨® durante cinco a?os la 'cocina' del PP gallego parapetado tras las figuras de Manuel Fraga y Xos¨¦ Cui?a
"No soy un pol¨ªtico, soy un t¨¦cnico", repet¨ªa, con una media sonrisa, cuando un periodista le ped¨ªa una declaraci¨®n. Pablo Crespo Sabar¨ªs (Pontevedra, 1960) justificaba as¨ª su empe?o en permanecer en la sombra durante el lustro, entre 1994 y 1999, que estuvo en la c¨²spide del PP gallego dirigido por Manuel Fraga y el entonces todopoderoso Xos¨¦ Cui?a. Al hombre que ahora tiene 1.240.000 entradas con s¨®lo teclear su nombre en Google no se le recuerda entrevista alguna ni declaraciones p¨²blicas. Ni tampoco, pese a ser el tercero del partido, tras Fraga y Cui?a, una intervenci¨®n pol¨ªtica. Ni siquiera un mitin en la campa?a de las elecciones gallegas de 1997, en la que era el n¨²mero cinco por Pontevedra y en la que tanto facturaron las empresas de la trama G¨¹rtel que ahora codirig¨ªa. En los a?os dorados del fraguismo, Crespo aparec¨ªa como un escudero silencioso, siempre un par de metros detr¨¢s del presidente y su delf¨ªn, un hombre casi sin rostro.
"Me dijo, 'te vas a acordar', y me acuerdo. Al verlo esposado en la tele"
"Fue un adicto a la mentira, a la confabulaci¨®n y a la traici¨®n"
Lo suyo era llevar los libros contables y organizar campa?as y grandes actos, no ocuparse de la ideolog¨ªa, y menos de dar mitines. Ni uno. "Fue un gerente con amplias funciones en el partido", explica un ex pol¨ªtico que se sentaba con Crespo en la ejecutiva del PP gallego. Pero eran labores siempre en la cocina.
"Ten¨ªa cero autonom¨ªa y responsabilidad pol¨ªtica", asegura otro dirigente jubilado. "M¨¢s que un intendente, era como la criada del partido, el que hac¨ªa los recados, iba a buscar un paquetito aqu¨ª, a llevar otro all¨¢. Pero no pintaba nada" en el plano pol¨ªtico, se?ala uno de los tambi¨¦n ahora retirados responsables del PP en el sur de Galicia. "Nosotros nos autofinanci¨¢bamos, no ten¨ªamos ni una deuda en el partido y no recurrimos nunca a ¨¦l para nada", se apresura a a?adir. Los libros con cuentas presuntamente irregulares del PP gallego, que Crespo guardaba en la caja fuerte de un banco en Pontevedra, dispararon estos d¨ªas las llamadas entre compa?eros de filas, con preguntas del tipo "oye, ?y t¨² de todo esto tienes algo?".
Los que compart¨ªan responsabilidades en el PP gallego reconocen que cuando en 1994 Cui?a lo introdujo como su mano derecha, tanto en el partido como de asesor en Obras P¨²blicas, a aquel treinta?ero sin experiencia pol¨ªtica que dirig¨ªa una caja de ahorros en Vilagarc¨ªa se le acogi¨® sin sorpresa por ser el hijo de un hist¨®rico muy apreciado, Manuel Crespo Alfaya. "Nadie lo conoc¨ªa, pero lleg¨® con un aval de primera divisi¨®n", destaca un ex dirigente. No hay nadie en el PP que a¨²n hoy no exprese afecto por el ya fallecido y muy respetado Crespo Alfaya, delegado de Fraga cuando era ministro de la dictadura y mano derecha en Pontevedra del joven Mariano Rajoy, primero presidente de la diputaci¨®n y luego vicepresidente de la Xunta (1986-1987). Crespo Alfaya ayud¨® tambi¨¦n mucho a Cui?a cuando pas¨® de alcalde de Lal¨ªn a sustituir a Rajoy en la Diputaci¨®n, por lo que a nadie le extra?aba que luego le devolviese el favor colocando a su reto?o. "Era de esas estrategias de fichaje de Cui?a que no entend¨ªa nadie, aunque en este caso deber¨ªa un favor al padre", apunta otro ex miembro de la c¨²pula conservadora.
