El premio literario que no cesa
Octubre es el mes de los cert¨¢menes de escritura, fen¨®meno retratado con humor en dos libros recientes - En Espa?a hay al a?o 3.500 galardones de este tipo
El viejo latiguillo que durante d¨¦cadas circul¨® entre el gremio de escritores -"A las siete de la tarde, o das una conferencia o te la dan"- ha sido sustituido por uno nuevo: "A la hora de comer, o formas parte del jurado de un premio literario o de los candidatos".
En los ¨²ltimos d¨ªas la lluvia de galardones, Nobel incluido, ha coincidido con la aparici¨®n de dos libros que se acercan al fen¨®meno de los honores librescos desde el humor -Espa?a, aparte de m¨ª estos premios (P¨¢ginas de Espuma), de Fernando Iwasaki- y desde la autocr¨ªtica -Mis premios (Alianza), de Thomas Bernhard-.
El oto?o es la estaci¨®n elegida por el Ministerio de Cultura para otorgar sus 19 premios anuales. Hoy se falla, por ejemplo, el de Ensayo. La semana pasada, adem¨¢s, se llevaron sendos premios nacionales dos autores treinta?eros. Mientras el de Narrativa fue para Kirmen Uribe, por una novela en euskera que, el d¨ªa del fallo, no hab¨ªa encontrado a¨²n editor en castellano, el de Literatura Dram¨¢tica recay¨® en Paco Bezerra, por una obra que no ten¨ªa quien la subiera a las tablas.
Las recompensas para obras in¨¦ditas, escasas en Europa, triunfan en Espa?a
Este a?o, adem¨¢s, se cumplen 20 de la publicaci¨®n de Juegos de la edad tard¨ªa (Tusquets), la primera novela de Luis Landero, con la que el autor extreme?o gan¨® el Premio Nacional de Narrativa y, meses antes, el de la Cr¨ªtica. "Aquello", recuerda el escritor, "me pill¨® con 40 a?os. Yo hubiera seguido escribiendo igual". Eso s¨ª, la novela dispar¨® sus ventas. Hoy lleva 18 ediciones.
Parad¨®jicamente, los galardones ministeriales parecen haber tomado el relevo a los de las grandes editoriales a la hora de descubrir -y de paso consagrar- nuevos valores. Cada vez es menos habitual que ¨¦stos se fijen en autores primerizos e in¨¦ditos como, en su d¨ªa, Miguel Delibes, Carmen Laforet o Ana Mar¨ªa Matute. As¨ª, Camilo Jos¨¦ Cela obtuvo el Planeta en 1994, cinco a?os despu¨¦s de recibir el Nobel.
La gran peculiaridad del ecosistema literario espa?ol es, contra lo que ocurre en otros pa¨ªses, la abundancia de galardones concedido a obras in¨¦ditas. Una de las fuentes con m¨¢s solera para certificar la inflaci¨®n de galardones es la Gu¨ªa de premios y concursos literarios en Espa?a que publica bienalmente la librer¨ªa madrile?a Fuentetaja. La ¨²ltima edici¨®n recoge m¨¢s de 1.800 premios. La primera, correspondiente a 1996, recog¨ªa poco m¨¢s de 1.000.
Seg¨²n Chema ?lvarez, responsable de la gu¨ªa, Internet ha hecho que "la cifra de concursos que se convocan desde y por la Red" crezca "exponencialmente". As¨ª, el portal de Internet premiosliterarios.com ofrece a sus suscriptores informaci¨®n sobre las bases de 3.500 cert¨¢menes (cerca de 10 por d¨ªa, domingos incluidos). Este mes, y s¨®lo en la modalidad de narrativa se cerrar¨¢ el plazo de 45 cert¨¢menes: desde el de la Cofrad¨ªa del Vino de Navarra hasta el Mazzantini de relatos taurinos de Llodio (?lava).
