El juez procesa a dos guardias civiles por narcotr¨¢fico
Facilitaban informaci¨®n para que la droga entrara por el puerto de Valencia
Era conocidos como La Mary y Albert el Grande. En poco tiempo sus bienes se multiplicaron y la ostentaci¨®n de los mismos les delat¨®. El cabo primero Carlos Augusto Palomino Miralles y el guardia Rafael Segura han sido procesados por el juez por su esencial participaci¨®n en una red de narcotr¨¢fico que pudo introducir a trav¨¦s del puerto de Valencia m¨¢s de 600 kilos de coca¨ªna procedente de Suram¨¦rica. El auto de procesamiento incluye al resto de integrantes de la banda, entre ellos, el polic¨ªa local de Pedralba Luis Aquilino Lizandra Galindo, cuya "misi¨®n", seg¨²n el juez, era "sacar la droga del puerto". Adem¨¢s, se procesa al cabecilla de la red, Fernando Moreno Sorn¨ª, a su mano derecha, un conocido delincuente, Rub¨¦n Gay, y a otras 14 personas con distintas responsabilidades en la organizaci¨®n.
El auto es claro respecto a los dos guardias civiles, que estaban adscritos al puesto de Tavernes Blanques: "Advertir a la organizaci¨®n de las actividades policiales mediante el acceso a las bases de car¨¢cter secreto, asegurando la impunidad, revelando informaci¨®n privilegiada de las actividades policiales o judiciales y asesorar para la mejor culminaci¨®n de sus fines il¨ªcitos".
La desarticulaci¨®n de esta organizaci¨®n tiene su origen en una operaci¨®n previa que puso sobre la pista. La investigaci¨®n se centra en distintos individuos colombianos que, a trav¨¦s de una organizaci¨®n afincada en Valencia, contactan con dos guardias civiles "que llevaban un nivel de vida superior a sus posibilidades, incluso, hac¨ªan ostentaci¨®n de ello". Compra de varios coches de alta gama, incluidos los regalados a sus respectivas parejas, son datos iniciales suficientemente llamativos. No hab¨ªa pr¨¦stamos, no hab¨ªa letras. No coincid¨ªa el poder adquisitivo con los ingresos realmente declarados. Los dos guardias civiles, el polic¨ªa local de Pedralba Fernando Moreno y Rub¨¦n Gay son el n¨²cleo de una organizaci¨®n para la que, junto a los dem¨¢s, el juez solicita seis millones de euros de fianza, y de no hacerlo se proceder¨¢ a embargar sus bienes, para hacer frente a las responsabilidades que se deriven de los supuestos delitos que cree el juez han cometido: tr¨¢fico de drogas, tenencia il¨ªcita de armas, revelaci¨®n de secretos y cohecho.
Pendiente un caso de torturas
El cabo Carlos Augusto Palomo tiene pendiente otra causa, en la que colabor¨® otro agente de Tavernes Blanques: las torturas a las que el 26 de enero de 2008 someti¨® a Ra¨²l D., un inmigrante cubano en situaci¨®n ilegal en Espa?a que sobreviv¨ªa del peque?o delito. Le detuvieron y golpearon. Y la investigaci¨®n por la supuesta implicaci¨®n de Palomo, La Mary, en la organizaci¨®n de tr¨¢fico de drogas desvel¨® la agresi¨®n. Est¨¢ en manos del Juzgado de Primera Instancia e Instrucci¨®n n¨²mero dos de Moncada.
El vigilante de seguridad de un centro comercial de Alboraia retuvo a Ra¨²l D. por el supuesto hurto de la cartera a un cliente y llam¨® a la Guardia Civil. Poco despu¨¦s, lleg¨® una dotaci¨®n en un coche sin distintivos. Los agentes metieron al detenido en el asiento trasero. Junto a ¨¦l, se situ¨® el guardia, conduc¨ªa el cabo y el vigilante viajaba en el asiento de copiloto. Una grabaci¨®n de audio recogi¨® lo ocurrido. El cabo Palomo dijo a la v¨ªctima cosas como: "?D¨®nde pollas est¨¢ la cartera? Me vas a decir d¨®nde est¨¢, te cojo de la patilla"; "Te he pegado yo y m¨¢s que te voy a dar"; "Cuando lleguemos [refiri¨¦ndose al cuartel], te vas a acordar. Ag¨¢chate". Y el guardia que le acompa?aba: "Te voy a dar una paliza que vas a mear sangre". Al cubano se le escucha llorar, pedir clemencia, quejarse, gritar. La causa, a¨²n no ha concluido.
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