El peque?o gran hombre de Flores
Los ¨²ltimos trabajos revelan que el 'hobbit' evolucion¨® en ?frica hace m¨¢s de dos millones de a?os y utilizaba herramientas
Cinco a?os despu¨¦s de su descubrimiento en la isla de Flores, en Indonesia, los cient¨ªficos siguen reexaminando el f¨®sil humano m¨¢s desconcertante de la historia: LB1, el hombre de Flores, que en realidad era una mujer. Med¨ªa un metro y no ten¨ªa m¨¢s cerebro que un chimpanc¨¦, pero vivi¨® hace s¨®lo 17.000 a?os. Algunos paleont¨®logos no aceptan que represente una especie enana, y han sostenido siempre que LB1 es una mujer moderna con alguna enfermedad rara. Seg¨²n los ¨²ltimos estudios evolutivos, sin embargo, la enfermedad tendr¨ªa que ser tan rara como una m¨¢quina del tiempo.
Los nuevos datos tampoco confirman la interpretaci¨®n inicial de los descubridores del hobbit: que esta especie era un descendiente evolutivo del Homo erectus, el primer hom¨ªnido que sali¨® de ?frica (hace 1,8 millones de a?os). Como el erectus ya ten¨ªa un tama?o similar al nuestro, esta interpretaci¨®n implicaba que el hobbit u homo floresiensis, que es su nombre t¨¦cnico, se ten¨ªa que haber miniaturizado en la isla de Flores. El fen¨®meno es conocido en otros mam¨ªferos.
El pulgar de sus pies era perpendicular a los dem¨¢s dedos y habr¨ªa calzado un 40
Su clav¨ªcula no es de tipo humano, pero la nariz le sit¨²a entre los hom¨ªnidos
Seg¨²n los nuevos resultados, el hobbit no es un homo erectus que se hizo enano, sino que ya sali¨® enano de ?frica, porque proviene de una especie a¨²n m¨¢s antigua que el erectus, de una ¨¦poca en que los hom¨ªnidos a¨²n no hab¨ªamos crecido de tama?o. No es que la nueva idea sea mucho m¨¢s convencional que la anterior. Algunos paleont¨®logos, en realidad, la ven a¨²n m¨¢s chocante. Simplemente, es la que cuadra mejor con todos los datos.
Los principales trabajos son de los equipos de Michael Morwood, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra (Journal of Human Evolution avanzado en la edici¨®n online el 21 de julio de 2009), Dean Falk, de la Universidad Estatal de Florida (anticipado en el mismo medio el 28 de febrero de 2009) y William Jungers, de la Universidad de Nueva York en Stony Brook (Nature, 7 de mayo).
En conjunto suponen el primer an¨¢lisis detallado de toda la morfolog¨ªa del esqueleto -no s¨®lo del cr¨¢neo- y su comparaci¨®n evolutiva con las dem¨¢s especies de hom¨ªnidos.
Si se corrige la longitud de su pie por el tama?o de su f¨¦mur, como suele hacerse, la hobbit de Flores tendr¨ªa que haber calzado m¨¢s de un 80. Aunque no habr¨ªa podido calzar, porque ten¨ªa el pulgar perpendicular a los dem¨¢s dedos. Con todo, el resto del esqueleto muestra que su posici¨®n era erguida. Los datos ya se refieren a los esqueletos de 11 individuos, aunque el ¨²nico cr¨¢neo sigue siendo el de LB1.
Su clav¨ªcula no es de tipo humano, ni siquiera de tipo homo, recta y larga, sino corta y curva al estilo primitivo. Su pelvis se parece m¨¢s a la de un australopiteco que a la nuestra, que fue inventada por el homo erectus hace 1,8 millones de a?os. El hueso trapezoide de su mu?eca no tiene forma de bota, como el humano, sino de pir¨¢mide, un rasgo t¨ªpico de los monos.