A ese "hecho diferencial" de la literatura espa?ola le ha dedicado Fernando Iwasaki Espa?a, aparte de m¨ª estos premios. La obra del escritor peruano afincado en Sevilla es un conjunto de relatos precedidos por las bases de un imaginario concurso literario local y seguido por la correspondiente acta del jurado. Para Iwasaki, los premios son una forma de publicidad para los convocantes, algo que se multiplic¨® con el Estado de las autonom¨ªas. "La cantidad de premios que hay en Espa?a es algo que sorprende a cualquier extranjero, sobre todo si viene del Per¨², donde s¨®lo hay tres", dice el escritor lime?o. En su opini¨®n, los galardones sirven para tres cosas: sostener una vocaci¨®n, consagrar una trayectoria o "directamente, prejubilarte".
Si el ¨²ltimo fue el caso del propio Cela, el primero podr¨ªa ser, como recuerda Iwasaki, el de Luis Sep¨²lveda antes de Un viejo que le¨ªa novelas de amor, Luis Leante antes de ganar el Alfaguara y, sobre todo, Roberto Bola?o. Antes de su consagraci¨®n universal el autor chileno sobrevivi¨®, en sus propias palabras, con lo que ganaba en los mil premios "de tercera divisi¨®n" desperdigados por la geograf¨ªa de Espa?a, "premios b¨²falo que un piel roja ten¨ªa que salir a cazar, pues en ello le iba la vida". Lo dice en Monsieur Pain, una novela que pas¨® sin pena ni gloria cuando gan¨®, en 1993 y con el t¨ªtulo de La senda de los elefantes, el premio F¨¦lix Urabayen del Ayuntamiento de Toledo. Cuando la rescat¨® Anagrama seis a?os m¨¢s tarde fue recibida como una obra maestra.
"Yo tambi¨¦n soy un cerdo"
"No estoy dispuesto a rechazar veinticinco mil chelines, dec¨ªa, soy codicioso, no tengo car¨¢cter, yo tambi¨¦n soy un cerdo". Esto dice de s¨ª mismo Thomas Bernhard en Mis premios (Alianza), el libro p¨®stumo reci¨¦n publicado en Espa?a con el que se conmemoran los 20 a?os de la muerte del escritor austriaco. En ¨¦l, el autor de Correcci¨®n explica las razones por las que acept¨® cada uno de los galardones que recibi¨® en su vida. Las razones, de hecho, suelen ser la raz¨®n: el dinero. De hecho, se siente "humillado" cuando se entera de que uno de ellos no tiene dotaci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n cuando recibe el Premio Nacional peque?o (a una obra) en lugar del grande (a toda una trayectoria). "Durante todos los a?os en que segu¨ª recibiendo premios", escribe, "fui demasiado d¨¦bil para decir que no (...) Despreciaba a los que me daban premios, pero no rechazaba estrictamente los premios (...) Odiaba las ceremonias, pero participaba en ellas, odiaba a los que daban premios, pero aceptaba las sumas de dinero". En eso no se distingu¨ªa de Sartre, que rechaz¨® el Nobel pero a?os despu¨¦s reclam¨® su dotaci¨®n.
La traducci¨®n del volumen, que incluye varios discursos barnizados con sosa c¨¢ustica, ha corrido a cargo de Miguel S¨¢enz. El traductor dice haberse "divertido" mucho traduciendo a Bernhard pero no le convence la "explotaci¨®n" de sus archivos en busca de in¨¦ditos: "Es cierto que qued¨® por publicar un libro de poemas, pero el t¨ªtulo lo us¨® luego para una novela". S¨¢enz, que ha sido el gran divulgador de la obra de Bernhard en Espa?a, celebra ahora la gran repercusi¨®n que est¨¢ alcanzando en Am¨¦rica Latina. A ella ha contribuido, dice, la reciente reuni¨®n a cargo de Anagrama de todos sus libros autobiogr¨¢ficos en un solo volumen: "Eso demuestra que es un autor universal". Tan universal como el desprecio de muchos escritores por los premios que aceptan.
Babelia
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