M¨¦xico, no; Brasil, s¨ª
Hace apenas unos a?os M¨¦xico simbolizaba el ¨¦xito de Am¨¦rica Latina, y Brasil, su fracaso. Hoy sucede lo contrario.
Las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas de M¨¦xico en los a?os noventa fueron ejemplares. De repente, el pa¨ªs se liber¨® de un hiper-nacionalismo que le imped¨ªa relacionarse sanamente con el mundo, sobre todo con su problem¨¢tico vecino del norte. Tambi¨¦n se sacudi¨®, sin violencia, un sistema pol¨ªtico dominado durante siete d¨¦cadas por un mismo partido. La firma del Tratado de Libre Comercio con EE UU y Canad¨¢, su entrada a la OCDE -el club de pa¨ªses ricos-, su r¨¢pida recuperaci¨®n del crash financiero de 1994, su posterior estabilidad econ¨®mica, su potencial petrolero, su atractivo tur¨ªstico, su gran tama?o (es la 11? econom¨ªa m¨¢s grande del mundo) y su privilegiada situaci¨®n geogr¨¢fica hicieron de M¨¦xico la promesa de Am¨¦rica Latina. En los foros mundiales, y en los titulares de prensa, el protagonista -y la esperanza- era M¨¦xico, no el otro gigante continental: Brasil. El sarcasmo mil veces repetido era que Brasil es el pa¨ªs del futuro... y lo seguir¨ªa siendo. Para siempre.
En los ¨²ltimos a?os, 20 millones de brasile?os han salido de la pobreza extrema
No m¨¢s. Ahora, Brasil es la esperanza y M¨¦xico, la desaz¨®n. La percepci¨®n es que mientras Brasil despega, M¨¦xico est¨¢ empantanado. El a?o pasado la econom¨ªa brasile?a creci¨® un 5%, mientras que la mexicana lo hizo un 1%. Brasil es, junto con China e India, uno de los pa¨ªses que menos ha sufrido por la crisis econ¨®mica mundial. M¨¦xico, en cambio, es uno de los m¨¢s afectados. En Brasil, el empleo ya ha alcanzado los niveles que exist¨ªan antes de la crisis. Las cifras financieras tambi¨¦n son sorprendentes: este a?o, los bancos brasile?os prestaron el 60% de los cr¨¦ditos otorgados en toda Am¨¦rica Latina. La Bolsa ha aumentado un 144%. Brasil antes mendigaba dinero del FMI; hoy, le presta. El magnetismo financiero de Brasil es tal que el Gobierno, buscando frenar el enorme flujo de capitales que est¨¢ entrando al pa¨ªs, acaba de poner un impuesto a las inversiones extranjeras ("Una sabia medida", editorializ¨® el conservador Financial Times).
Los mexicanos ven estas noticias con nostalgia por los tiempos en que este tipo de noticias se refer¨ªan a ellos. Tambi¨¦n ven con envidia c¨®mo Brasil se est¨¢ convirtiendo en una potencia petrolera mundial, mientras que una combinaci¨®n suicida de restricciones legales, pol¨ªticos irresponsables y sindicatos corruptos impiden que M¨¦xico desarrolle su enorme potencial.
Lo m¨¢s importante es que el progreso de Brasil no es s¨®lo econ¨®mico. En los ¨²ltimos a?os, 20 millones de brasile?os han salido de la pobreza extrema y la distribuci¨®n de los ingresos ha mejorado, aunque contin¨²a situ¨¢ndose entre las peores del mundo. En M¨¦xico tambi¨¦n ha habido progreso social y una importante expansi¨®n de la clase media. Pero este progreso se ha visto limitado por una econom¨ªa que crece poco y, m¨¢s recientemente, por una avalancha de plagas: la narcoviolencia, el virus H1N1 y la ca¨ªda de exportaciones, remesas, inversiones, turismo y petr¨®leo.
Brasil tambi¨¦n ha desplazado a M¨¦xico en influencia internacional: se ha convertido en pa¨ªs indispensable en las negociaciones sobre el medio ambiente, el comercio, las reformas del sistema financiero y hasta la no-proliferaci¨®n nuclear. Es ilustrativo que, en la crisis de Honduras, Brasil est¨¦ teniendo m¨¢s protagonismo que el vecino M¨¦xico.
Todo lo anterior no quiere decir que Brasil haya superado sus inmensos problemas. Padece tragedias sociales tan graves o peores que las de M¨¦xico. Los criminales brasile?os no tienen nada que envidiar a los mexicanos. Adem¨¢s, en las diferencias entre M¨¦xico y Brasil, la suerte, la geograf¨ªa y la geopol¨ªtica tambi¨¦n han desempe?ado papeles importantes. No es culpa del Gobierno mexicano que el virus H1N1 haya atacado al pa¨ªs y devastado el turismo. O que China sea un extraordinario cliente de las materias primas de Brasil y un terrible competidor de los productos fabricados en M¨¦xico.
Pero la realidad es que, por ahora, Brasil est¨¢ dejando atr¨¢s a M¨¦xico. Las explicaciones son muchas. Pero una, y que para m¨ª es la m¨¢s importante, es que el progreso de M¨¦xico ha sido secuestrado por sus carteles. Y no me refiero a los carteles de la droga. Me refiero a empresas privadas, sindicatos, agrupaciones pol¨ªticas, universidades, medios de comunicaci¨®n y gremios profesionales que limitan la competencia dentro de sus respectivos sectores. M¨¦xico est¨¢ lleno de carteles, muchos de los cuales gozan de privilegios y vetos que impiden los cambios sin los cuales el pa¨ªs seguir¨¢ perdiendo oportunidades. Ojal¨¢ que la competencia con Brasil estimule la competencia dentro de M¨¦xico.
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