Crespo hab¨ªa tenido su bautismo pol¨ªtico en Vilagarc¨ªa, adonde lleg¨® en 1993 para dirigir una sucursal de Caixa Galicia. Tres a?os despu¨¦s, fue elegido presidente local del PP. Los populares hab¨ªan perdido la mayor¨ªa absoluta en el ayuntamiento gracias a los manejos del secretario general de la C¨¢mara de Comercio, y a la postre narcotraficante, Pablo Vioque, ya desvinculado del PP, en el que hab¨ªa sido un destacado dirigente local a?os atr¨¢s. Vioque se hizo con la llave para arrebatarle la alcald¨ªa a la derecha y d¨¢rsela al PSOE, en las elecciones de 1991. Eran los a?os del apogeo del contrabando y el narcotr¨¢fico. Con el apoyo de Cui?a, Crespo comenz¨® el asalto al poder por la C¨¢mara de Comercio. Por mandato expreso de Fraga, Vioque fue apartado fulminantemente de la C¨¢mara en julio de 1995, tras la entrada y registro de la sede por parte de personal de la Direcci¨®n Xeral de Comercio.
Eliminado Vioque, Crespo inici¨® su cruzada contra las viejas huestes del PP en Vilagarc¨ªa para hacerse con el control, no s¨®lo de su ejecutiva, sino tambi¨¦n del puerto y de Fexdega. Siempre con el respaldo de Cui?a, se sali¨® con la suya, aunque en dos a?os la militancia pas¨® de 1.200 afiliados a 60. Coloc¨® a un hombre de paja en el partido y en la presidencia de la Autoridad Portuaria, Manuel Bouzas, tambi¨¦n director de banco y que proven¨ªa del PSOE. Para apartar del puerto al ex alcalde Jos¨¦ Luis Rivera Mallo, Pablito, como le llamaban, desat¨® una campa?a de ataques personales que le valieron una condena por calumnias. Hoy nadie quiere hablar p¨²blicamente de su paso por Vilagarc¨ªa. S¨®lo Rivera se expresa sin tapujos: "Fue un adicto a la mentira, a la confabulaci¨®n y a la traici¨®n, pero no voy a hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo".
De su etapa arousana tambi¨¦n se recuerda su campa?a a favor de la instalaci¨®n de los dep¨®sitos qu¨ªmicos de Ferrazo, ahora declarados ilegales. Algunos alcaldes de la r¨ªa admiten que fueron presionados por ¨¦l para que apoyaran el proyecto . "S¨®lo unos pocos no cedimos a unas maniobras que s¨®lo pod¨ªan entenderse por intereses econ¨®micos", comenta un alcalde. "Me dijo 'te vas a acordar', y claro que me acuerdo. Cuando sale esposado en la tele".
Mientras fraguaba su carrera en Vilagarc¨ªa, Crespo ya estaba en n¨®mina de la conseller¨ªa de Cui?a como asesor desde 1994. Lo dej¨® dos a?os m¨¢s tarde, cuando irrumpi¨® como secretario de Organizaci¨®n del PP, cargo que compagin¨® luego con el de consejero de Portos de Galicia, con una interrupci¨®n de un a?o cuando ocup¨® un esca?o de diputado. Nadie le recuerda en una reuni¨®n del ente, del que fue cesado por la conselleira socialista Mar¨ªa Jos¨¦ Caride al final de 2005.
En Santiago, Crespo se esforz¨® por no llamar la atenci¨®n. Su protagonismo fue nulo durante los ocho meses en los que ejerci¨® como diputado auton¨®mico, entre noviembre de 1997 y julio de 1998. "No puedo, no tengo tiempo", se excusaba con sus compa?eros de esca?o. Prefer¨ªa dedicarlo a la N¨¦cora, la antigua sede del PP gallego en la acera de enfrente del Parlamento. "Ten¨ªa una capacidad de trabajo enorme, en la l¨ªnea de Fraga y Cui?a", asegura otro ex dirigente. Pero eran labores alejadas de las de un secretario de Organizaci¨®n. "Ni siquiera le enviaban a apagar fuegos". El hoy uno de los principales protagonistas de la trama G¨¹rtel hu¨ªa de los micros, pero no faltaba a una cita del PP gallego, a las que siempre acud¨ªa "con extrema puntualidad" aunque sin abrir la boca. "Ten¨ªa un comportamiento extraordinario, impecable y cumplidor", cuenta un ex dirigente del grupo parlamentario.
Se march¨® a Madrid cuando Fraga decapit¨® el cui?ismo, en 1999, y Cui?a lo recomend¨® -"es oro molido"- a Francisco Correa, cerebro de la red G¨¹rtel. En el PP gallego muchos aseguran tener dificultades para reconocer en aquel hombre sin genio ni figura a uno de los cerebros de la trama. Un ex eurodiputado cuenta que coincid¨ªa mucho con Crespo en aviones de Madrid a Bruselas. "Siempre lo ve¨ªa viajar en business, lo recog¨ªan en el aeropuerto coches de lujo y siempre me preguntaba a qu¨¦ se dedicar¨ªa para tener semejante tren de vida".
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