"O pagas o te quedas vegetal"
Afectados por el da?o cerebral adquirido exigen m¨¢s ayudas
Se sienten solos. Desatendidos y olvidados por las administraciones y la sociedad. Por eso ayer quisieron hacerse o¨ªr, dar a conocer una enfermedad que ha cambiado su vida y la de los que les rodean. Cientos de afectados por el da?o cerebral adquirido formaron en la ma?ana de ayer, vestidos con chubasqueros amarillos, una cadena humana que rode¨® el estadio Santiago Bernab¨¦u. "?Estamos aqu¨ª!", gritaron con las manos unidas mientras un zepel¨ªn les fotografiaba desde el cielo.
All¨ª estaba, por ejemplo, Aurelio de Castro, de 53 a?os, con "la cabeza reseteada". Hace 11 meses, Aurelio sufri¨® un infarto cerebral mientras trabajaba. Es la causa m¨¢s com¨²n de esta enfermedad. "Encima tengo que dar gracias de que me pillara trabajando", explica, no sin dificultades para hablar. Su suerte est¨¢ en que, considerada como accidente laboral, su empresa se est¨¢ haciendo cargo de los gastos de la enfermedad. Una enfermedad que le ha tenido cuatro meses en una silla de ruedas, despu¨¦s de que tuviera que ser operado. El desconocimiento de la gente, cuenta, "hace que te traten como si fueras tonto". "Tengo la movilidad reducida", se queja, "pero mi cabeza funciona tan bien como antes".
No existe un programa p¨²blico de rehabilitaci¨®n especializada
La meta de Aurelio ahora es recuperarse para volver a trabajar. Para ello cuenta con la ayuda del centro Foren, en Tres Cantos, especializado en la rehabilitaci¨®n neurol¨®gica. "Creamos el centro por la necesidad social de atender a la poblaci¨®n afectada por esta enfermedad tan compleja y devastadora", explica Rosario Ort¨ªn, su directora. El da?o cerebral adquirido, que, entre otros problemas, provoca secuelas f¨ªsico-motoras o anomal¨ªas en la percepci¨®n sensorial, afecta a 300.000 personas en Espa?a, seg¨²n el manifiesto que ley¨® ayer Jaime de Marichalar, presidente de honor de la Fundaci¨®n Lescer, organizadora del acto. "Es una pandemia silenciosa", afirm¨® Marichalar, "que se extiende a las personas que conviven con la angustia y el dolor de los afectados".
De esa angustia y ese dolor sabe bien Jacinto Moreno, de 67 a?os. "Toda la vida trabajando para luego no poder echar mano de la Seguridad Social", repet¨ªa enfadado ayer al lado de su mujer, Luc¨ªa, que le escuchaba ausente sentada en una silla. Desde que Luc¨ªa sufri¨® un aneurisma cerebral, el pasado febrero, la vida de la familia "es un calvario, porque los hospitales p¨²blicos no ofrecen nada".
?sta es la mayor reivindicaci¨®n de Lescer: que las administraciones ayuden en la rehabilitaci¨®n de los enfermos. "En la red p¨²blica no existe un programa de rehabilitaci¨®n especializada, ni centros de d¨ªa, ni talleres ocupacionales... nada", explica Cristina L¨®pez, presidenta de la fundaci¨®n. "Se debe crear un protocolo y una gu¨ªa del da?o cerebral, para que se reconozca la enfermedad y se ayude a los afectados".
"O pagas o te quedas como un vegetal", resum¨ªa indignado Jacinto, que ped¨ªa ayudas para los centros y los profesionales especializados en la enfermedad. "Que nos echen una mano".
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