Nobel a Obama: un premio merecido
El premio Nobel de la Paz otorgado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene importantes significados dentro y fuera de los Estados Unidos de Am¨¦rica. Adentro, es una sonora cachetada a la creciente campa?a de odio, mentira y maledicencia orquestada contra Obama por la extrema derecha norteamericana y encabezada por demagogos televisivos como Rush Limbaugh.
Un grupo extremista ha pedido el asesinato del presidente Obama. Otros, m¨¢s comedidos, han alegado que Obama no naci¨® en Estados Unidos, y que su padre es de Kenia, ofuscando el hecho de que Obama naci¨® en Hawai, que su madre es de Kansas y que la nacionalidad la otorga el lugar de nacimiento.
Semejantes mezquindades son magnificadas por insensateces ideol¨®gicas: Obama es un racista a la inversa, odia a la raza blanca y obligar¨ªa a los blancos a sentarse en la ¨²ltima fila de los autobuses. Y m¨¢s: Obama es "socialista" porque quiere abrir la seguridad m¨¦dica a quienes no la tienen (como sucede en casi toda Europa). El elogio de Gordon Brown al sistema p¨²blico de salud en Inglaterra prueba, sin duda, que el primer ministro ingl¨¦s es un rojillo peligroso.
En menos de 300 d¨ªas ha transformado la escena internacional a favor de la paz y la diplomacia
Sobra decir que estos ataques no son gratuitos. Explotan la vieja disputa entre la federaci¨®n y los Estados, el "elitismo" y el "populismo", Hamilton y Jefferson, pero le a?aden un elemento perverso de calumnia, maledicencia y, ya se ve, racismo que no osa decir su nombre.
S¨®lo que, adem¨¢s del hecho pol¨ªtico interno de deslegitimizar a los cr¨ªticos de mala fe (los de buena fe son bienvenidos), el Nobel a Obama tiene un efecto internacional may¨²sculo. ?Por qu¨¦ se premia a Obama, se?alan algunas objeciones, a s¨®lo nueve meses de su inauguraci¨®n cuando a¨²n faltan m¨¢s de tres a?os de su presidencia?
La respuesta es que, en menos de 300 d¨ªas, Barack Obama ha transformado el escenario internacional a favor de la paz y la diplomacia.
En vez de atacar primero, en nombre de la atroz doctrina del "ataque preventivo" -proclamada y aplicada por George Bush hijo, Cheney y Rumsfeld-, Obama le ha dado prioridad al di¨¢logo y a la negociaci¨®n. Si ¨¦stos fracasan, no ser¨¢ por culpa de Estados Unidos, sino, en su caso, de Ir¨¢n, Corea del Norte, Siria, Israel o Palestina.
En su discurso de El Cairo, Barack Obama abri¨® las puertas cerradas del di¨¢logo con el mundo ¨¢rabe. A Palestina e Israel les ha instado a negociar seriamente, cumplir los tratados vigentes y proponer pol¨ªticas de progreso para un nuevo tiempo. Ha aislado a Netanyahu y su pretensi¨®n nuclear contra Ir¨¢n.
Pero a Ir¨¢n le ha ofrecido negociar el tema, al tiempo que critica la pol¨ªtica represiva interna de Ahmadinejad y al ayatol¨¢ Jamenei, ali¨¢ndose de hecho con la sociedad democr¨¢tica emergente de Ir¨¢n, pa¨ªs destinado a ser la gran potencia del Oriente Medio.
A Irak, Obama le ha dado manos libres para organizarse internamente y llegar a un acuerdo nacional entre chi¨ªtas, sun¨ªes y kurdos.
Y en Afganist¨¢n, al momento de escribir este art¨ªculo, se discute la pol¨ªtica a seguir entre dos tendencias: la militar del general McChrystal o la del vicepresidente Biden.
En el centro del debate, el presidente Obama y el secretario de la Defensa, Gates, optar¨¢n por una soluci¨®n. Acaso no la mejor, aunque no hay soluci¨®n mejor cuando el enemigo, el talib¨¢n, es una guerrilla invisible, el Gobierno central un espejismo corrupto, la realidad pol¨ªtica la de un confeti de caciques y el peligro de la creciente presencia del talib¨¢n en el vecino Pakist¨¢n.
La pol¨ªtica europea de Obama, por otro lado, respeta a los Gobiernos en el poder, no le concede privilegios indebidos a los pa¨ªses vecinos de Rusia (Polonia, Chequia), pero le hace saber a Mosc¨² que la Guerra Fr¨ªa termin¨® y que todos los temas est¨¢n sobre el tapete para una nueva pol¨ªtica de convivencia sin debilidades.
El gran problema es China y su poderosa paradoja: la econom¨ªa emergente m¨¢s poderosa y el r¨¦gimen pol¨ªtico m¨¢s autoritario. Sospecho que ante Pek¨ªn s¨®lo una pol¨ªtica es posible: tratar con el actual Gobierno y respetar la inevitable evoluci¨®n de China hacia un r¨¦gimen m¨¢s democr¨¢tico, m¨¢s acorde con la realidad de la econom¨ªa y la sociedad modernas de un pa¨ªs con milenios de historia sobre las espaldas.
Enumero toda una serie de realidades que a¨²n no encuentran soluci¨®n final, ni la encontrar¨¢n, sospecho, jam¨¢s, porque son parte de un mundo en evoluci¨®n constante. Esto es lo que Obama ha entendido. En vez de aplicarle al mundo un cancel de fierro concebido por y para una sola naci¨®n, Estados Unidos de Am¨¦rica, Obama admite la diversidad pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural de los dem¨¢s y ofrece tratar con ella, dialogar y negociar en vez de dictar e invadir.
?No es ¨¦ste un cambio fundamental de las relaciones exteriores? ?Y no merece su iniciador, Barack Obama, un premio por lo ya logrado que es tambi¨¦n un incentivo para lo que a¨²n falta?
Nota. Los enemigos de Obama lo atacaron porque fue a Copenhague y no obtuvo los Juegos Ol¨ªmpicos para Chicago. ?Lo elogiar¨¢n porque, en cambio, ir¨¢ a Oslo a recibir el Premio Nobel?
Carlos Fuentes es escritor.
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