Sin leer ni escribir hasta los seis
La presi¨®n sobre los ni?os m¨¢s peque?os est¨¢ en cuesti¨®n - Los docentes piden flexibilidad en una edad en la que importa m¨¢s lo f¨ªsico, ¨¦tico y social
"Creo que he perdido la primavera", grita Sara, de cinco a?os. Est¨¢ en clase, en el colegio p¨²blico Teresa de Calcuta de San Sebasti¨¢n de los Reyes (Madrid). Mientras revuelve en una caja, tiene frente a s¨ª tres fotograf¨ªas de un mismo paisaje: una tomada en verano, otra en oto?o y otra en invierno. Efectivamente, falta la primavera, as¨ª que Sara no estaba haciendo ninguna met¨¢fora, pero su inocente comentario enmarca perfectamente el n¨²cleo de este art¨ªculo. A saber: se han adelantado demasiado los objetivos y los contenidos escolares para ni?os muy peque?os, con lo que el segundo ciclo de la educaci¨®n infantil se co nvierte en una especie de miniprimaria para unos ni?os que deber¨ªan estar aprendiendo, tal vez, cosas parecidas a las que les ense?an, pero desde luego de otra manera.
Hay una presi¨®n social para adelantar aprendizajes, dicen los especialistas
Lo importante es fomentar las ganas de aprender, asegura un experto
En Finlandia se centran en el desarrollo general hasta los cinco a?os
La ense?anza debe ser l¨²dica y tener en cuenta intereses y desarrollo del ni?o
B¨¢sicamente esto es lo que dice una de las conclusiones de un reciente estudio dirigido por el profesor de la Universidad de Cambridge Robin Alexander, el mayor repaso hecho a la ense?anza primaria brit¨¢nica en 40 a?os. Los expertos aseguran que cuatro y cinco a?os es muy temprano para empezar a recibir una educaci¨®n formal, estructurada en materias, y reclaman una ense?anza que les ayude a construir sus destrezas sociales, su lenguaje y su confianza a trav¨¦s de juegos, o simplemente hablando con los ni?os. Todo ello, en lugar de primar el aprendizaje de la lectoescritura y los n¨²meros, como se ven obligados a hacer muchos docentes, presionados por la necesidad de elevar el nivel educativo, dice el informe.
Es cierto que el sistema espa?ol y el brit¨¢nico son distintos: ellos empiezan la escolarizaci¨®n obligatoria a los cinco a?os, en lugar de a los seis, con una especie de preprimaria, y en Espa?a el segundo ciclo de la educaci¨®n infantil (tres, cuatro y cinco a?os) a¨²n tiene mucho de juego en su metodolog¨ªa. Pero a los expertos no les cuesta nada trasladar las ideas del estudio brit¨¢nico al caso espa?ol, ya que aseguran que tambi¨¦n existe esa presi¨®n por engordar los contenidos en una educaci¨®n infantil muy parecida a la primaria, con una cierta divisi¨®n asimismo por ¨¢reas o materias y alg¨²n que otro cambio de profesor al lo largo del d¨ªa.
Est¨¢n de acuerdo con esta idea la profesora de Sara, Pilar Vara, y su compa?era Marisa Cervig¨®n. Son las docentes del ¨²ltimo curso de infantil del colegio Teresa de Calcuta y entre las dos suman 40 a?os de experiencia docente en esta etapa.
?Qui¨¦n no est¨¢ de acuerdo? Para empezar, parece que quienes hacen las normativas, que introducen cada m¨¢s contenidos (m¨¢s lectoescritura, m¨¢s ingl¨¦s, m¨¢s tecnolog¨ªa). Y para continuar, la sociedad en general, y los padres en particular. "Hay mucha fijaci¨®n con el aprendizaje de la lectoescritura", dice Cervig¨®n. "Quieren que les ense?emos a leer antes de tiempo. Van a querer que empiecen a andar a los seis meses", ironiza Vara, y a?ade despu¨¦s: "?C¨®mo van a aprender a hablar si no hablan, se pasan el d¨ªa rellenando fichas?".
