De 'mani' con seis hijos

Viaja en un autob¨²s con seis de sus nueve hijos, sin su marido. Se llama Candelaria Garc¨ªa, de 43 a?os, y lleva en pie desde las cinco de la ma?ana. Ten¨ªa que preparar bocadillos de pollo y jam¨®n york para que los ni?os comiesen durante la manifestaci¨®n. El trayecto es de Sevilla a Madrid, son siete horas de viaje. El autob¨²s parti¨® a las 7.30. "Voy a hacerme notar entre la multitud. Quiero decir que el aborto es un asesinato".

Candelaria da de mamar a su hijo Manuel, de ocho meses, mientras sus otros cinco hijos juegan o duermen en la parte trasera del autob¨²s, donde se han instalado. Toallitas, biberones, juguetes y sonajeros invaden los asientos. "Ni?os, sentaos bien que la polic¨ªa pone multa", les advierte, mientras ellos le preguntan incesantemente cu¨¢nto falta para llegar.

Para pasar las horas, comen frutos secos, galletas de chocolate y algo de fruta. "De comprar esto se ha encargado mi hija mayor, de 19 a?os", dice sonriendo. Y le deja a Manuel, que con algo de sue?o, se duerme entre los brazos de su hermana.

Candelaria se define cristiana, cat¨®lica, apost¨®lica y romana, "nada m¨¢s", y piensa que el problema del aborto tiene una ra¨ªz clara: la formaci¨®n. "Todo es falta de educaci¨®n, es la ignorancia lo que lleva a las chicas a quedarse embarazadas". Y matiza, "tambi¨¦n est¨¢n los intereses de las cl¨ªnicas abortistas y de los pol¨ªticos".

Habla pausada y convencida, y todav¨ªa se entristece al recordar dos abortos espont¨¢neos que ha sufrido. "Me dar¨ªa igual tener un hijo minusv¨¢lido. Me niego a hacerme la amniocentesis, hay que quererlos como vienen, si no ser¨ªamos nazis".

Para la manifestaci¨®n, Candelaria lleva dos carritos de beb¨¦, uno para Manuel y otro para cuando se canse alguno de sus hermanos, y para cargar las mochilas. Acabada la marcha, est¨¢ cansada y euf¨®rica. "Ha sido un d¨ªa maravilloso y me he manejado muy bien entre la bulla".

A las 21.30 emprende la vuelta. "Me voy emocionada de pensar que hay tanta gente unida". Ahora, un poquito de cuello torcido para dormir y hasta Sevilla. "Y si hay que venir otra vez, venimos otra vez".