La culpa
En el protestantismo la relaci¨®n del creyente con Dios se desarrolla de forma ¨ªntima y personal; por el contrario, en el catolicismo ese contacto se establece siempre a trav¨¦s de un intermediario ineludible, que es el cura. Si el protestante comete un grave pecado, la culpa y el perd¨®n se convertir¨¢n en una neurosis instalada en su nuca como la mordedura de la serpiente hasta la muerte; en cambio un cat¨®lico puede matar, robar, violar y seguir llevando tan campante una vida de cr¨¢pula, porque si en plena agon¨ªa un cura le absuelve, ser¨¢ recibido en reino de los cielos por un coro de ¨¢ngeles como si no hubiera pasado nada. Por eso el cura cat¨®lico es un aut¨¦ntico momio, que hay que tener siempre a mano como una garant¨ªa de salvaci¨®n. Si esta situaci¨®n religiosa particular se traslada a la vida p¨²blica, la actitud frente a la corrupci¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n es distinta seg¨²n se trate de un pa¨ªs cat¨®lico o luterano. El control del presupuesto del Estado es el origen de la democracia, adoptada como un sistema de derechos y al mismo tiempo de una mutua sospecha de la debilidad humana. La democracia es una m¨¢quina de sacar basura a la superficie mediante la libertad de expresi¨®n. No hay que escandalizarse. S¨®lo hay que felicitarse si las bombas de achique funcionan. El luterano es consciente de que el ser humano tiene la mano muy larga y tarde o temprano intentar¨¢ meterla en la caja, de modo que hay que organizar el presupuesto de forma que sea extremadamente dif¨ªcil robar. Cualquier pol¨ªtico en el poder tiene siempre a dos adversarios enfrente vigilando el dinero p¨²blico. Si te pillan, caer¨¢s fulminado, quedar¨¢s aniquilado para siempre y despu¨¦s all¨¢ te las entiendas con Dios. No sucede lo mismo en un pa¨ªs cat¨®lico, donde el ciudadano tiene la ¨ªntima convicci¨®n, nacida de mil a?os de confesionario, de que cualquier tropel¨ªa puede ser perdonada con una m¨ªnima penitencia. Ahora mismo en la cat¨®lica Espa?a campan por la vida p¨²blica, como muertos vivientes, unos pol¨ªticos abrasados por la corrupci¨®n, que esperan ser absueltos por las urnas para volver al gobierno entre aplausos, como el cura cat¨®lico que en plena agon¨ªa confiesa al creyente de cualquier crimen para que pueda entrar en el cielo con un jam¨®n en la mano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.