Los expertos se quejan sistem¨¢ticamente de esa presi¨®n social para mejorar el nivel educativo adelantando contenidos, como ya se?alaba el estudio de Cambridge. Pero ese af¨¢n puede llegar a convertirse en algo contraproducente. "Puede socavar la confianza de los ni?os y se corre el riesgo de da?ar a largo plazo su aprendizaje", dice el informe. Y pone el ejemplo de Finlandia, que siempre est¨¢ en los primeros puestos del Informe Pisa de la OCDE, que mide las destrezas lectoras matem¨¢ticas y cient¨ªficas de los chicos de 15 a?os. En el pa¨ªs n¨®rdico, se centran en la educaci¨®n social, f¨ªsica y ¨¦tica hasta los cinco a?os, y a los seis dedican un a?o a la transici¨®n al colegio reglado de toda la vida.
Pero eso requiere un fuerte respaldo social. Y en Espa?a, por el contrario, "hay una presi¨®n terrible y enorme para adelantar la escuela en el sentido de las materias, de leer y escribir, pero adelantar el aprendizaje formal, lejos de reforzar su voluntad de aprendizaje, lo que hace es que se aburran sobremanera", dice la presidenta de la asociaci¨®n de maestros Rosa Sensat, Irene Balaguer. La portavoz de directores de escuelas infantiles de la Comunidad de Madrid, Carmen Ferrera, con m¨¢s de tres d¨¦cadas de experiencia, es todav¨ªa m¨¢s tajante: "Mi opini¨®n es que la lectoescritura no debe empezar antes de los seis a?os. Todos los aprendizajes que se fuercen van a estorbar en el futuro".
Incluso la idea, respaldada por muchas investigaciones, de que la escolarizaci¨®n temprana puede evitar el fracaso escolar se puede ir al garete si se les mete a los ni?os mucha presi¨®n, asegura el catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla Jes¨²s Palacios. Para ni?os de entornos m¨¢s favorecidos socioecon¨®mica y culturalmente no es crucial una escolarizaci¨®n temprana, pero s¨ª para otros de ambientes m¨¢s desfavorecidos, asegura el profesor: "Y es precisamente a estos ni?os a los que m¨¢s les puede perjudicar una escolarizaci¨®n excesiva".
Palacios se queja de que las clases de infantil est¨¢n, en general, muy basadas en las fichas, ¨¦sas de las que hablaba Pilar Vara. Las fichas son el equivalente infantil del libro de texto, explica. Por ejemplo, los ni?os identifican las partes de un ¨¢rbol, las rellenan con distintos colores, reproducen las letras... "Hay una paradoja en infantil: los chavales est¨¢n sentados en grupos, m¨¢s o menos en c¨ªrculos, pero raramente trabajan en grupo, sino que, colocados as¨ª, hacen un trabajo estrictamente individual", a?ade Palacios.
Por supuesto, la cuesti¨®n tiene unas ra¨ªces que vienen de lejos. "Tenemos un problema que el sistema brit¨¢nico no tiene: que la educaci¨®n infantil fue creada como una extensi¨®n hacia abajo de la primaria, aqu¨ª no exist¨ªa el kindergarten, como en Alemania, ni la maternal, como en Francia, sino que simplemente, en un momento dado se empezaba la primaria. As¨ª, el sistema ha ido creciendo de arriba abajo", dice el catedr¨¢tico.
Palacios, como Balaguer, Ferrera, Vara y Cervig¨®n, todos explican que la diversidad de los alumnos, tanto en su desarrollo como en sus intereses, es tan distinta que parece una tonter¨ªa intentar ense?ar a todos a escribir o los n¨²meros. "Hay ni?os que sienten mucha curiosidad y escriben su nombre. O los que descubren que en la calle o en los cuentos hay letras. Estos arrancan de una manera espont¨¢nea. Pero hay ni?os que tienen otros intereses", dice Balaguer
"Hay que ir a cosas mucho m¨¢s l¨²dicas, con una metodolog¨ªa que les ayude a un desarrollo global", contin¨²a Ferrera. Pero eso, ?c¨®mo se hace? La docente pone un ejemplo: arrancar la clase con una asamblea: "Los ni?os en c¨ªrculos empiezan a hablar con el profesor sobre las cosas que les preocupan, que les interesan, sobre lo que han hecho... Si resulta que es un d¨ªa nublado, la maestra tiene que tener la habilidad para proponerles juegos, dramatizaciones, o simplemente hablar sobre el tiempo y las nubes".
