Carmela Arias y D¨ªaz de R¨¢bago, un esp¨ªritu inmenso
A principios de este verano tuve el privilegio de ser recibido por do?a Carmela Arias, condesa de Fenosa, en su casa de A Coru?a y de mantener con ella una grata conversaci¨®n. Dentro de su fr¨¢gil cuerpo lat¨ªa un esp¨ªritu inmenso, que hoy impide hacerme a la idea de que do?a Carmela ya no est¨¢ entre nosotros, pues muri¨® ayer, 27 de octubre, en su domicilio, a los 89 a?os.
El sentimiento de tristeza que me embarga dificulta extraordinariamente la redacci¨®n de estas l¨ªneas con la serenidad que ser¨ªa deseable. No obstante, aunque las mismas no tendr¨¢n la perfecci¨®n requerida, intentar¨¦ trazar un perfil -sobre todo en su vertiente humana- de Carmela Arias, omitiendo los relevantes cargos que ocup¨® y el sinn¨²mero de distinciones que le fueron otorgadas.
Primera directora de un banco espa?ol, presidi¨® la Fundaci¨®n Barri¨¦ de la Maza
Carmela Arias y D¨ªaz de R¨¢bago naci¨® en A Coru?a el 20 de febrero de 1920. Estudi¨® bachillerato en el colegio Sagrado Coraz¨®n de Barcelona, ciudad en la que su padre fue secretario de la Junta de Obras del Puerto. Aunque quiso estudiar Arquitectura, una grave enfermedad se lo impidi¨®.
A?os m¨¢s tarde, contrajo matrimonio con Pedro Barri¨¦ de la Maza, que acababa de constituir la fundaci¨®n que lleva su nombre. Durante su matrimonio, ella hizo realidad el viejo dicho de que "al lado de un gran hombre hay una gran mujer": su entrega y colaboraci¨®n en las actividades de su marido fue total. Es m¨¢s, a partir del a?o 1971, tras el fallecimiento de Pedro Barri¨¦, do?a Carmela Arias asume no s¨®lo la presidencia del Banco Pastor -fue la primera mujer que presidi¨® un banco en Espa?a-, sino tambi¨¦n la presidencia de la Fundaci¨®n Barri¨¦ de la Maza, a la que, en vida, don¨® todos sus bienes.
Obviamente, no puedo describir con acierto las cualidades de Carmela Arias, por quien sent¨ªa y siento una profunda admiraci¨®n. Al trazar su perfil se pueden poner de relieve vectores esenciales de su esp¨ªritu: el sentido realista de la existencia, la firmeza de car¨¢cter, la fidelidad constante, el desprendimiento, el cultivo de la humildad, la sagacidad psicol¨®gica.
En el marco del cultivo de la humildad, narrar¨¦ una an¨¦cdota real, acontecida en Madrid hace a?os. Hab¨ªa quedado citado con ella para entregarle unas publicaciones, en la sede de la Fundaci¨®n Barri¨¦; minutos antes de la hora convenida, me llam¨® por tel¨¦fono para advertir de que llegar¨ªa con retraso. Le contest¨¦ que no se preocupase, que dispon¨ªa de todo el tiempo necesario. Pasados tres minutos, me recibi¨® y me pidi¨® disculpas, se?al¨¢ndome que el retraso hab¨ªa sido motivado porque hab¨ªa acompa?ado al m¨¦dico a una colaboradora (la se?ora que prestaba sus servicios en casa). Esta an¨¦cdota pone de relieve el se?or¨ªo espiritual de la que fue presidenta de la Fundaci¨®n Pedro Barri¨¦ de la Maza.
Por lo dem¨¢s, debo subrayar su amor a dicha fundaci¨®n. Dije en alguna ocasi¨®n, y lo reitero ahora, que do?a Carmela (fiel a la promesa hecha a su marido) defendi¨® las obras del mismo como una madre defiende a sus hijos. Al igual que una madre, si es preciso, da la vida por sus hijos, Carmela Arias ha dado su vida por la fundaci¨®n.
Los 15.000 becarios de dicha fundaci¨®n, aunque nos sentimos hu¨¦rfanos, no debemos olvidar dos cosas. Por un lado, que su obra contin¨²a. Y, por otro lado, que hemos contra¨ªdo una perenne deuda de gratitud con do?a Carmela, que s¨®lo Dios le puede pagar, porque nosotros no tenemos medios para saldarla.
Carlos Lema Devesa es catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociaci¨®n de Juristas Gallegos en Madrid (IURISGAMA).
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