Ducha armada
El presidente Hugo Ch¨¢vez ha dado un paso de gigante en su revoluci¨®n bolivariana: ha introducido la vida cotidiana a modo de una barricada m¨¢s en su batalla contra el capitalismo. Es dif¨ªcil seguir todos y cada uno de sus programas de televisi¨®n, porque duran tanto como los no se sabe si a?orados discursos de Fidel Castro, pero los telediarios y los programas de zapping se encargan de destilar la enjundia de entre tanta consigna. En su particular lucha ha hablado de la ducha. Y esto es importante, se mire por donde se mire. Ha dado consejos sobre c¨®mo debe ducharse la gente y en especial los j¨®venes. ?Qu¨¦ es eso de tirarse media hora en la ducha? ?Acaso salimos m¨¢s limpios? No, contesta Ch¨¢vez, es suficiente con abrir el grifo, mojarse, cerrarlo, enjabonarse y volverlo a abrir para el aclarado (del centrifugado no dijo nada). Para eso bastan tres minutos, lo que dura una canci¨®n pop. A lo mejor exagera un poco en cuanto a la duraci¨®n exacta de una ducha pero, en t¨¦rminos generales, tiene raz¨®n. El agua que se utiliza para el aseo es agua potable y no es un bien precisamente abundante en el planeta.
Que se lo pregunten a To?i Vicente, que olvid¨® que los bichos del mar tienen que ducharse
Aunque cuando se pone a llover en Venezuela es como para echarse a temblar, esta revoluci¨®n chavista de la higiene personal puede sonar a chino en Galicia, donde tambi¨¦n llueve y normalmente nos sobra el agua. Tenemos menos campos de golf que Murcia pero eso es culpa de (o gracias a) la orograf¨ªa. Por la misma raz¨®n, una actividad de secano como son las corridas de toros tampoco tiene mucho futuro en nuestro pa¨ªs. ?D¨®nde se pueden criar toros de lidia o poner campos de golf en Galicia? ?En la Terra Ch¨¢? No parece muy sensato. Y tambi¨¦n por culpa del paisaje, la Gran Novela Gallega (si tal cosa existe) no habla de caballeros andantes desfaciendo entuertos montados en jamelgos decr¨¦pitos. Nuestra capacidad de despilfarro contrarrevolucionario, como dice Ch¨¢vez, es tambi¨¦n contraquijotesca. Nuestros molinos de viento son bastante m¨¢s altos que los de La Mancha en el siglo XVII, as¨ª que no hace falta confundirlos con gigantes: son gigantes. As¨ª, en vez de desbrozar nuestros montes a sablazos confundiendo la maleza con unas mesnadas enemigas, les plantamos fuego como si fueran una invasi¨®n alien¨ªgena que s¨®lo puede ser destruida con rayos l¨¢ser: no pod¨ªa ser de otra manera. A estas alturas, los responsables (alguno que sea cre¨ªble, al menos) de los incendios de 2006 estar¨¢n sentados en el banco pero no en el banquillo. Nuestra particular ducha armada es con hidroaviones lanzando agua desde las alturas para apagar las llamas. Como profetizaba Cort¨¢zar ("Todos los fuegos, el fuego") probablemente s¨®lo hubo un incendio con un solo origen, pero tan plural en su estructura como un monstruo de Lovecraft. Por eso la ducha dur¨® semanas para gran desconsuelo bolivariano ante el despilfarro acu¨¢tico. En lo judicial y en lo pol¨ªtico todo qued¨® en agua de borrajas, nunca mejor dicho.
Dios da pan al que no tiene dientes y, en un pa¨ªs de buen comer como ¨¦ste, despilfarramos algo m¨¢s que el agua que nos sobra. A Cidade da Cultura es un gigante tan empachado de despilfarro que duerme el sue?o de los justos hasta que un buen d¨ªa se levante y vuelva a pedir comida, o sea dineros, que de ellos se alimenta. Pretendemos tener durante todo el a?o unas buenas viandas que llevarnos al buche y eso nos puede llevar a la extinci¨®n del percebe o de la vieira. Que se lo pregunten a To?i Vicente quien, en su af¨¢n por contentar est¨®magos, olvid¨® que los bichos del mar tambi¨¦n tienen que ducharse -no se sabe cu¨¢ntos minutos- para estar presentables. Atenerse a vedas es duro y por eso, a veces, se recurre a la pesca indiscriminada o al furtivismo, cuando no a rogar al cielo para que se hunda otro petrolero y as¨ª justificar indemnizaciones como las que se reclaman tambi¨¦n en el caso de los incendios. Petr¨®leo, matorrales, dineros, marisco, agua: tenemos muchas cosas que despilfarrar. Nos sobrar¨ªa tambi¨¦n leche, pero las grandes empresas pagan precios que llevan a los ganaderos a la ruina, que es otra forma de despilfarro. Como dec¨ªa Ch¨¢vez en su discurso sobre la ducha, no es tiempo de jacuzzis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.