Palabras en constelaci¨®n
Al analizar minuciosamente el funcionamiento de la palabra "guapo" y las que le rodean, Ferlosio nos gu¨ªa en un viaje fascinante por un rinc¨®n de la lengua y su movediza historia
Este libro parte del asombro ante la existencia de palabras tan pr¨®ximas como "guapo", "lindo", "bonito"... Prueba de su similaridad es que no se pueda decir "el ni?o es guapo y lindo". Ferlosio las llama, con una analog¨ªa qu¨ªmica, "is¨®topos", o sea "del mismo lugar", y si le seducen es por sus relaciones "conceptualmente brumosas donde la mente no se ve asistida por la visi¨®n de netos l¨ªmites sem¨¢nticos, ni deslumbrada por su claridad".
Para explorarlas, el autor analiza otras esquinas de la lengua. El superlativo "buen¨ªsimo" no puede construirse con "muy", pero "excelente" (que no acaba en "-¨ªsimo"), tampoco. Pues bien: a la serie que nos interesa se une uno de estos "superlativos funcionales": "precioso". Su sentido original, "digno de ser preciado", se ha deslizado tambi¨¦n hacia la zona donde reina "guapo", como prueba la ambig¨¹edad de "un libro precioso" (que es valioso o bonito).
"Guapo" y sus is¨®topos
Rafael S¨¢nchez Ferlosio
Destino. Barcelona, 2009
128 p¨¢ginas. 19,50 euros
Pero ?cu¨¢l es la relaci¨®n entre "guapo", "bonito", "mono", "lindo"...? No es de oposici¨®n, ni de sinonimia, ni de gradualidad, sino que son "matices de una misma dimensi¨®n". ?Quiz¨¢ como ocurre con "rojo" y "amarillo"? Un salto sin red nos llevar¨¢ al campo de los colores. Pero "no es rojo, es violeta" constituir¨ªa una correcci¨®n, mientras que "no es guapo, es mono" es una mera precisi¨®n. En conclusi¨®n, la serie de los colores no es similar a la que nos ocupa.
La evoluci¨®n en el tiempo introduce una nueva dimensi¨®n. "Guapo" proviene del lat¨ªn "vappa", "vino ins¨ªpido", "brib¨®n". Aparece en uso en el siglo diecisiete, probablemente desde el franc¨¦s, en el sentido de "chulo", "rufi¨¢n", que luego pasa a "valiente", y por fin al sentido actual.
Le interesa a Ferlosio saber el lugar de nacimiento de esta acepci¨®n, y lo encuentra en las alabanzas dirigidas al oyente, que suelen constituir series: "?Bonito!, ?guapo!, ?precioso!". No tienen la misi¨®n de sumar significados (como cuando se dice "el caballo es rojo, alto y veloz"), sino la de "remachar sucesivamente una ¨²nica intenci¨®n expresiva, de ser, en una palabra, martillazos sucesivos sobre el mismo clavo".
?C¨®mo pas¨® "guapo", palabra rufianesca, a los labios amorosos de una madre? Saltamos as¨ª a explorar otro rinc¨®n de la lengua, el del arrebato: "La pasi¨®n necesita siempre de palabras que franqueen alg¨²n l¨ªmite, para colmar sus ganas expresivas", y al fin y al cabo, como dec¨ªa Sancho Panza, "no es deshonra llamar hijo de puta a nadie si cae bajo el entendimiento de alaballe".
Y por fin se analizan las diferencias sem¨¢nticas en el seno de la isotop¨ªa: "guapo", "bonito", "lindo"..., ?se aplican a hombres, a mujeres, a ni?os?; ?al cuerpo, a sus partes; al rostro? Especialmente curioso es el caso de "mono", nacido quiz¨¢ como apelativo del ni?o que ya gesticula, pero no habla, y se asimila al animal (como se ve por otra lindeza que se le dedica: "macaco"). Aplicado a cosas, rebaja sus valores: un "cuadro mono" es s¨®lo decorativo. Al compararlo con "guapo" resalta un hecho: "mono" parece aplicarse a los rasgos faciales poco marcados. As¨ª, "la Princesa de Asturias, que era sin duda una mujer muy guapa, ha preferido trocarse en una chica mona"...
Ni qu¨¦ decir tiene, siendo una obra de Rafael S¨¢nchez Ferlosio, que "Guapo" y sus is¨®topos est¨¢ admirablemente escrita, con su caracter¨ªstica prosa frecuentemente ramificada en largos periodos. Pero su argumentaci¨®n (que, como es obvio, ha perdido gran parte de su sutileza en este resumen) se controla f¨¦rreamente, y al lector se le lleva de la mano desde la hip¨®tesis de inicio hasta el QED, "como quer¨ªamos demostrar", final.
En suma: un libro precioso.
Ferlosio y la lengua
El autor de El Jarama siempre tuvo un vivo inter¨¦s por la lengua; de hecho, su novela m¨¢s famosa surgi¨® de sus notas sobre formas populares de habla. Al acabar de escribirla en 1955, Ferlosio se "retir¨® de la circulaci¨®n" para dedicarse a "altos (o bajos) estudios gramaticales" durante 15 a?os. Estudios solitarios, que se vieron enriquecidos en una ¨¦poca por una tertulia con un grupo de amigos profesionales de la lengua (Carlos Piera, el malogrado V¨ªctor S¨¢nchez de Zavala...). Esta reuni¨®n recibi¨® el t¨ªtulo, algo rimbombante, de C¨ªrculo Ling¨¹¨ªstico de Madrid. De la numerosa escritura surgida de estos a?os de estudio, la pieza m¨¢s acabada fue "Guapo" y sus is¨®topos, empezada en 1970 y revisada y publicada ahora.
?Desde d¨®nde escribe Ferlosio cuando habla de lengua? Desde luego, no se declara un experto (no tiene reparos en observar en un momento: "Quise cumplimentar la referencia en la Biblioteca del Ateneo, pero no encontr¨¦ nada; no tengo impulsos de investigador, y me desanim¨¦"). Pero se ve con las fuerzas intelectuales para aprehender algunas de sus sutiles realidades, a trav¨¦s de la lectura y la observaci¨®n, y contarlas maravillosamente a quien quiera escucharlas.
Como el sabio del grabado antiguo, que atraviesa la b¨®veda celeste para asomarse a la maquinaria que la mueve, en esta obra palpita la emoci¨®n de quien se adentra en lo que "nadie ha visto nunca con ojos mortales, ni creo que llegue a ver jam¨¢s, esa gran p¨¢gina arb¨®rea, pluridimensional y pluriarticulada que llamamos 'el acervo".
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