Se acab¨® la coartada
Durante meses, la l¨ªnea de defensa del PP frente a la investigaci¨®n de la corrupci¨®n conocida como la trama G¨¹rtel ha consistido en atacar a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, a los jueces que han entendido del asunto, a la polic¨ªa judicial, al ministro de Interior y a determinados medios de comunicaci¨®n. En opini¨®n de la direcci¨®n del PP, nos encontr¨¢bamos ante una suerte de conspiraci¨®n instrumentada desde el Gobierno para acabar con el principal partido de la oposici¨®n y ¨²nica alternativa real de Gobierno frente al PSOE. En declaraciones p¨²blicas, Mar¨ªa Dolores de Cospedal lleg¨® a afirmar que se hab¨ªan producido escuchas de dirigentes del PP sin autorizaci¨®n judicial, lleg¨¢ndose a amenazar con que el asunto se elevar¨ªa incluso a instancias europeas, a fin de denunciar una conducta gubernamental completamente ajena a los usos que presiden la acci¨®n pol¨ªtica en los pa¨ªses de la Uni¨®n.
Me imagino que despu¨¦s de las noticias que se han convertido en portada de todos los medios de comunicaci¨®n esta semana sobre otros casos de corrupci¨®n que afectan a otras formaciones pol¨ªticas, PSC-PSOE, CDC, Uni¨® Mallorquina, el PAL..., que han sido investigados por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, con la intervenci¨®n de jueces que coinciden con los que investigaron tambi¨¦n la trama G¨¹rtel o el caso Palma Arena en Mallorca, con actuaciones de la polic¨ªa judicial similares a las que se acordaron en estos casos e informaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n similar a la que tambi¨¦n se ha dado sobre ellos, ese discurso acerca de la presunta conspiraci¨®n se retirar¨¢ de la circulaci¨®n.
El discurso de la parcialidad de la fiscal¨ªa y del poder judicial en la persecuci¨®n de la corrupci¨®n se ha venido abajo. El ¨²nico comportamiento disonante ha sido el del juez de Barcelona que acord¨® la libertad de Millet en el caso Palau de la M¨²sica en contra de la petici¨®n del ministerio fiscal, lo que condujo a algo ins¨®lito en la historia judicial espa?ola como fue la rueda de prensa del conjunto de fiscales barceloneses expresando su perplejidad por la decisi¨®n del juez. En todos los dem¨¢s casos que se est¨¢n investigando, la actuaci¨®n de fiscales y jueces est¨¢ siendo similar, sin que pueda atisbarse el m¨¢s m¨ªnimo indicio de parcialidad partidista.
Al menos esto es algo positivo que conviene subrayar. Si en las instancias pol¨ªticas, instituciones auton¨®micas y municipales y en los partidos ha habido negligencia e incluso un punto de complacencia frente al crecimiento de la corrupci¨®n en su interior, que ellos ten¨ªan que haber sido los primeros en detectar e intentar evitar que llegaran a tener la dimensi¨®n que ha alcanzado, no ha ocurrido lo mismo en el interior del poder judicial y en el ministerio fiscal.
La coartada de la parcialidad judicial y del ministerio fiscal se ha acabado y cada palo va a tener que aguantar su vela. La investigaci¨®n judicial seguir¨¢ su curso y llevar¨¢ el tiempo que tenga que llevar, que con seguridad no ser¨¢ breve. Ahora son las direcciones de los partidos pol¨ªticos las que van a tener que dar la cara ante los ciudadanos y retratarse. En primer lugar, reaccionando frente a la corrupci¨®n detectada en sus filas, dej¨¢ndose de monsergas sobre la presunci¨®n de inocencia. Y en segundo lugar, promoviendo los cambios normativos que deban promoverse, a fin de que resulte m¨¢s dif¨ªcil que casos como los que estamos conociendo vuelvan a repetirse. Veremos qui¨¦nes est¨¢n a la altura de lo que las circunstancias exigen o qui¨¦nes intentan escurrir el bulto. Los ciudadanos tenemos la convicci¨®n de que fiscales y jueces est¨¢n haciendo lo que tienen que hacer. La pelota est¨¢ en otro tejado en este momento.
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