Reith
Tal vez conozcan la historia del extra?o personaje que confiri¨® a la BBC su legendaria credibilidad.
John Reith (1889-1971) era hijo de un pastor protestante escoc¨¦s. Carec¨ªa de estudios y de oficio, pero una historia de amor con un chico llamado Charlie Bowser le llev¨® a alistarse en el ej¨¦rcito, a combatir en la I Guerra Mundial y a establecerse en Londres en 1922. Bowser, que estaba con Reith en Glasgow, le anim¨® a responder a un anuncio que solicitaba un gerente para un extra?o proyecto llamado British Broadcasting Company. Reith fue elegido.
En 1926, durante una huelga general, la BBC de Reith evit¨® comentarios y dio la palabra a todas las partes en conflicto, incluyendo a los sindicatos. Churchill, que dirig¨ªa las finanzas gubernamentales, exigi¨® que Reith fuera despedido y se nombrara a alguien menos imparcial y m¨¢s atento a los "intereses nacionales". Pero Churchill y otros miembros del establishment s¨®lo lo consiguieron en 1938, en v¨ªsperas de la II Guerra Mundial. Por entonces, Reith ya hab¨ªa consagrado el lema "educar, informar, entretener", que sigui¨® imperando en la BBC, y hab¨ªa conseguido establecer un modelo de independencia.
Reith ten¨ªa mal car¨¢cter. Y era profundamente nazi. Probablemente Churchill lo sab¨ªa, pero s¨®lo se hizo evidente en 2006, cuando la hija de Reith hizo p¨²blicos los diarios de su padre. A pesar de todo, sigue invoc¨¢ndose a Reith cuando se habla de buen periodismo y buen servicio p¨²blico.
Ni en el Gobierno hay nadie que recuerde a Churchill, ni RTVE es la BBC, ni su presidente, Luis Fern¨¢ndez, se parece a Reith. Pero Fern¨¢ndez ha conseguido algo tan dif¨ªcil como lo de Reith: resistir presiones y ofrecer unos informativos cre¨ªbles, tras muchos a?os de sectarismo feroz.
Ser¨ªa una l¨¢stima que Fern¨¢ndez, ninguneado en las negociaciones sobre el modelo de financiaci¨®n de RTVE, decidiera largarse. Pese a la p¨¦rdida de talento por las prejubilaciones, pese a algunos errores notables, pese a cierto tono de mediocridad (que se corresponde con el tono general del pa¨ªs), temo que, con el tiempo, estos ¨²ltimos tiempos sean recordados como una ¨¦poca dorada del servicio p¨²blico. Si es que en el futuro alguien se acuerda del servicio p¨²blico.
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