'L'empastifada'
Ya es mala suerte que cuando los sondeos sobre intenci¨®n de voto sonre¨ªan, por fin, a Mariano Rajoy, Artur Mas y Xavier Trias, en sus respectivas carreras en pos de las presidencias del Gobierno, la Generalitat y la alcald¨ªa de Barcelona, les hayan estallado asuntos tan feos y malolientes como el esc¨¢ndalo Millet y el caso G¨¹rtel. En su momento se ver¨¢ si influyen o no en la orientaci¨®n del voto, pero desde luego no son un empuje a su favor.
Lo de Millet y la Fundaci¨®n Trias Fargas ha dado pie a un sonoro episodio de lo que Jordi Pujol describ¨ªa, cuando presid¨ªa el Gobierno catal¨¢n, como la t¨¢ctica de l'empastifada. Acosado en varias ocasiones por asuntos que terminaron en ceses de algunos de sus consejeros, Pujol se defend¨ªa recriminando a su vez a la oposici¨®n de izquierdas que lanzara innobles acusaciones o sospechas de deshonestidad contra el Gobierno de CiU para distraer la atenci¨®n de los ciudadanos sobre sus propias debilidades y la carencia de alternativas pol¨ªticas.
Converg¨¨ncia se defiende en el 'caso Millet' con la misma t¨¢ctica que Pujol denostaba cuando estaba en el Gobierno
Sosten¨ªa entonces Pujol que con esa t¨¦cnica se desgastaba quiz¨¢ al Gobierno de CiU, pero al precio de desprestigiar irresponsablemente a la globalidad de los actores pol¨ªticos. Quien, sin embargo, acaba de recurrir ahora mismo a este m¨¦todo ha sido justamente el director de una plataforma de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, la Fundaci¨®n Trias Fargas, Agust¨ª Colomines, a la que el esc¨¢ndalo Millet ha situado como receptora de unos fondos que nunca debi¨® recibir. A Colomines no se le ha ocurrido otra defensa que acusar a las fundaciones de los dem¨¢s partidos, sin prueba alguna, de recibir tambi¨¦n fondos de origen inconfesable.
Ver ahora c¨®mo los convergentes practican contra la izquierda nada menos que la en otro tiempo denostada t¨¢ctica de l'empastifada es una de las cosas que todav¨ªa no hab¨ªa deparado la ya bastante larga traves¨ªa del desierto de los herederos del pujolismo. Una novedad casi del mismo calibre que la de ver convertido en independentista al partido de Miquel Roca.
Entretanto, la organizaci¨®n regional del PP en Catalu?a ha salido indemne de los da?os provocados por el caso G¨¹rtel, salvo la parte al¨ªcuota que le corresponda en el deterioro de la imagen global del partido y del liderazgo de Rajoy. Es l¨®gico que as¨ª sea, pues este asunto es una variante hisp¨¢nica de la mordida mexicana, aplicable si acaso donde se gobierna, como es el caso en las comunidades de Madrid y Valencia, pero no en Catalu?a, donde el PP no es una fuerza de gobierno.
Esta condici¨®n exc¨¦ntrica del PP respecto al sistema catal¨¢n de partidos ha sido de nuevo puesta de relieve estos d¨ªas por la abrupta huida de la diputada auton¨®mica Montserrat Nebrera, tan s¨®lo un a?o despu¨¦s de su frustrado asalto al liderazgo del partido en Catalu?a.
El fracaso de Nebrera en su pretensi¨®n de terminar con el poder de las familias pol¨ªticas que desde hace d¨¦cadas se?orean la organizaci¨®n catalana del PP era, no obstante, totalmente previsible, despu¨¦s de que su mentor, Josep Piqu¨¦, arrojara la misma toalla.
Nebrera lleg¨® al PP en 2006 de la mano de Piqu¨¦. Su fichaje quer¨ªa iniciar la sustituci¨®n del personal pol¨ªtico de la derecha catalana. Se trataba de cambiar viejos o j¨®venes pol¨ªticos que se hab¨ªan ganado el puesto a base de comer durante a?os los chuscos diarios en el cuartel regional del partido, en la calle de Urgell de Barcelona, por otros con perfiles como el de Nebrera: el de una joven universitaria de curr¨ªculo excelente, imagen televisiva, palabra f¨¢cil y buenos contactos con el mundo de la derecha tradicional catalana, como acreditaba el cargo de Nebrera en la Fundaci¨®n Francesc Camb¨®.
Las humillantes derrotas sufridas en sus empe?os renovadores por Piqu¨¦ frente a ?ngel Acebes y Eduardo Zaplana, y por Nebrera frente a Alicia S¨¢nchez-Camacho plantean una pregunta que tiene que ver con el futuro del PP en Catalu?a. ?Por qu¨¦ pol¨ªticos que han destacado por poseer brillantes curr¨ªculos acad¨¦micos, acerada inteligencia y excelentes relaciones con el entorno sociopol¨ªtico de la derecha se estrellan aparatosamente en Catalu?a en cuanto se afilian al PP?
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