"Es verdad que la educaci¨®n infantil tiene que ser m¨¢s flexible, menos regulada que la primaria y la secundaria, no debe existir sobre todo la presi¨®n, que es fruto de una presi¨®n social. Pero tambi¨¦n es verdad que hay escuelas y profesores que ya lo hacen as¨ª", asegura el pedagogo y director de Cuadernos de Pedagog¨ªa, Jaume Carbonell. Probablemente el colegio Teresa de Calcuta es un ejemplo. Al menos, Pilar Vara y Marisa Cervig¨®n insisten en ello. "Nosotras tratamos de ser muy flexibles, por ejemplo, evitamos todo lo que podemos los textos", dice la segunda.
La tarde para ellas ha sido m¨¢s o menos tranquila. Bueno, todo lo tranquila que puede ser alrededor de un mont¨®n de chavales de cinco a?os. A las tres entraron todos en fila -"Vamos, todos, el tren", coloc¨® Pilar-, hasta llegar a la clase, decorada con un mont¨®n de murales, de dibujos, un gran t¨®tem de papel, m¨¢s alto que todos los ni?os, junto a la ventana. El paisaje contin¨²a con una pizarra de toda la vida junto a un reproductor de m¨²sica y un ordenador.
En el otro extremo del ventanal, hay una mesa con un bons¨¢i y unos trozos de patata que, puestos en agua, empiezan a germinar. All¨ª se sentar¨¢n algunos ni?os, lupas en mano, a investigar. Otros, en un grupo de mesas (como explicaba Palacios, hay tres bloques de varias mesas unidas) har¨¢n formas con la plastilina; otros pocos decorar¨¢n con series una espiral dibujada en un papel que luego recortar¨¢n dejando el resultado como una serpentina; "Yo hago sol-coraz¨®n, sol-coraz¨®n", dice una alumna con entusiasmo. "Yo una muy dif¨ªcil: cuadrado, tri¨¢ngulo, c¨ªrculo", a?ade otro, orgulloso. Los ¨²ltimos se dedican a coger una tarjeta con una palabra escrita y a descubrir, dando palmas, cu¨¢ntos sonidos-s¨ªlabas tiene cada una. Durante aproximadamente una hora har¨¢n por turnos todas las actividades.
Aunque alguno parece aburrirse un poco, otros se r¨ªen con entusiasmo, y hay una discusi¨®n, en general parecen pasarlo bien, si bien da la impresi¨®n de que a alguno de ellos se le estuvieran acabando las pilas. "Pasan aqu¨ª muchas horas. Los hay que llegan a las 7.30 a desayunar y se van a las 18.00", dice Pilar. Y, aunque intentan efectivamente hacer las cosas de otra manera, se quejan de esa falta de flexibilidad, por ejemplo, que se tenga que romper la clase por narices para ir a ingl¨¦s.
Hay muchos niveles de flexibilidad, y la normativa y la organizaci¨®n de los centros lo permiten hasta cierto punto, y aunque existen esos profesionales que intentan hacer las cosas de otra manera, se trata de un porcentaje que no es "representativo de la mayor¨ªa y, en cualquier caso, la sociedad no lo aplaude", asegura Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Bravo, experto en did¨¢ctica de las matem¨¢ticas y autor de varios trabajos sobre los contenidos en la educaci¨®n infantil. Fern¨¢ndez insiste en la presi¨®n social que imprimen los padres: "Estamos obsesionados con subir el nivel y nos creemos que eso consiste en adelantar contenidos, pero no lo es. Est¨¢ demostrado, incluso neurol¨®gicamente, que a esa edad lo m¨¢s importante es fomentar el querer aprender".
En educaci¨®n hay muchas pescadillas que se muerden la cola y ¨¦sta podr¨ªa ser una de ellas. Entre informes Pisa que causan estupor y enfado general porque la educaci¨®n espa?ola no da los resultados que a todos les gustar¨ªan, los profesores de primaria se quejan de que los ni?os llegan de la infantil sin saber lo suficiente; los de secundaria se quejan de lo mismo con respecto a la primaria y los de universidad, ¨ªdem de ¨ªdem. Pero, entre quejas entrecruzadas y manoseadas, ?y si resulta que el problema de ra¨ªz es que nos estamos saltando pasos? ?Y si resulta que a Sara se le ha perdido la primavera de verdad?
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