La excepci¨®n es la cabeza. No por su capacidad craneal de 420 cent¨ªmetros c¨²bicos, que vuelve a ser la de un australopiteco o un chimpanc¨¦, sino por ciertos detalles de su forma. La nariz delgada y los arcos ciliares prominentes, por ejemplo, parecen propios de nuestro g¨¦nero. Son estos rasgos los que justifican su designaci¨®n de homo floresiensis, es decir, su inclusi¨®n en nuestro g¨¦nero.
La comparaci¨®n de todos estos rasgos, los antiguos y los modernos, entre todas las especies de hom¨ªnidos, no cuadra con que el hombre de Flores sea un descendiente evolutivo del homo erectus. Indica, por el contrario, que es una especie anterior. Una de las primeras del g¨¦nero, de hecho, como el pionero homo habilis, que tambi¨¦n es un mosaico de formas primitivas y modernas (aunque no el mismo mosaico, sino otra combinaci¨®n). En los primeros tiempos del g¨¦nero homo, los mosaicos eran la norma.
Desde hace 4 millones de a?os, han evolucionado en ?frica una veintena de especies de hom¨ªnidos. Las primeras fueron del g¨¦nero australopithecus, como Lucy, que se extingui¨® hace 1,5 millones de a?os sin haber salido de ?frica ni experimentar un aumento cerebral. El g¨¦nero homo surgi¨® hace 2,5 millones de a?os, y por tanto coexisti¨® con los australopitecos durante un mill¨®n de a?os.
Se supon¨ªa hasta ahora que el homo erectus, con un cr¨¢neo cercano a los 1.000 cent¨ªmetros c¨²bicos, fue el primer hom¨ªnido que sali¨® de ?frica, hace 1,8 millones de a?os (est¨¢ bien documentado que poco despu¨¦s se extendi¨® por Asia). Si la nueva interpretaci¨®n es correcta, el hombre de Flores se le habr¨ªa adelantado en cientos de miles de a?os.
En la cueva de Liang Bua, donde se desenterr¨® LB1, aunque no en los mismos estratos, se hallaron herramientas avanzadas que confunden a¨²n m¨¢s el cuadro. Pero la mayor parte de los artefactos de esa cueva -que se remontan a 800.000 a?os atr¨¢s-, y todos los de la vecina excavaci¨®n de Mata Menge, son muy similares a los hallados en Olduvai, Tanzania, que fueron tallados hace un mill¨®n y medio de a?os, quiz¨¢ m¨¢s. Y ¨¦stos se adjudican al primitivo homo h¨¢bilis, no al m¨¢s moderno homo erectus. Esto cuadra con la nueva teor¨ªa. Las herramientas modernas no cuadran con ninguna.
La paleoneur¨®loga Dean Falk, de la Universidad Estatal de Florida, ha comparado el interior del cr¨¢neo del hobbit con el de otros hom¨ªnidos y humanos modernos, incluido un microcef¨¢lico. Los datos mostraron ya en 2005 que las dos formas eran muy distintas. Pero mostraron que hab¨ªa una posibilidad que no hab¨ªan contemplado los descubridores del hobbit.
"Nuestra reconstrucci¨®n del cerebro es tambi¨¦n compatible con que el hobbit y el homo erectus compartieran un ancestro com¨²n de peque?o tama?o", explic¨® Falk entonces. "Si esto fuera cierto, el cerebro del hobbit no habr¨ªa sufrido una miniaturizaci¨®n en ning¨²n momento, sino que el cerebro del homo erectus habr¨ªa experimentado un crecimiento durante la evoluci¨®n de esta especie
[hace dos millones de a?os], al mismo tiempo que su cuerpo. Esta hip¨®tesis implicar¨ªa que los rasgos avanzados que hemos detectado en el cerebro del hobbit empezaron a evolucionar antes de que el cerebro del erectus aumentara de tama?o".
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