Arquitectura sostenible a la andaluza

Una piel a modo de envoltorio de regalo cubre muchas de las torres que hoy se levantan por el mundo. Esa capa act¨²a confiriendo unidad y coherencia a las diversas plantas y usos de los edificios, que pasan a hablar entonces desde la voz ¨²nica de esa siempre sorprendente funda epid¨¦rmica. En sus nuevas torres de oficinas H¨¦rcules, en Los Barrios (C¨¢diz), el arquitecto Rafael de la Hoz participa de esa tendencia contempor¨¢nea de "envolver de regalo" los inmuebles, pero la dota de una l¨®gica estructural y sostenible m¨¢s all¨¢ de las modas.

La celos¨ªa de cemento blanco conforma, junto al n¨²cleo r¨ªgido de cada torre, la estructura del proyecto. Pero adem¨¢s, esa profunda y profusa caligraf¨ªa de hormig¨®n calada es la defensa sostenible del edificio, que evita que el inmueble se caliente con un exceso de sol. S¨ªmbolo en un cruce de culturas, estos rascacielos cil¨ªndricos, unidos por un prisma cristalino que conecta las 20 plantas de las oficinas, son ya el edificio m¨¢s alto de Andaluc¨ªa gracias a esa piel, que sobrepasa la construcci¨®n y encierra un mirador, y a una antena que se eleva hasta alcanzar los 125 metros de altura. En la ret¨ªcula de hormig¨®n, trabajada en cemento blanco con moldes de porexp¨¢n, puede leerse, desmigada, la inscripci¨®n Non plus ultra sacada de las mitol¨®gicas columnas de H¨¦rcules que dan nombre al proyecto. Pero el edificio reta lo que anuncia, pues esa piel, acabada con ¨¢cidos y sin colorantes para prever la exposici¨®n al polvo que traen los vientos del Estrecho habla de supervivencia con solidez, estoicismo y escaso mantenimiento.

Con 125 metros, se han erigido ya en los edificios m¨¢s altos de la regi¨®n

Las fachadas prev¨¦n la exposici¨®n al polvo que traen los vientos del Estrecho

Pasar¨¢ el tiempo y la fachada, barata y sin embargo festiva, hablar¨¢ de t¨² al lugar. Como un vecino exc¨¦ntrico, dejar¨¢ de sorprender y, desde su falta de acabados, se asimilar¨¢ a un entorno duro, seco y polvoriento. La torre est¨¢ as¨ª preparada para el futuro. Y con ventanas que pueden abrirse para obtener ventilaci¨®n natural y una fachada inamovible, las torres consiguen enviar un mensaje inusitado de trabajo en equipo y libertad individual. Algo muy dif¨ªcil de conseguir sin que alguien (la apertura de las ventanas o la unidad de la fachada) tenga que perder.

Rafael de la Hoz lo sabe. Pero esa misma ambici¨®n retrata su manera de trabajar. En silencio y sin demora, este cordob¨¦s afincado en Madrid ha ido firmando muchos de los mayores edificios que se construyen en Espa?a. Su proceso de trabajo, m¨¢s americano que europeo, apuesta por la profesionalidad de un oficio que a veces resulta art¨ªstico pero muchas otras se estrella en una pretendida artisticidad.

A De la Hoz no le gustan las ambig¨¹edades. No quiso ser artista sino arquitecto profesional, esto es: un escrupuloso cumplidor de plazos y presupuestos, respetuoso con los programas y sobrio en su impronta sobre los lugares. Es un tipo de arquitecto al que los clientes pagan no para que sorprenda sino para que evite las sorpresas. Aun as¨ª, a veces hasta ¨¦l mismo puede asombrarse cuando algunos trabajos, como la nueva sede de Telef¨®nica en Madrid o estas mismas Torres de H¨¦rcules, terminan siendo maquinarias casi perfectas que proponen nuevos m¨¦todos constructivos.