Luz de oto?o

En Tel Aviv el pasado s¨¢bado Zubin Mehta y la Filarm¨®nica de Israel celebraron el aniversario de un matrimonio que dura ya cuarenta a?os. Se hab¨ªan conocido antes, en 1961, cando el director nacido en Bombay ten¨ªa solamente 25 a?os. De ah¨ª viene el flechazo, de 1969 la uni¨®n de por vida. La Filarm¨®nica de Israel visit¨® Madrid por primera vez -con Zubin Mehta, claro- hace 30 a?os. Hicieron una Quinta de Mahler de ensue?o, si la memoria no me traiciona. Asisti¨® entonces al concierto la Reina, como anteayer. La "pareja feliz" de orquesta y director ha inaugurado la temporada de Iberm¨²sica con esas catedrales de la arquitectura sonora que son las cuatro sinfon¨ªas de Brahms, tocadas en dos sesiones en orden cronol¨®gico. No cab¨ªa un alfiler en el Auditorio. Era de esperar. Las sinfon¨ªas de Brahms son, en cierto modo, el coraz¨®n del repertorio rom¨¢ntico. El p¨²blico de estos conciertos siente veneraci¨®n por ellas. Y tambi¨¦n por un director como Zubin Mehta.

La Filarm¨®nica de Israel ya no es, evidentemente, lo que era, ni por secciones, ni globalmente. Mehta, en cualquier caso, saca de ella un gran partido a base de unas versiones serenas, sosegadas, atentas a la estructura m¨¢s que al detalle, a la idea m¨¢s que al estilo. Su acercamiento a Brahms desprende solidez, calma, incluso un punto de languidez por momentos. La naturalidad del enfoque es de tal calibre que lo m¨¢s complicado parece sencillo. La ejecuci¨®n es parsimoniosa, segura, con r¨¢fagas aisladas de brillantez. Mehta es un director comunicativo, incluso extravertido. La identificaci¨®n con la orquesta es asombrosa y ¨¦l se ci?e a sus posibilidades. Las interpretaciones son tan precisas como escasamente imaginativas o arriesgadas. El oficio se impone. Y la madurez del director. El fuego y vitalidad que Mehta sac¨® a relucir en junio en Valencia a prop¨®sito de El anillo del Nibelungo, de Wagner, quedan en esta ocasi¨®n en un segundo plano. Brahms es otra cosa, qu¨¦ duda cabe, y en el m¨¦rito del director est¨¢ la adaptaci¨®n a las circunstancias. Destacaron, por motivos constructivos, los movimientos finales de la Primera y Cuarta y, por motivos l¨ªricos la Tercera en su totalidad. El primer concierto estuvo dedicado a la memoria de Alicia de Larrocha, un gesto digno de aplauso.

El ciclo de orquestas y solistas de Iberm¨²sica ha empezado a lo grande su temporada. Ma?ana visita Madrid la fabulosa Orquesta de la Staatskapelle de Dresde con Herbert Blomstedt. En cuanto a la Filarm¨®nica de Israel y Zubin Mehta se desplazan a Barcelona para interpretar en el Palau la Segunda y Cuarta sinfon¨ªas de Brahms.