Sobre la investigaci¨®n

Como investigador y como ciudadano comprometido con el progreso, me descorazona comprobar la convicci¨®n con la que mantiene el se?or Rodr¨ªguez Ibarra opiniones sobre la naturaleza de la investigaci¨®n b¨¢sica y su contribuci¨®n al progreso y al bienestar que s¨®lo pueden deberse a la m¨¢s profunda ignorancia sobre el tema (Arrimar el hombro, EL PA?S, 26 de octubre de 2009).

Aun as¨ª, quiz¨¢ le suenen al se?or Rodr¨ªguez Ibarra algunos descubrimientos recientes de la investigaci¨®n b¨¢sica cuya relevancia econ¨®mica, energ¨¦tica o m¨¦dica se desconoc¨ªa cuando se gestaron: la estructura del ADN o el c¨®digo gen¨¦tico, los principios del l¨¢ser, los de la energ¨ªa nuclear. Lo que estos ejemplos, extra¨ªdos de una larga lista a lo largo de los siglos, tienen en com¨²n no es s¨®lo que su motivaci¨®n original fuera la curiosidad pura, la b¨²squeda del conocimiento; ni siquiera que fueran apoyados por fondos p¨²blicos cuando a¨²n no estaban maduros para recibir inversi¨®n privada, sino que sus beneficios en forma de ventaja tecnol¨®gica se materializaron en pocas d¨¦cadas, incluso en tres o cuatro legislaturas.

Es decir: a unos gestores p¨²blicos que, adem¨¢s de ganar muchas elecciones como el se?or Rodr¨ªguez Ibarra, tuvieran visi¨®n y compromiso con el progreso real, les podr¨ªa dar tiempo sobrado de ver los r¨¦ditos. Imag¨ªneselo, se?or Rodr¨ªguez Ibarra. O, mejor, no lo haga y qu¨¦dese callado.

Estamos mejor con un Gobierno que, sean cuales sean sus aciertos o equivocaciones, no cuenta con usted como asesor en innovaci¨®n (?es as¨ª?).