La crueldad de la emoci¨®n
Historiadores y conservadores analizan la riqueza del g¨¦nero y su renovado inter¨¦s
La belleza del dolor, la crueldad, el tenebrismo y la intensidad al servicio de la fe es una experiencia est¨¦tica ¨²nica. Eso es lo que reflejan las seis exposiciones que coinciden en Europa y Am¨¦rica sobre el barroco y este arte de los siglos XVII y XVIII. ?Por qu¨¦ este inter¨¦s? ?Qu¨¦ aportan y qu¨¦ descubren estas exposiciones?
"El lenguaje de estos artistas es perfecto. El barroco es propaganda de alt¨ªsima calidad. En el caso de Espa?a, se trata de vender el catolicismo y lo hacen como nadie. Me recuerda las campa?as del fot¨®grafo Oliverio Toscani para Benetton a trav¨¦s de im¨¢genes de v¨ªctimas del sida. El lenguaje del que se sirve la Iglesia cat¨®lica contra los protestantes tiene, sobre todo, una calidad art¨ªstica insuperable", explica Xavier Bray (Londres, 1972), conservador de pintura europea del XVII y XVIII de la National Gallery, que exhibe The sacred made real. Bray asegura que se escogi¨® este tema, y no otro, porque buscaban un aspecto que comunicara directamente con el pueblo.
?En qu¨¦ han pensado para atraer el inter¨¦s del p¨²blico anglosaj¨®n a esta exposici¨®n? "Ofrecemos una llamada al para¨ªso para que Dios baje a Londres una temporada. En un pueblo virgen en emociones como el m¨ªo, la gente se queda atrapada. Lo que tienen delante son cuerpos preciosos, perfectos. Hemos tra¨ªdo la cr¨¨me de la cr¨¨me de la escultura barroca. Y estas piezas maestras sufren ante los ojos del visitante. Sus profundas heridas hacen que la sangre corra a borbotones mientras de sus ojos de cristal caen l¨¢grimas como pu?os. Es una experiencia est¨¦tica ¨²nica porque la luz y la m¨²sica que acompa?an cada instalaci¨®n buscan remover lo m¨¢s ¨ªntimo".
"Aunque la palabra barroco no se incluye en el t¨ªtulo de ninguna de las seis exposiciones y todas son muy diferentes entre s¨ª", advierte el hispanista brit¨¢nico Henry Kamen (Birmania, 1936). "No es una cuesti¨®n del barroco espa?ol, sino de algo m¨¢s complejo, porque cada exposici¨®n es diferente. Tenemos la tendencia de utilizar la palabra barroco demasiado inexactamente, y as¨ª terminamos confundiendo problemas. La exposici¨®n en Los ?ngeles no es sobre el barroco sino sobre la Ilustraci¨®n. En cambio, la exposici¨®n (que por cierto tiene mucho ¨¦xito) en Londres es muy "espa?ola" pero algo menos "barroca", porque su ¨¦nfasis est¨¢ en las esculturas sagradas que revelan el esp¨ªritu casi m¨ªstico del arte religioso castellano en la Pen¨ªnsula. La exposici¨®n de Indian¨¢polis es quiz¨¢ la m¨¢s barroca de todas, porque pretende revelar aspectos de la imaginaci¨®n barroca "en el mundo espa?ol", en particular de Hispanoam¨¦rica. Es interesante observar que ninguna de las exposiciones que he enumerado utiliza la palabra barroco en un lugar destacado en la publicidad. Se debe a que es un concepto dif¨ªcil, sobre el que incluso los expertos no est¨¢n de acuerdo. Sobre todo, debemos recordar que barroco se refiere a un extrovertido estilo europeo de decoraci¨®n art¨ªstica, y que es internacional en lugar de nacional, y lo que puede ser barroco en Espa?a es a menudo importado, no es nativo".
En cambio, el historiador y acad¨¦mico Manuel Fern¨¢ndez ?lvarez (Madrid, 1921), autor de abundante obra sobre este periodo, considera que siempre se ha mantenido que el barroco es el arte europeo por excelencia, el arte de la contrarreforma, y su esencia es genuinamente espa?ola. "El XVII es un siglo en el que Espa?a es un desastre pol¨ªtico y econ¨®mico, pero, en compensaci¨®n, todas las artes alcanzan la cumbre".
Y el inter¨¦s que despierta ahora, afirma Fern¨¢ndez ?lvarez, es porque es una forma de entender el arte en el que se dan todos los contrastes. "La tensi¨®n lo envuelve todo. Ocurre lo mismo con el Quijote. Se expresan sentimientos que parecen estar fuera de la vida. La gente quiere salir de la rutina y le fascina este mundo de emociones perfectas. Esa cruel devoci¨®n por el imaginario del mundo cat¨®lico, que a¨²n podemos ver en Castilla o Andaluc¨ªa con la misma intensidad, es insuperable emocionalmente".
Esa belleza y esa inquietud no s¨®lo envuelven obras de corte religioso. Ejemplo de ello es, seg¨²n Fern¨¢ndez ?lvarez, La mujer barbuda, pintada en 1631 por Jos¨¦ de Ribera, como el culto de la belleza ante el horror. "?Qui¨¦n no se ha inquietado la primera vez que ha contemplado esa obra, y qui¨¦n puede negarle la insuperable belleza de una composici¨®n en la que las sombras tenebristas resaltan la luz de ese monstruo?".
La clave de este renovado inter¨¦s se debe, asegura Kamen, a la pura riqueza art¨ªstica de este periodo. "El arte hispano ha sido estudiado muy poco y, en consecuencia, siempre hay sorpresas por descubrir. Afortunadamente, benefactores extranjeros han estado siempre ansiosos de promover el inter¨¦s, desde Louis-Philippe, rey de Francia, con su famosa Galer¨ªa Espa?ola en el siglo XIX, hasta Archer Huntington, de Estados Unidos, en el siglo XX".
Los investigadores tienen una gran tarea respecto a este periodo, sentencia Kamen: "Queda mucho por hacer, porque el estudio del arte espa?ol, como el estudio de la historia de Espa?a, est¨¢ todav¨ªa en su infancia. Por ejemplo, poco se escribi¨® de la importancia de Vel¨¢zquez hasta la labor de Jonathan Brown hace unos a?os, y se puede imaginar que todav¨ªa debe haber mucho que investigar. El arte espa?ol necesita a muchos Jonathan Brown. Espa?a fue una entidad totalmente desconocida en el arte hasta aproximadamente mediados del siglo XIX; en Inglaterra y Francia casi nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de Vel¨¢zquez o de El Greco. As¨ª que queda mucho por hacer. Sobre todo, los historiadores del arte necesitan aprender idiomas extranjeros. Recuerdo un famoso especialista de arte extranjero expresando su horror porque el director de arte flamenco de una galer¨ªa de arte importante en Madrid no pod¨ªa leer o hablar holand¨¦s. Tambi¨¦n creo que es hora de dejar de estudiar el arte como si fuera un fen¨®meno nacional. Todo arte, incluyendo el barroco, es internacional y debe ser estudiado en su contexto internacional".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.