Las plantas rup¨ªcolas, indispensables de la flora urbana en ciudades y pueblos
Esta especie, entre las que se incluyen las cimbalarias y las parietarias, adora todo lo escarpado, disfruta con la verticalidad y crece casi sin sustrato. En algunas regiones europeas, se consumen en ensalada y se emplean por sus propiedades medicinales, pero quiz¨¢s el uso m¨¢s curioso tiene que ver con su cualidad como limpiadora de objetos de vidrio
¡°Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, esta es mi insignia y mi blas¨®n¡±, reza uno de los lemas que hablan de la fundaci¨®n de la ciudad de Madrid, hace unos cuantos siglos. Cada parte de esta sentencia dicta los or¨ªgenes de la urbe: el agua, abundante en sus arroyos y el subsuelo, y su defensa gracias a unas murallas edificadas con s¨ªlex, piedra de la que saltan chispas al impactar sobre ellas cualquier proyectil que se lanzara. Al agua y a la roca habr¨ªa que a?adir que muchos de los actuales muros de sus innumerables construcciones tienen una compa?¨ªa org¨¢nica de lo m¨¢s bella, en forma de peque?as plantas. Y esto no solo ocurre en Madrid, sino por toda la geograf¨ªa espa?ola, ya sea C¨¢diz, Talavera de la Reina o Luesia.
Las especies rup¨ªcolas ¡ªplantas que crecen sobre paredes rocosas o de ladrillo¡ª adoran todo lo escarpado y disfrutan con la verticalidad que les ofrecen los muros. Por ello, son parte indispensable de la flora urbana de ciudades y pueblos. Son, en fin, un atractivo m¨¢s cuando se camina por sus calles. De hecho, son tan sugerentes que enamoran a algunos de sus habitantes hasta el punto de dedicarles libros, como en el caso de dos peque?as y valiosas publicaciones: Plantas de nuestros muros, aceras y alcorques, de ?lvaro Izuzquiza o La ciudad donde las piedras florecen, de Jos¨¦ Antonio D¨ªaz Peromingo.
Precisamente, este ¨²ltimo autor comenta: ¡°Con diferencia, las plantas m¨¢s abundantes en los muros de Santiago de Compostela en los meses de invierno son las cimbalarias (Cymbalaria muralis) y las parietarias (Parietaria judaica)¡±. Esta ¨²ltima lleva inserto en su nombre su gusto por las paredes, ya que su apelativo deriva del lat¨ªn parietis (pared, en castellano). Adem¨¢s, es prima de las ortigas (Urtica spp.), con las que comparte familia, la de las urtic¨¢ceas. Y si bien la parietaria no pica cuando se la toca, s¨ª que produce molestias a una parte de la poblaci¨®n, al tener un polen muy alerg¨¦nico. Como la planta se poliniza a trav¨¦s del aire, y no por insectos ¡ªsu polinizaci¨®n se denomina anem¨®fila¡ª, se produce una gran cantidad de polen. Para favorecer esta dispersi¨®n, es decir, para conseguir que una m¨ªnima parte de ¨¦l llegue a los ¨®rganos femeninos de otra planta y as¨ª fecundar sus ¨®vulos, la parietaria ha ideado un mecanismo explosivo muy ingenioso: sus estambres ¡ªlos ¨®rganos productores del polen¡ª est¨¢n doblados y se abren desperez¨¢ndose violentamente para generar una peque?a nube de polen de lo m¨¢s curiosa. En una ma?ana c¨¢lida se puede observar este fen¨®meno tan teatral si se tiene paciencia para reposar al lado de alguna de estas plantas.
Esta especie recibe muchos nombres vern¨¢culos, como el de albahaquilla, por el ligero parecido de sus hojas con la albahaca (Ocimum basilicum), aunque diste mucho de ella por su inter¨¦s como planta culinaria. Sin embargo, la oruga de la mariposa vanesa (Vanessa atalanta) no opina lo mismo: la devora con fruici¨®n y no parece importarle que toda la planta est¨¦ recubierta de una fina vellosidad, desde sus tallos rojizos hasta las hojas. Este insecto, una belleza alada, es habitual en los jardines, por lo que la parietaria tambi¨¦n contribuye a la biodiversidad animal tan necesaria en una ciudad.
El ser humano tambi¨¦n le encontr¨® utilidad a la parietaria. En algunas regiones europeas se consumen sus brotes tiernos en ensalada y se emplea esta planta, por sus propiedades medicinales, para tratar afecciones de todo tipo, como el reuma o inflamaciones del aparato urinario. Pero, quiz¨¢s, el uso m¨¢s curioso tiene que ver con su cualidad como limpiadora de objetos de vidrio. Esto es algo que se documenta desde la Edad Media en fuentes ¨¢rabes de la regi¨®n de Palestina y de Siria, donde se utilizaban sus tallos y hojas para tal fin: se sumerg¨ªa la planta con agua en los cacharros de vidrio, para despu¨¦s agitar la mezcla y dejar el recipiente brillante.
Sorprende ver a la parietaria crecer tenaz en m¨ªnimas grietas, sin casi sustrato y, si lo tiene, suele ser una tierra casi inerte y pobre, fruto de la meteorizaci¨®n de la roca, del cemento y del ladrillo. Pero ella estar¨¢ ah¨ª con sus ra¨ªces fibrosas y extremadamente exploradoras, d¨¢ndolo todo por agarrarse y prosperar. Es seguro que esta planta no aparecer¨¢ nunca en una lista de las m¨¢s llamativas o hermosas que se puedan encontrar, pero pinta de verde muros olvidados y con su clorofila contribuye a ajardinar las calles urbanas.
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