El mecanismo de la literatura

En el pr¨®logo a Nocilla Dream, el escritor Juan Bonilla apuntaba El libro de los pasajes de Walter Benjamin. La menci¨®n era plausible. Le recordaba con raz¨®n la novela de Fern¨¢ndez Mallo la arquitectura de citas del inacabado texto del fil¨®sofo alem¨¢n. En el segundo volumen, Nocilla Experience, Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo repite la operaci¨®n. Heterogeneidad al servicio de un discurso narrativo refractario a la rutina. A la rutina de la forma, a la mon¨®tona cadencia de principio, nudo y desenlace de la novela tradicional. Por ello insiste tanto el autor gallego en la concomitancia y cruce de c¨®digos: la m¨²sica pop, el lenguaje de los c¨®mics, la virtualidad cibern¨¦tica y un cuerpo de conceptos cient¨ªficos. Todo ello no hace sino acrecentar la idea de una novela sin autor (una peque?a concesi¨®n al ideal estructuralista de texto sin alma), pendiente s¨®lo de lo contingente, de lo indeterminado, de lo aleatorio (esa noticia que se lee en un diario o ese fragmento de ensayo o ficci¨®n que se traslada como una inevitable ley de la casualidad a la novela que se est¨¢ escribiendo), probablemente de lo epif¨¢nico, que tambi¨¦n tiene mucho de ello su po¨¦tica. As¨ª urde Fern¨¢ndez Mallo un transgresor concepto de expectativa, un factor que juega un rol esencial: no abrigar ilusiones: un acto ficcional sin principio ni final: sin esperanzas. Una po¨¦tica de la incertidumbre (como extra¨ªdo de la f¨ªsica cu¨¢ntica). Y es ello tambi¨¦n el rizoma, palabra que Fern¨¢ndez Mallo pide prestada a Deleuze para indicar en su literatura (poes¨ªa, novela y ensayo) la sinraz¨®n de toda expectativa en un relato. Un disparo directo al coraz¨®n de la representaci¨®n novel¨ªstica tradicional.

Nocilla Lab insiste a medias en esta l¨ªnea, vanguardista y posmoderna. La idea de rizoma queda bastante matizada. En t¨¦rminos generales, Fern¨¢ndez Mallo quiere que su lector penetre en el engranaje de su idea de la literatura como proceso, como mecanismo. Quiere escribir para el mercado, m¨¢s que para la tradici¨®n: de ah¨ª la multiplicidad (y complicidad) de materiales no necesariamente narrativos que pueblan su trilog¨ªa. Su lector ser¨ªa el lector del futuro, independientemente de que su literatura tenga o no un futuro. Y sin embargo es en este libro donde Fern¨¢ndez Mallo muestra su canon. Parad¨®jico en un autor que parec¨ªa no necesitarlo. Nocilla Lab se divide en tres partes. En la primera expone sus claves literarias, una tradici¨®n, aunque sean sus contempor¨¢neos. Las dos restantes abundan en un argumento en el que alternan el tema del doble y un asunto lo m¨¢s parecido a un desenlace que conviene no develar. Desde el punto de vista de la prosa, echa mano de Thomas Bernhard: sus cl¨¢usulas repetitivas. Invoca y evoca a Enrique Vila-Matas. Cita La m¨²sica del azar, probablemente la novela m¨¢s desoladora de Paul Auster, y sin embargo, teniendo en cuenta que priman en Nocilla Lab las reflexiones en torno a la identidad personal y la idea (cervantina) de la autor¨ªa u orfandad de ella, me parece que su autor casi traslada la misma sensaci¨®n de zozobra existencial y metaf¨ªsica que destila no La m¨²sica del azar sino La trilog¨ªa del Nueva York. Nocilla Lab cierra un ciclo. Pero abre un severo interrogante en el futuro literario de Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo: ?qu¨¦ escribir despu¨¦s? Nocilla Lab no nos da la respuesta. Fern¨¢ndez Mallo no reniega de la emoci¨®n est¨¦tica que abund¨® brillantemente en los dos t¨ªtulos anteriores de su trilog¨ªa. Su apuesta transgresora apunta a revelar un misterio que ¨¦l supo exponer entre el criterio del hombre de ciencia que es y el poeta que no quiere dejar de ser: "No existe espacio si no existe luz. Y sin embargo dentro de cada cuerpo todo es oscuridad, zonas del Universo a las que la luz jam¨¢s tocar¨¢. Asusta pensar que existes porque existe en ti esa muerte, esa noche para siempre" (Nocilla Dream). Nocilla Lab es la constataci¨®n de que Fern¨¢ndez Mallo intuy¨® el peligro de la reiteraci¨®n. Por ello prefiri¨® traicionarse a medias. Insisti¨® esta vez en provocar al lector con ins¨®litas soluciones formales, pero a la vez cedi¨® a la fiesta de la invenci¨®n aunque con materiales ya usados. Su adi¨®s a la ficci¨®n tradicional se incumple. El futuro dictaminar¨¢ con m¨¢s justicia que el cr¨ªtico. Mientras tanto, como dir¨ªa Benjamin, el cr¨ªtico tiene suficiente con juzgar en presencia del autor.