El pacto que no fue, ni ser¨¢
Pactar, en su conjugaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s noble, es un verbo que, en la Espa?a democr¨¢tica, naci¨® y, probablemente, muri¨® con Adolfo Su¨¢rez. Se ha banalizado su ejemplo de sensatez y de patriotismo y, por ello, no es casual que Javier Gom¨¢ haya sentido la necesidad de escribir un magn¨ªfico trabajo sobre la ejemplaridad como principio organizador de la democracia.
Hace un lustro algunos economistas fuimos requeridos por un grupo parlamentario nacional para presentar iniciativas sobre las que bascular un pacto de legislatura con el Gobierno en materia econ¨®mica. Mi contribuci¨®n fue un informe titulado Productividad, empleo y bienestar social. Setenta y siete p¨¢ginas justificando la necesidad de cambiar, conjuntamente, la estrategia econ¨®mica de Espa?a proponiendo un pacto de Estado, en un momento de m¨¢ximo crecimiento. Desconozco si economistas de otros grupos intentaron alguna iniciativa equivalente, pero, si fue as¨ª, tampoco debieron ser entendidos. La crisis es una buena excusa para agravar el autismo pol¨ªtico de algunos. Pero como la justificaci¨®n del pacto que propuse en mi informe se mantiene, me permito resumir, siquiera, alguno de sus postulados filos¨®ficos, esta vez, sin requerimiento de parte.
La productividad ha tenido, normalmente, una evoluci¨®n antic¨ªclica en Espa?a. En fases de auge econ¨®mico ha decrecido y, contrariamente, el declive la ha fortalecido. Esta aparente paradoja tiene su fundamento primario, aunque no exclusivo, en una intensiva utilizaci¨®n de la mano de obra como factor de producci¨®n en la fase alcista y, paralelamente, en la discreta gesti¨®n de la productividad de los factores en cualquier momento del ciclo. El corolario de todo ello se resume en que nuestro PIB, en paridad de poder adquisitivo por persona empleada, oscila alrededor de cuatro puntos inferior a la media de la UE-15, pero diecis¨¦is respecto a la productividad por hora trabajada. Espa?a necesita, pues, una estrategia para alcanzar mayores cuotas de productividad.
El que la construcci¨®n y el turismo supongan una contribuci¨®n notable a la creaci¨®n o destrucci¨®n de empleo, seg¨²n la fase del ciclo en la que nos encontremos, y que sus productos deban ser consumidos in situ implica, en principio, menor movilidad competitiva. Al ser bienes y servicios no comerciables, discretamente sometidos a la competencia internacional, originan mayor inflaci¨®n que los bienes comerciales, que s¨ª lo est¨¢n. Esta circunstancia, junto a sus bajas tasas de productividad, ser¨ªa causa de una no deseable inflaci¨®n dual que perjudicar¨ªa a los costes y los m¨¢rgenes de los bienes comerciables.
Necesitamos, por tanto, un cuadro de medidas legislativas, presupuestarias y administrativas de ¨¢mbito nacional que, dirigidas a incrementar nuestra productividad, sean concebidas y desarrolladas durante el resto de la legislatura, hasta 2012, lo que aconseja su compendio en la primavera pr¨®xima y su aprobaci¨®n en el verano.
La Comisi¨®n de Econom¨ªa y Hacienda del Congreso de los Diputados deber¨ªa constituir una subcomisi¨®n de productividad, empleo y bienestar. Dado que nos encontramos en pleno filibusterismo presupuestario, durante tres meses, de mediados de enero de 2010 a mediados de abril, un comit¨¦ de expertos de or¨ªgenes profesionales y geogr¨¢ficos diversos, presididos por una personalidad de reconocido prestigio, deber¨ªan aportar, desde su independencia, propuestas suficientes como para que los comisionados recibiesen un informe de recomendaciones dirigidas al Ejecutivo y encaminadas hacia el logro de mayores cuotas de productividad. Este informe deber¨ªa estar finalizado a mediados de mayo y la subcomisi¨®n lo debatir¨ªa en junio y, tras su aprobaci¨®n, lo trasladar¨ªa al Gobierno para su consideraci¨®n y, en su caso, ejecuci¨®n.
Aportar medidas encaminadas a mejorar nuestra productividad ser¨¢ responsabilidad t¨¦cnica del comit¨¦ de expertos, legislativa por parte de las Cortes y pol¨ªtica desde del Gobierno y oposici¨®n. La agenda es extensa, pero inexcusable; desde la innovaci¨®n en sentido amplio, hasta los cambios organizativos de las empresas, pasando por la flexibilizaci¨®n del mercado laboral y la negociaci¨®n colectiva, la eficiencia del sector p¨²blico, la liberalizaci¨®n de sectores econ¨®micos, la formaci¨®n permanente de los recursos humanos, la racionalizaci¨®n de la jornada de trabajo y la tasa de actividad, etc. A¨²n as¨ª, el mayor reto estriba en que los autistas pacten entre s¨ª en beneficio de la sociedad.
Jos¨¦ Emilio Cervera es economista. (jecervera@jecervera.com)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.