Se buscan actores. P¨²blico garantizado
Una obra convierte a los vecinos en el espect¨¢culo con un recorrido por Lavapi¨¦s
-What's your name?
-Michela.
El ingl¨¦s, que parece pasado de copas, se tambalea un poco y le responde con un piropo: "You are so beautiful, Michela". El hombre invita a todo el grupo, repartido por la acera en sillas plegables, a unirse a sus amigos para tomar una cerveza en Lavapi¨¦s. No tiene ¨¦xito con su invitaci¨®n. Se da la vuelta y se va, otra vez a trompicones. Los de las sillas se levantan en busca de otra flecha.
La escena, en una esquina de la calle del Amparo, en el barrio de Lavapi¨¦s, es parte de la performance de los bailarines Gustavo Ciriaco y Andrea Sonnberger. El espect¨¢culo se llama Vecinos. Y va de eso, de salir a encontrarse a los vecinos en "una caminada", explica el bailar¨ªn brasile?o en la terraza de la Casa Encendida, donde da algunas instrucciones antes de dejar al p¨²blico campar casi a sus anchas por el barrio. Y advierte: "Cualquiera puede actuar cuando par¨¦is".
La ¨²ltima representaci¨®n es a mediod¨ªa, en la Casa Encendida
El grupo debe seguir unas flechas, y sentarse (sin decir una palabra) cada vez que se topen con la pegatina de unos geranios. "Buscamos formas para conectar al grupo con el barrio, ponerlos en contacto no de una forma tur¨ªstica ni lejana, sino de manera que provoque reacciones espont¨¢neas", explica Ciriaco tras la representaci¨®n.
En Lavapi¨¦s sobran espont¨¢neos. Est¨¢ el chico de la melena, que pregunta por qu¨¦ es el botell¨®n cuando los espectadores se sientan junto a una iglesia. De fondo, suena el serm¨®n: "H¨¢gase tu voluntad...". O el que grita en Mes¨®n de Paredes ofreciendo al grupo litronas, pastillas y "farlopa, que no falte".
Hay risas, muchas risas, entre el p¨²blico que sale de excursi¨®n. Y entre los vecinos que miran y a veces comparten. En una hora, les invitan, les hacen media docena de fotos, se sientan con ellos. "Elegimos Lavapi¨¦s hace un a?o, cuando vinimos para otro espect¨¢culo, porque nos pareci¨® un lugar especial, un barrio de verdad", a?ade el bailar¨ªn. Probaron la obra en Lisboa y la trasladaron a Madrid, donde hoy representan su ¨²ltima funci¨®n a las 12.00. Las invitaciones se reparten en la Casa Encendida.
Cuando acaba el paseo, el grupo se sube a un autob¨²s con las ventanas tapadas. No saben d¨®nde van. Aparecen en un descampado. Ni un vecino a la vista. Y los artistas les invitan a un pic-nic con vino y bocadillos, para comentar la experiencia. "Me he sentido entre amigos despu¨¦s de todo lo que hemos compartido", explica una de las asistentes. Si quisiera podr¨ªa volver. El espect¨¢culo nunca se repite. Depende de cada grupo y de los vecinos que se encuentren.
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