Por caridad
Una superestrella mantiene un staff aproximado de unas ocho personas entre managers y asesores. El n¨²mero de empleados que maneja una superestrella no se queda ah¨ª, hay que sumar el estilista, el peluquero, el entrenador personal, las limpiadoras de las diferentes propiedades inmobiliarias y los representantes en otros pa¨ªses. Unas 40 personas. Un nutrido grupo profesional dedicado sin descanso a que el brillo de su estrella no se apague. Para tal fin, al equipo de colaboradores se ha sumado, desde hace unos a?os, una figura que ha adquirido una esencial relevancia: el Philantropy adviser. Consejero filantr¨®pico. Este profesional de la caridad (actualmente entendida como "solidaridad") ayuda a las celebridades a canalizar su deseo incontrolable de salvar el mundo. Uno de los m¨¢s brillantes es Trevor Nielsen. Nielsen asesora a muchos de esos c¨¦lebres personajes que usted y yo vemos visitando zonas de conflicto con cara de padecer m¨¢s que aquellos a los que pretenden consolar. Pero no hay que pensar que un asesor filantr¨®pico vela s¨®lo por el bienestar de los despose¨ªdos. No, no. De la misma forma que las rancias se?oras de la caridad visitaban colegios de hu¨¦rfanos para ganarse el cielo, los viajes solidarios permiten mantener la popularidad del artista en niveles aceptables en momentos de crisis o persiguen modificar la percepci¨®n que de ese artista tiene el p¨²blico, d¨¢ndole un barniz de seriedad. Y ah¨ª los tenemos: en Irak, Sud¨¢n, Colombia, siempre rodeados de una nube de empleados y autoridades, precisando aviones privados y esas mil medidas de seguridad que acarrea el lujo de la caridad internacional. Dicen que su presencia en lugares de conflicto multiplica la atenci¨®n de los acomodados hacia los miserables del mundo. Perm¨ªtanme sospechar que lo que multiplica es la atenci¨®n hacia las propias celebridades.
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