Ni contigo ni sin ti
Las cajas, fundadas sobre una concepci¨®n subsidiaria y caritativa, confesionales a menudo y tambi¨¦n, con frecuencia, vinculadas a las benem¨¦ritas Sociedades de Amigos del Pa¨ªs, son unas entidades que realizaron una labor estimable, pero que siempre arrastraron disidencia, unas veces sin fundamento y, otras, alimentadas por su peculiar naturaleza, no en vano se las ha llegado a calificar de enigm¨¢ticas, de entes morales sui generis. Y as¨ª, rizando el rizo, un prestigioso administrativista, Ram¨®n Mart¨ªn Mateo, lleg¨® a comparar las dificultades de saber lo que son a las de los escol¨¢sticos para precisar el sexo de los ¨¢ngeles.
Tuve la fortuna de estar muy cerca del profesor Enrique Fuentes Quintana cuando hablaba de la gestaci¨®n de su famoso Decreto de Liberalizaci¨®n del Sistema Financiero, promulgado en 1977. A partir de entonces, se equipar¨® por primera vez la operativa de cajas y bancos, extendida geogr¨¢ficamente despu¨¦s de 1988, pero siempre -o as¨ª lo entend¨ªa el entonces vicepresidente del Gobierno- pensando en el mejor servicio a la peque?a y mediana empresa, a los ciudadanos comunes y a sus territorios de implantaci¨®n. Si s¨®lo se buscase el lucro ?qu¨¦ sentido tendr¨ªa entonces que su control viniese atribuido a organizaciones socialmente representativas?
Lo mejor ser¨ªa lograr una caja que preservase la capacidad de decisi¨®n de Galicia
Es en esa perspectiva en la que debemos seguir contemplando el papel de las cajas, con independencia de que en el desarrollo de su negocio hayan caminado con los tiempos, lo que podr¨ªa, sin embargo, pasarles ahora alguna factura. Casi todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que buena parte de las cajas -incluidas las de Galicia- han sido gestionadas con criterios de calidad altamente profesionalizados, y siguen contando con una buena imagen, unida siempre a la idea de banca minorista y de proximidad.
Pero las restricciones de liquidez y la excesiva exposici¨®n a los sectores de la construcci¨®n e inmobiliarios han dibujado un escenario muy distinto al esperado, incluso por aquellos que ten¨ªan la obligaci¨®n de estar ojo avizor y ya no podr¨¢n sobrevivir en buenas condiciones las entidades que no garanticen calidad, liquidez y solvencia. Y ante los pagos que se les avecinan, sin que haya riesgo sist¨¦mico, no van a poder confiarse s¨®lo a las emisiones de preferentes o a las cuotas participativas, pues sus balances est¨¢n deterior¨¢ndose con rapidez y necesitar¨¢n recapitalizarse.
Por otra parte, el nuevo entorno creado por la crisis financiera apela tambi¨¦n al tama?o, que ser¨ªa menos relevante si las cajas hubiesen permanecido menos expuestas al contagio general. Claro que se puede apostar por llevarlas al mundo de los j¨ªbaros, encerr¨¢ndolas en unas relaciones puramente locales, pero as¨ª no servir¨ªan a los fines fundacionales en relaci¨®n a la comunidad aut¨®noma.
El deterioro de los activos, sin incurrir en catastrofismos gratuitos, no es m¨¢s que el reflejo de las bajadas de precios residenciales, de las promotoras en concurso de acreedores, de los terrenos il¨ªquidos que antes eran urbanizables, de la deuda de las familias, del desempleo... No podremos aceptar estas realidades y luego, por alg¨²n poder taumat¨²rgico, reverenciar la prodigiosa salud de las cajas. Los morosos aumentan, la exigencia de provisiones crecientes no cesa, la erosi¨®n del colch¨®n de seguridad no se detiene.
?Fusionar o no fusionar? Quienes tengan los datos que hagan lo que tengan que hacer, pero juntar sanos con enfermos no siempre mejora la salud del doliente y puede llegar a debilitar al fuerte. No digamos ya nada de una suma de pachuchos, reos de extremaunci¨®n, pero, si como apuntan fuentes con conocimiento en la materia, las cajas gallegas no est¨¢n en la UVI, aunque tampoco se encuentran en una campana de vac¨ªo y, por lo tanto, est¨¢n afectadas por la crisis, ser¨ªa oportuno que quien lidere un proceso de fusi¨®n -de cuya necesidad pocos dudan- contemple aquellos instrumentos con los que cuenta e inicie la ruta.
En un clima de prudente discreci¨®n, analizados los datos con las entidades y el Banco de Espa?a, contando con las potenciales ayudas del FROB (Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria), hay que promover una caja ¨²til para el pa¨ªs. Claro que habr¨¢ que cerrar sucursales y prejubilar empleados, pero no estamos en un escenario experimental de prueba y error, los acontecimientos no dan tregua y ni los altos dirigentes ni nadie podr¨¢n, leg¨ªtimamente, oponerse a la construcci¨®n de una entidad con futuro. Desde el punto de vista territorial, lo mejor ser¨ªa lograr una caja que preservase la capacidad de decisi¨®n en Galicia, sin olvidar nunca que antes que nada ha de ser viable.
Si han de buscarse socios fuera, que el acuerdo contenga esa condici¨®n de ser cabeza de le¨®n y no cola de rat¨®n. ?Se puede conseguir ese objetivo? Me da la impresi¨®n de que el problema no siempre est¨¢ bien planteado y el paso del tiempo restringe las opciones. Es decir, y exagerando, una caja, dos cajas o ninguna. Alguien sabr¨¢ que la gente no se quedar¨ªa muy contenta si al final resulta que ninguna.
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