Armstrong pas¨® 13 controles durante el Tour
Hace dos semanas, la Agencia Francesa Antidopaje (AFLD) denunci¨® que durante el ¨²ltimo Tour, entre otras cosas, la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) mantuvo un trato de favor hacia el Astana en general y hacia Lance Armstrong en particular en la organizaci¨®n de los controles antidopaje. La UCI ha respondido con un contrainforme en el que no s¨®lo rebate las acusaciones de la agencia con la que organiz¨® a medias los controles, sino que la acusa de negligencia y torpeza.
Recuerda la UCI que, en efecto, trat¨® de forma diferente al Astana, pero en el sentido de que fue el equipo al que m¨¢s controles hizo, 81 en los 21 d¨ªas de carrera, m¨¢s del 10% de los 762 que hizo a todos los equipos. Y de ellos, 13 fueron a Armstrong, a quien ya hab¨ªan controlado 22 veces antes del Tour. Tambi¨¦n recuerda la UCI c¨®mo orden¨® 190 controles fuera de competici¨®n en el mes previo, mientras la AFLD se conform¨® con 13, y cinco de ellos se invalidaron por indicar en las muestras los datos completos de los ciclistas, todos ellos del mismo equipo franc¨¦s.
Explica la UCI que los m¨¦dicos de la AFLD estuvieron de acuerdo en dejar dormir 35 minutos m¨¢s a los corredores del Astana el 11 de julio an Andorra ya que por las dificultades del traslado no se hab¨ªan podido acostar hasta pasada la medianoche. Seg¨²n el informe de la AFLD, que esconde la aquiescencia de su propio m¨¦dico, el retraso podr¨ªa haber permitido a los corredores organizar un sistema para hacer trampas en el control.
Pinchazos en hueso
De los 762 controles -m¨¢s de cuatro por corredor, 34 por d¨ªa, tres laboratorios-, que convierten al Tour en el evento m¨¢s complejo tras los Juegos Ol¨ªmpicos, 185 fueron de orina, 246 de sangre y 331 de pasaporte biol¨®gico.
Los controles de sangre fueron los m¨¢s complicados, subraya la UCI, en algunas ocasiones ya que los m¨¦dicos de la AFLD, uno de ellos un psiquiatra con nula experiencia en el asunto, no eran especialmente h¨¢biles a la hora de encontrar las venas de los corredores, a los que sometieron a repetidos pinchazos en hueso. Todos soportaron estoicamente, sin quejas, el procedimiento. Algunos, incluso, se esforzaban en tranquilizar a los m¨¦dicos, visiblemente nerviosos por su torpeza.
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